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Cuarteto Quiroga: “Cantar y bailar debería ser una asignatura obligatoria en los colegios”

Carátula del Cuarteto Quiroga en su último CD, "Heritage" (Patrimonio), en el que homenajean a Goya

Miguel Ángel Villena

La familia de Carlos IV observa desde el famoso cuadro, con ese aire de indolencia que suelen adoptar los poderosos, a los miembros del Cuarteto Quiroga que están interpretando a sus pies obras de Boccherini, Brunetti, Canales y De Almeida que fueron compuestas precisamente en honor a aquellos monarcas en la segunda mitad del siglo XVIII. En la sala Villanueva del museo del Prado, este prestigioso grupo presentó recientemente, con un pequeño concierto, La música de Madrid en tiempos de Goya, un disco que recoge piezas poco conocidas de los tiempos de la Ilustración cuando los cuartetos de cuerda revolucionaron el panorama musical.

Galardonado en 2018 con el Premio Nacional de Música, el Cuarteto Quiroga (Aitor Hevia, Cibrán Sierra, Josep Puchades y Helena Poggio) ha apostado siempre por el rescate de autores españoles, al tiempo que realiza una intensa labor de divulgación musical. Tres de ellos mantuvieron una charla con eldiario.es.

¿Por qué tuvieron la idea de grabar un disco con compositores de la época de Goya? ¿Intentaban rescatar a músicos poco conocidos?

Cibrán Sierra (C.S.): La segunda mitad del XVIII, el tiempo de la Ilustración, significa el momento fundacional del cuarteto de cuerda, es decir, cuando se consolida como género y cuando adquiere una dimensión internacional. Además, enlaza con los valores de la Ilustración de diálogo, de racionalidad, de espíritu didáctico y enciclopédico… Por otra parte, el cuarteto de cuerda se adapta a pequeños formatos, a escenarios reducidos.

A veces olvidamos que en esa época Madrid se ha convertido en un centro musical donde al amparo de la Corte, de aristócratas o de familias burguesas trabajan músicos de la talla de los italianos Luigi Boccherini y Gaetano Brunetti, del portugués Joao Pedro de Almeida o del español Manuel Canales. Dos grandes maestros impulsan el triunfo del cuarteto de cuerda: Haydn y Boccherini y este último fue en realidad un madrileño adoptivo.

Un proyecto discográfico de estas características no se improvisa. ¿Cuánto tiempo han dedicado a la investigación y a la grabación del disco?

Aitor Hevia (A.H.): Hemos trabajado a lo largo de cuatro años en el proyecto, una duración más larga de lo habitual en este tipo de proyectos. Además nosotros no somos musicólogos y hemos requerido de la colaboración de expertos como Miguel Ángel Marín, uno de los principales especialistas en este periodo de la historia de la música. Después se ha dado una coincidencia feliz al publicar el disco en el año del bicentenario del museo del Prado.

Los vientos de renovación cultural de la Ilustración debieron influir mucho en estos compositores, al igual que lo hicieron en Goya.

(C.S) Por supuesto que se trataba de músicos con una dimensión social y estética en la línea de los valores de la Ilustración. Resulta importante destacar que en esa época surgen en Madrid academias o pequeñas reuniones musicales, librerías y centros culturales. En la Ilustración se democratizó el arte de hacer música y el cuarteto de cuerda fue el vehículo de esa renovación. Podemos decir que, poco a poco, la Casa Real deja de ser la única institución que actúa como mecenas de los músicos.

¿Por qué son tan desconocidos esos compositores de la España de Goya?

Helena Poggio (H.P.) Tenemos que ejercer la autocrítica y reconocer que la historiografía musical se ha ocupado poco de ellos. También influyó la hegemonía germánica, con Haydn a la cabeza, que marcó una tendencia exitosa y relegó a otros, como Boccherini, a una especie de segunda división. Pero se trata de un error porque alguien como Boccherini fue un compositor original y único que no intentó imitar a Haydn, sino que buscó su propio estilo.

Queremos reivindicar con nuestro disco a estos compositores y poner también a Madrid en el mapa de la música de esa época. Procuramos predicar con el ejemplo y los llevamos en nuestro repertorio.

Después de 16 años de actividad como Cuarteto Quiroga y con su experiencia como profesores del Conservatorio Superior de Música de Aragón, ¿piensan que ha mejorado la cultura en música clásica en nuestro país? Da la sensación de que no atrae a las nuevas generaciones.

C. S.: Creemos sinceramente que ha mejorado esa cultura musical. Ahora bien, llevamos décadas escuchando la letanía de que el público de la música clásica está envejecido. Hay que decir que en la cosmovisión actual se asocia esta música a la madurez, a patios de butacas con muchas canas.

Es cierto que no logramos rejuvenecer la estadística. Pero hay que emplazar a la gente joven a que conquiste los auditorios porque la oferta de conciertos gratuitos o a muy bajo precio resulta muy amplia. Es falso que la música clásica sea cara o elitista y tenemos que romper ese tópico. En cualquier caso, la educación musical de la gente deja mucho que desear.

Cantar y bailar debería ser una asignatura obligatoria en todos los colegios. Sería una asignatura divertida que favorecería la sensación de escuchar y generaría una melomanía en buena parte del alumnado. Pero está claro que al mercado, al capital, les interesan más los ritmos binarios del reggaetón que lo inundan todo. Por ello los aficionados se descolocan cuando escuchan ritmos terciarios.

H. P.: Sin menospreciar ningún otro género musical no puede ser que el monotema pop lo invada todo: las salas, las discotecas, los medios de comunicación, las plataformas… Faltan incentivos para atraer a los jóvenes hacia la música clásica y para que escuchen más allá del pop.

Desde su sede en el museo Cerralbo, de Madrid, llevan años con una labor divulgativa de sacar la clásica a la calle. ¿Notan avances?

A.H.: Ofrecemos dos o tres conciertos al año para niños y siempre pensamos que en algunos de ellos nacerá una vocación musical y que cuando lleguen a adultos recordarán esas actuaciones. Hemos tocado también en hospitales, en cárceles, en pueblos perdidos y apostamos siempre por la descentralización. De todos modos, estoy de acuerdo con Cibrán en que hay que sacar la música a la calle, pero al mismo tiempo la gente debe conquistar los auditorios porque, entre otras razones, les pertenecen, son suyos.

Han tocado en las principales salas de conciertos del mundo y supongo que su agenda estará repleta para los próximos años.

H. P.: Ahora nuestro proyecto más inmediato pasa por tomarnos unas vacaciones después del esfuerzo que ha supuesto investigar y grabar La música de Madrid en tiempos de Goya. Para la temporada próxima ya tenemos programada una larga gira por varias capitales europeas junto con el pianista Javier Perianes con quien actuamos con mucha frecuencia y que ya forma parte de nuestro cuarteto como un quinto miembro.

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