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'El Vecino': 15 años de superhéroes cotidianos que han marcado un antes y un después en el cómic español

Página-viñeta de El vecino: Historias

Francesc Miró

José Ramón prepara oposiciones, tiene muy poco tiempo para los demás y debe centrarse en lo suyo. Un día, de noche, escucha unos ruidos extraños cerca de su piso. Al otro lado del pasillo, su vecino tiene la puerta abierta y el escándalo que monta al llegar a las tantas perturba el silencio de su estudio. Así que decide entrar a ver qué ocurre. Lo que se encuentra es a su vecino vestido con traje de superhéroe, tirado en el sofá y con graves heridas. Su vecino es Titán, un célebre y poderoso superhéroe. Aunque también es Javier, un joven treintañero absolutamente perdido profesional y vitalmente.

El concepto era sencillo pero audaz: un cómic sobre superhéroes en los que la épica quedara siempre fuera de plano. En los que se abordase, por ejemplo, cómo sería el día a día de Superman yendo a trabajar al Daily Planet, calentándose el tupper que le había preparado Martha Kent o saliendo a tomar algo con sus compañeros. Porque además de salvar el mundo, algo tendrían que hacer las personas más poderosas del planeta.

Poco más de 15 años después de su nacimiento, El Vecino es un referente de la viñeta de nuestro país. No solo porque muy pronto tenga una adaptación en un gigante del VOD, sino también por haber visto crecer a sus autores, mientras su historieta ganaba en complejidad y ambición. Hoy, la publicación de un recopilatorio de con viñetas casi desaparecidas y otras inéditas -El Vecino: Historias-, además de la llegada de un tomo -bautizado como El Vecino:Origen- que une los tres primeros álbumes de Titán, revalidan su vigencia.

Tres lustros conviviendo con un superhéroe

En 2004, Santiago García y Pepo Pérez dieron vida a los personajes de José Ramón y Javier con la primera entrega de sus desventuras cotidianas, bajo el amparo de Astiberri. El Vecino 1  era una aproximación que no se limitaba a presentar y construir las bases de la amistad que vertebraría la trama. Jugueteaba con un humor costumbrista lleno de guiños para el entendido y el profano, al tiempo que desarrollaba algunos asuntos más reflexivos: el hastío generacional, la crisis de madurez derivada del peterpanismo vital...

Santiago García describe la serie en Origen, que se publicará el 28 de noviembre: “Una de las claves del éxito de Spider-Man ha sido siempre el énfasis en la vida privada de Peter Parker. Era un ingrediente que aderezaba las aventuras del trepamuros con un nuevo matiz de actualidad, pero en última instancia Spider-Man seguía teniendo como propuesta principal las batallas entre coloridos personajes superpoderosos”, reflexiona.

“Lo que queríamos hacer Pepo y yo era suprimir completamente ese elemento. Nunca veríamos a nuestro superhéroe ejerciendo de superhéroe. Solo lo veríamos cuando fuera una persona normal”.

Por aquel entonces, Santiago García había escrito en publicaciones especializadas como U, o Volumen, amén de ganarse la vida como traductor y crítico. Escribir el guion de El Vecino fue el primer paso en una senda profesional que le ha llevado a encargarse de las adaptaciones a la viñeta de La Tempestad de Shakespeare -debut en el dibujo de Javier Peinado-, El extraño caso del Doctor Jekyll y Mister Hyde de Stevenson con Javier Olivares o Beowulf  con David Rubín.

Pepo Pérez, por su parte, llevaba años colaborando con Rockdelux como ilustrador y escribiendo sobre tebeos en varias publicaciones. Había coincidido con García en U y Volumen. El Vecino era, en cierta medida, su obra más ambiciosa y regular.

En 2007, El Vecino 2 se significó como un paso adelante para ambos a nivel formal y narrativo. Lo que había empezado como una vuelta de tuerca a los tropos de un género manido, pronto se convirtió en el entarimado adecuado para representar otra cosa distinta.

