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Kiss: fuego, sangre y hedonismo en la última noche del Resurrection Fest

Kiss: fuego, sangre y hedonismo en la última noche del Resurrection Fest

EFE

Viveiro (Lugo) —

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La mítica banda estadounidense Kiss ha clausurado hoy el escenario principal del Resurrection Fest con un concierto en el que los himnos de los 70 han ido de la mano de las performances que acompañan siempre al grupo y que han dado pie a un espectáculo de electricidad, fuego, sudor y hasta sangre.

Precedidos del clásico “Rock and roll”, de Led Zeppelin, los neoyorquinos salían al escenario poco después de las once de la noche para interpretar “Deuce”, del disco “Kiss” (1974), una de sus canciones más añejas y provocativas, encargada en esta ocasión de abrir el show.

El siguiente corte sería “Shout it out loud”, cuyo contagioso estribillo haría que miles de gargantas se desgañitasen intentando seguir los pasos de unos encendidos Paul Stanley y Gene Simmons, vestidos para la ocasión como de costumbre, con sus características pinturas de guerra y en unos delirantes estilismos.

A continuación ha llegado “War machine”, introducida por Stanley con un esforzado discurso en castellano en el que ha recordado la reciente inclusión del grupo en el “Hall of fame” del rock and roll.

Si algo ha caracterizado a Kiss con el paso de los años ha sido su exuberante puesta en escena y la que han desplegado hoy no se ha quedado atrás, ya que enseguida han iniciado sus rituales, como durante la interpretación de “Firehouse”, en la que Simmons ha jugado con una antorcha encendida como si de un faquir indio se tratase.

En el tramo medio del concierto, el despliegue instrumental ha sido una constante, ya que cada uno de los miembros de la banda ha tenido su momento de lucimiento personal, en una concatenación de solos de guitarra, bajo o batería que servían como interludios para los temas de su repertorio.

El propio Gene Simmons ha demostrado, después de que sonase “Lick it up”, su pericia a las cuatro cuerdas con un solo en el que, además de, para lo musical, también ha habido espacio para lo fotogénico, ya que el artista ha efectuado el tradicional número de escupir un líquido rojo similar a la sangre ofreciendo una imagen propia del cine gore poco antes de elevarse gracias a unos ganchos hasta una plataforma en el techo del escenario.

La atronadora “God of thunder”, del “Destroyer” (1976), ha zanjado este escabroso momento para encaminar el concierto hacia su recta final, en la que han sonado, entre otras, la afamada “I was made for lovin' you”, “Love gun” -viaje en tirolina para Stanley incluido- o “Black diamond”, coreadas en masa por las más de 20.000 personas del público.

Para el bis quedarían temas como “Detroit rock city” o la eterna “Rock and roll all nite”, un alegato a la fiesta y a la diversión que ha terminado con un concierto repleto de fuegos de artificio pero igualmente contundente y efectivo.

Pese a ello, el cierre definitivo del Resurrection Fest no llegaría hasta bastante después, ya que los escoceses Alestorm recogerían el testigo para hacer bailar a todos aquellos dispuestos a pasar por su entretenida y poco convencional propuesta de metal pirata.

En un tono más serio transcurrirían, ya entrada la madrugada, las actuaciones en el Ritual Stage de los californianos Exodus y su acelerado trash metal o del sludge de los veteranos Eyehategod desde el Desert Stage.

Hybrid Park, tributo de los referentes del nu metal Linkin Park, pondrían el punto final al festival en la carpa del Chaos Stage a unas horas ya solo aptas para valientes y en las que, pese al desenfreno, se apreciaba la nostalgia por el fin de una edición más del Resurrection Fest.

La última jornada ha traído al recinto de Celeiro una selecta amalgama de sonidos metaleros y rockeros, entre las que ha destacado especialmente la actuación de Frank Carter & The Rattlesnakes, que han devorado el escenario con la apabullante personalidad de su líder y brindado momentos para la posteridad.

Otro de los atractivos de la tarde han sido los miembros de Prophets of Rage, resultado de la fusión del rap metal de Rage Against the Machine y el hip hop de vieja escuela de Public Enemy, que han desatado un vendaval enérgico y reivindicativo con sus canciones.

Las afiladas rimas de Chuck D, acompañadas por la chirriante guitarra de Tom Morello, han repasado los mejores trabajos de ambos grupos, como la canónica “Fight the power”, uno de los temas que han marcado la historia del sonido urbano; o la contundente “Sleep now in the fire”, hasta causar un caos absoluto con la imprescindible “Killing in the name” -en la que ha colaborado Frank Carter- que ha liberado un nivel de violencia inusitado entre todos los asistentes.

Con los conciertos del sábado concluye la decimotercera edición del Resurrection Fest, por la que han pasado más de cien bandas y más de sesenta mil espectadores en tres jornadas marcadas por la adrenalina despertada a base de rock duro y metal en la que ya es una cita consolidada del calendario festivalero internacional.

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