Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
El concejal y la funcionaria de Chamberí que negaron licencia de obras a la pareja de Ayuso acabaron fuera de sus puestos
El PP de Feijóo cierra filas con Isabel Díaz Ayuso
OPINIÓN | '¡No disparen al periodista!', por Raquel Ejerique
ENTREVISTA Ninja Thyberg, directora de cine

Un 'ascenso' a los infiernos del porno: “La gente de la industria fue muy generosa”

Sofia Kappel en 'Pleasure'

Mónica Zas Marcos

16

Cuando la sueca Ninja Thyberg era una ferviente activista antiporno, nunca imaginó que 20 años más tarde acabaría compadreándose con actrices y magnates de la industria. Tampoco que se estrenaría rodando una película descarnada sobre la pornografía actual: Pleasure, que llega a los cines este viernes.

Bela, una joven de 19 años, viaja desde lo más nórdico de Europa para convertirse en la nueva estrella del porno americano. Subsiste con la paga que le dan sus padres pensando que ha cruzado el charco para hacer prácticas en Los Angeles, pero no las que ellos tienen en mente. Ya con un manager y un cuchitril compartido con otras tres aspirantes a actriz, la joven entenderá que el ascenso en su nueva profesión conlleva sumergirse poco a poco en el infierno.

La pornografía entronca con debates muy añejos y muy actuales al mismo tiempo a los que el feminismo aún no ha dado respuesta. Con años de estudios de género a sus espaldas y la lectura de sesudos tomos sobre el patriarcado, Thyberg llegó a Los Angeles en 2014 con la idea de hacer entrar en razón a estas chicas. “Me di cuenta de que ellas sabían mucho más que yo: no son tontas, no están engañadas ni desconocen el rol de dominación de los hombres en la industria”, rememora la directora en una terraza de Madrid. 

Fueron años de entrevistas y trabajo sobre el terreno en los que conoció a fondo la industria que quería llevar a la pantalla. Fue casi un ejercicio periodístico. Visitó todo tipo de rodajes, desde los más hardcore hasta los más vainilla; descubrió un amplio abanico de prácticas sexuales; asistió a las dinámicas detrás de las cámaras; y escuchó todo tipo de experiencias: buenas y terroríficas. “Les dije que quería hacer un retrato honesto y la gente de la industria fue muy generosa y se abrió mucho conmigo”, concede. Es más, excepto la protagonista, el resto del reparto está formado por profesionales del sector del cine de adultos que se interpretan a sí mismos. 

La historia de Bela es de lo más ordinario dentro de lo insólito de este mundo: una chica de clase media que se involucra voluntariamente por fama, dinero y gusto por el sexo. Pero incluso con iniciativa, su experiencia está lejos de ser idílica. “Me interesa mucho cómo ha influido la mirada masculina en la pornografía y en las mujeres del sector, por eso quería darle la vuelta a la cámara y priorizar su perspectiva”, dice Thyberg. “El hombre tiene el monopolio de las imágenes sexualmente explícitas y ese es el mayor problema del porno, que es unidimensional”.

Pleasure no elige bando porque lo que muestra en la pantalla es tan elocuente que habla por sí solo. Bela accede a realizar prácticas cada vez más extremas para ascender en Los Angeles. Pero lo más sádico no tiene tanto que ver con el género como con el ambiente generado en el rodaje, y viceversa.

En la película, la sesión de BDSM coincide con el set más feminista. En cambio, el rodaje de una escena más rudimentaria se convierte en una experiencia traumática para Bela. “Es mejor llamar a a las cosas por su nombre –esclava o depredador– y poner por escrito las dinámicas de poder que se van a representar. Así los actores entran y salen del personaje como si fuera un juego. De hecho, puede ser muy terapéutico si se hace de forma segura y consentida”, defiende Thyberg.

La cercanía y brutalidad de la cámara de la directora sueca hacen difícil que ninguna de las escenas sexuales se sienta placentera. La vulnerabilidad de Bela flota en el ambiente de cada rodaje. Quizá la excepción es el último, cuando ya ha alcanzado la cima y el infierno. En ese momento queda claro que Pleasure no va de porno feminista.

“He retratado los tipos más habituales de pornografía, que son las que la gente consume y en las que la mujer adopta el rol de sumisa”, reconoce. “Pero creo que sí se está haciendo porno feminista, hecho por mujeres para mujeres. Aunque al principio pensaba que era una contradicción en sí misma”.

Lo que pretende Pleasure es cambiar la visión del espectador medio de porno. “Espero que no volvamos a deshumanizar a quienes lo hacen y que cierta gente se plantee la mirada con la que consume el contenido para adultos”, afirma. “Hay tíos que me han dicho que ya no lo ven con los mismos ojos y que no les excita igual. Y creo que eso es algo bueno”, expresa.

Fíngelo hasta que lo logres

Más allá de la temática sexual, Pleasure expone la industria del porno como lo que es: un mercado encarnizado donde impera la ley del más fuerte y solo triunfan unos pocos. Una especie de paseo de la fama con mucho cuero y escasa ropa. “En ese sistema, solo unos pocos pueden estar arriba y esos se aprovechan y lucran explotando a los demás. Lo que tiene que hacer Bela es sacrificar su lealtad y su amistad para conseguirlo”, desvela la directora.

En Suecia no hay industria del porno, por eso se desplazó a Los Angeles, donde hay un verdadero emporio. “Además me gustaba la analogía con el sueño americano, el fake it until you make it (fíngelo hasta que lo logres). Si trabajas lo suficientemente duro llegarás a la cima, pero para ello debes pisar la cabeza de otras personas”, aclara, algo que no es particular de esta industria: “El porno es una alegoría de estas estructuras de poder”. Por eso afirma que hay mucha gente comprometida y feminista que no está de acuerdo con muchas de las cosas que se hacen por dinero. Por eso accedieron a participar en la película. “Tienen que ganarse el pan”, justifica.

Respecto a Sofia Kappel, intérprete de Bela, el proceso fue al contrario. Entró en el proyecto sin mucha ilusión y sin haber actuado antes. Pero en cuanto supo más cosas del guion, conoció a la gente de la industria y se hizo amiga de las actrices porno reales, más comprometida se volvió con el mensaje.

“Me estaba volviendo loca porque no encontraba a nadie que pudiese hacerlo. Entonces un amigo me habló de Sofia, que trabajaba en una discoteca de Estocolmo. Por alguna razón no le importaba mucho el tema del sexo y la desnudez delante de las cámaras. Es sobrecogedor hacer algo así cuando eres tan joven, pero está muy orgullosa”, comenta su directora. “Es una mujer muy valiente y fuerte, y lo que ha hecho aquí es muy importante”, concluye.

Etiquetas
stats