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Entrevista Arquitecto y contador de historias en Twitter

Pedro Torrijos: “La arquitectura es un acto político de primer orden”

Pedro Torrijos, en la Gran Vía de Madrid.

Gumersindo Lafuente

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Pedro Torrijos es un tipo que sabe contar muy bien una historia. También es arquitecto y un día pensó que sería buena idea mezclar sus dos pasiones en Twitter. Así nació “La brasa Torrijos”, una serie de hilos adictivos que todos los jueves destripan una obra arquitectónica. Historias, arquitectura y Twitter, lo normal es que no pasase nada, pero alguna magia deben de tener esas brasas cuando reúnen a miles de seguidores que ahora también pueden disfrutarlas en formato libro: “Territorios improbables”.

Hablar de arquitectura era algo aburrido, de las élites, ahora se está poniendo de moda ¿es el culpable?

Sobre todo soy un contador de historias, es lo que me gusta. Estudié arquitectura, que también me gusta mucho y ahí encuentro un camino: contar historias sobre un tema que me apasiona. Pero salto de las historias de arquitectura más canónica, de la que aparece en las escuelas de arquitectura, y cuento historias relacionadas tangencialmente con el mundo de la arquitectura, de la construcción o del territorio, porque al final las historias son siempre de personas.

La arquitectura es un oficio muy técnico pero su resultado es muy humano, marca la vida de la gente…

Durante mucho tiempo corrió el rumor de que la Escuela de Arquitectura de Madrid quería salir de la Politécnica porque siempre nos hemos considerado una carrera humanística. La componente técnica es fundamental, pero es bastante más importante la humanística. Que no se te caiga algo es relativamente fácil, que ese sitio sea un lugar bonito para vivir, agradable para estar, que genere un bienestar, es más difícil.

Ha arrasado en Twitter, tiene un nivel de interacción brutal con la gente, pero Twitter es a veces un pozo de mierda ¿nunca le ha salpicado?

Para mí Twitter es un trabajo, la Brasa es una obligación laboral, siempre me lo recuerda mi pareja, que también es la estratega del proyecto: “nunca quedes para nada en jueves que tienes trabajo”. La gente dice que Twitter puede ser un lugar muy tóxico, pero yo creo que no, que puede ser un lugar muy bonito, tenemos que explorar, puede ser un mundo mágico. Cuando decidí que esto iba a ser un trabajo decidí que no quería que me salpicara. Cómo lo hice, me retiré de cualquier situación que pudiese hacerme daño, no me gusta enfadarme. Por eso solo opino entre mis allegados; mi novia, mis amigos, mis padres.. ya no lo hago en público.

Esperanza Aguirre dijo en 2012 que a los arquitectos "habría que matarlos"...

Más allá de la boutade chorra y por mal que nos caiga Esperanza Aguirre sabemos que esta es una frase en la que no hay mucha literalidad.

¿Seguro?

Sí, quiero creer que ella no iría poniendo guillotinas para matar arquitectos, pero en realidad tiene parte de razón. Cuando un arquitecto hace algo mal, eso que hace mal pesa mil toneladas y tiene una vida útil de cien años que es más de lo que suele tener casi cualquier arquitecto no llamado Oscar Niemeyer. Otra cosa -y eso no lo decía Esperanza Aguirre- es que la responsabilidad “criminal” que pueda tener una obra de arquitectura es en parte del arquitecto y mucho del promotor. Al final siempre es el dinero el que tienen el mando.

Y cuando la empresa promotora es un Ayuntamiento, una Comunidad Autónoma o el Gobierno ¿la arquitectura es política?

Siempre. La arquitectura es un acto político de primer orden. Y cuando estamos hablando de edificios públicos es un acto político monumental, de cien mil toneladas.

Cuando una Comunidad Autónoma planifica el crecimiento urbanístico por años ¿está tomado decisiones ideológicas?

Tengo mis dudas con eso. No estoy seguro de que esto sea un plan orquestado. Es decir, este tipo de urbanismo, de PAU o de chalets en hilera, es tan de la Comunidad de Madrid como de los Estados Unidos, como de cientos de ciudades de Alemania o de Dinamarca. 

¿Y le parece sostenible para un lugar como Madrid?

No, ni para Dinamarca tampoco. Ni para ningún sitio. Pero es que con el concepto de urbanismo sostenible hay que tener muchísimo cuidado. Es decir, técnicamente, el urbanismo más sostenible es el de gran concentración de vivienda en altura…

¿Benidorm?

Benidorm es un ejemplo de urbanismo sostenible, pero nadie te va a decir eso, porque en realidad no lo es, pero por otras razones. Porque Benidorm tiene 65.000 habitantes reales y 400.000 flotantes. Es muy difícil, al final una operación de planeamiento urbanístico tiene consecuencias muchos años después, llegan 80 años después, no las ven ni el que tomó la decisión ni sus hijos. Creo que el mastodonte es tan grande que es difícil pensar que haya alguien orquestando nada. Siempre habrá intentos de gente para llevarse dinero, pero tengo la sensación de que las decisiones se toman creyendo genuinamente que se va a vivir bien, otra cosa es lo que pase luego.

¿No es una mirada un poco indulgente, estamos viendo a qué tipo de economía beneficia todo esto?

Sí, sí, tan indulgente como lo contrario. Te puedo poner muchos ejemplos. En la Unión Soviética el Bublik de Moscú o en Berlín los plattenbau se construyen con la mente puesta en otra cosa, justo en lo que creemos que es lo bueno, en la concentración y supuestamente tendentes a una cierta organización económica más o menos social y sabemos lo que pasó.