El cuidado por el desarrollo psicológico de unos personajes cada vez más complejos y contradictorios -y por tanto más humanos-, conducía a un volúmen mucho menos piadoso. Una exploración turbia de la depresión y la incomunicación tratada con aparente sencillez pero con un dominio del lenguaje probado.

El tercer volumen -publicado en 2009- optaba por las dos tintas. Abandonaba el color tras, curiosamente, haber abundado en las posibilidades del negro en su anterior aventura. José Ramón y Javier, alias Titán, afrontaban etapas distintas cada uno con su pareja, así que el cómic abordaba las dificultades de compartir la vida cuando aún desconoces si existe un proyecto vital para ti.

El único elemento de color en El Vecino 3 era el traje rojo del superhéroe protagonista, pero aquello no era un detalle menor. Titán aparecía en contadísimas ocasiones y en su mayoría no para representar al hombre con poderes increíbles, sino para esconder a un adulto con pocas virtudes y muchos miedos.

Tras aquello, Santiago García siguió trabajando en historias originales como la brillante serie ¡García! dibujada por Luis Bustos o la alabadísima Las Meninas, Premio Nacional de Cómic en 2015, realizada junto a Olivares.

Amén de compaginar su obra de guionista de cómics con la de ensayista, que cuenta con La novela gráfica, obra de referencia dentro del mundillo y premio a la divulgación en el salón de Barcelona de 2011, y con Cómics senacionales, publicado en 2015. Su conocimiento y el de Pérez, adquirido a lo largo de estos años, un proceso de aprendizaje que va hasta las raíces del lenguaje del cómic, se puede leer en su última publicación.

Historias de vecinos: un artefacto experimental

En abril de 2007 nació El Manglar, una publicación especializada, lanzada por la editorial Dibbuks que dirigían Ricardo Esteban y Manuel Bartual. Y entre mayo de aquel mismo año y junio de 2010, Pepo Pérez y Santiago García publicaron diez historias cortas relacionadas con El Vecino en dicha cabecera. Ahora la editorial Astiberri las reúne por primera vez juntas y suma unas cuantas más inéditas en El Vecino: Historias.

Estas cápsulas narrativas abordan el universo creativo propuesto hasta entonces desde una óptica radicalmente distinta. Juegan con el lenguaje y la arquitectura de la página, ahondan en la psicología de personajes secundarios, proponen juegos metaficcionales y amplian la historia con muchos más superhéroes sin abandonar el costumbrismo inicial. Un compendio de voluntades que resulta en una especie de biblia de lo que convendríamos en llamar 'Universo Vecinal'.

“Pepo y yo las utilizamos como banco de pruebas”, confiesa Santiago García en un texto de análisis que acompaña la reciente publicación. “Prácticamente no hay ninguna [historia] que no nos tomáramos como un desafío formal, o como un ejercicio de estilo. Queríamos contar nuestra historia y desarrollar a nuestros personajes, pero también queríamos probar cosas nuevas, explorar recursos, tensar la gramática del cómic”.

“No exagera cuando afirma que estas historias fueron un banco de pruebas”, afirma el dibujante Pepo Pérez . “Así las planteamos desde buen comienzo, y en cada historieta, Santiago me retaba con un nuevo experimento”.

En total, la nueva entrega de El Vecino cuenta con dieciséis historietas, a cada cual más osada y mejor. Algunas de ellas, afrontando temáticas de carácter político y social, otras ahondando en el concepto 'superhéroe' y sus implicaciones filosóficas. Todas, eso sí, asimiladas como un interesantísimo ejercicio de las posibilidades de la materia prima original. 

La serie que prepara Netflix dirigida por Nacho Vigalondo y protagonizada por Quim Gutiérrez y Clara Lago, inaugurará la 57 Edición del Festival Internacional de Cine de Gijón, que se celebrará del 15 al 23 de noviembre. Y se podrá ver en la plataforma de streaming el 31 de diciembre. Mientras, la reedición de los tres primeros álbumes y esta aproxmación al 'Universo Vecinal' no hacen más que corroborar que estamos ante una de las obras más interesantes que el noveno arte ha dado a luz en nuestro país. Al menos en el último lustro. Veremos si ocurre lo mismo con la adaptación.

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