¿Está convencido de que no hay causalidad?

No, no estoy convencido porque no se puede estar convencido de casi nada, lo que ocurre es que creo que no hay una mano negra detrás, no hay un señor gordo con chistera fumando en pipa, como esas caricaturas que dibuja Manel Fontdevila, decidiendo lo que va pasar.

Hablemos de rascacielos, el edificio más polémico…

¡Mi edificio favorito! El rascacielos es el triunfo de la especie humana en forma de arquitectura, Tiene muchos enemigos por muchas razones, no deja de ser impositivo por su porte y su tamaño. Te coloca en una posición contra una escala muy complicada de llevar y es la esencia del capitalismo más caricaturesco. Desde el edificio representativo de una gran corporación hasta cómo se estratifican los propios habitantes de un rascacielos. Los muy ricos arriba, los menos ricos abajo.

En su libro habla de obras valiosas pero desaparecidas ¿Qué desaparición le escandaliza más en España?

La Pagoda de Fisac. La Pagoda es una cicatriz terrible. 

¿Y cree que se debería reconstruir?

Uff, qué difícil, es una cuestión epistemológica, de contenido de la propia realidad, sin ser tan gordo como la clonación de un ser humano muerto, en la que influyen cuestiones éticas, pero es un poco lo mismo, no sé qué responderte, me he preguntado eso muchas veces, también con las Torres Gemelas. No era el mejor rascacielos de Nueva York, pero era un edificio que Nueva York y el mundo no ha recuperado nunca. Precisamente por ser dos, esa silueta era elegantísima. Y no me lo planteo como desafío, eso me parecen gilipolleces, simplemente como recuperación del paisaje. Con la Pagoda tengo mis dudas porque responde a un creador tan absolutamente excepcional, tan artista, que no sé si merece la pena ser reconstruida. Podría ser un falso histórico y eso es algo muy dudoso, por no decir totalmente reprobable.

Hablemos de arquitectos, con nombre y apellido: Fernando Higueras.

Higueras, junto a Miguel Fiscac, Enric Miralles y Carme Pinós, creo que son los profesionales de la arquitectura con el talento bruto, el talento masivo, libra por libra que diría alguien al que le guste el boxeo, mayor que ha habido en este país. Indómitos.

Luis Gutiérrez Soto.

Es uno de los mejores arquitectos que ha habido en este país, independientemente de sus ideas políticas y sus tropiezos como el Ministerio del Aire de Moncloa. Era un gran arquitecto, un pionero, la arquitectura moderna española y específicamente la madrileña le debe muchísimo.

José Antonio Coderch.

De la generación de los grandes maestros el que tenía mayor sensibilidad. Y este sí era franquista convencido.

Miguel Fiscac.

Otro talento masivo, un inventor desbocado, un torrente.

Francisco Javier Sáenz de Oiza.

(Ríe) No quiero ser nada polémico. Seguramente es el padre y la madre de todos. Cuando piensas en uno de los grandes maestros de la arquitectura española siempre piensas en él. Era un arquitecto sensacional y también era un esnob de cojones. Se apuntó a todas las modas y algunas veces acertó y otras no.

Rafael Moneo.

No tengo una opinión muy potente sobre Rafael Moneo, pero voy a decir una, aunque sea polémica. La mayoría de edificios que las revistas de arquitectura presentan como bonitos o buenos o espectaculares, sean públicos o privados, lo que tienen detrás es mucho dinero. Y cuando hay mucho dinero casi cualquier arquitecto medio bueno te va a hacer una buena obra. La mayor parte de los edificios que creemos que son muy buenos en realidad son caros. Moneo al menos tiene uno que no es eso. El Ayuntamiento de Murcia. Es un edificio muy delicado, muy bueno y que no depende del dinero que cueste. Es realmente de una persona que sabe pensar, que sabe dialogar con lo que tiene al lado.

Santiago Calatrava.

Calatrava ya es un meme. Hizo un par de buenas obras al principio de su carrera, en Ginebra. A partir de ahí no tiene ningún talento. Bueno, el único talento que tiene, y ojo que es un buen talento, es saber rodearse de gente con dinero.

Carme Pinós.

Me parece maravillosa. Otro torrente. Creo, y no soy el único, que perdió más Enric Miralles sin Carme Pinós que Carme Pinós sin Enric Miralles. 

Hablar de Carme Pinós nos conduce a otra pregunta ¿Por qué la arquitectura es un oficio tan patriarcal?

Porque es una profesión antiquísima y la despatriarcalización es algo bastante moderno. Hablando con ella para el podcast que hice para el Museo ICO lo comentamos. Antes los estudios eran de parejas de arquitectos hombres, Pinós, que está en los sesenta años, era el segundo nombre de su estudio. Hemos tenido que esperar a la generación de arquitectas de cuarenta años para ver estudios encabezados por mujeres.

¿Su arquitecto favorito?

Sabes qué pasa, no creo en esas cosas del mejor del mundo…

Imagine que tiene que encargar una casa para vivir, tiene dinero y puede elegir...

Soy muy, muy fan de Alberto Campo Baeza, aparte de que fue mi profesor y que somos amigos, creo que es un tipo que hace una arquitectura verdaderamente sobresaliente. Otra cosa es que yo quisiera vivir en una casa suya, porque sus casas son especiales, requieren un posicionamiento emocional para vivir en ellas. Y luego, de la historia, me gusta mucho Lina Bo Bardi. Lo que hizo en Brasil cuando se fue desde Italia me parece muy bonito.

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