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Sahagún, el segundo pueblo en proclamar la República que escondió documentos detrás de un retrato de Primo de Rivera

Reconocimiento de "muy ejemplar ciudad" de Sahagún por su pronta proclamación de la II República.

Alba Camazón

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Un amanecer primaveral radiante. En la madrugada el 14 de abril de 1931, la luz del sol comenzó a iluminar los soportales y el quiosco mientras los vecinos se acercan a la plaza Mayor de Sahagún (León). El trajín en el Ayuntamiento, que preside la plaza, era más que inaudito. El alcalde y los concejales electos, junto al notario, estaban a punto de hacer historia en un pequeño municipio que después, y durante cuarenta años, escondería dos documentos de la II República detrás de un retrato de Primo de Rivera.

Apenas habían pasado dos días desde las elecciones municipales convocadas tras la caída de la dictadura de Primo de Rivera -y el fracaso de la 'dictablanda' del general Berenguer-, cuando la candidatura republicana arrasaba en este pueblo leonés. Poco después, se proclama la II República. Sahagún, con 3.154 habitantes, fue el segundo municipio en hacerlo.

Cuando terminó el recuento electoral (7 concejales republicanos y 4 monárquicos), el líder republicano Benito Pamparacuatro Franco comenzó a valorar qué hacer como alcalde virtual, puesto que todavía no se había constituido la corporación municipal. Según los testimonios orales que han recabado los historiadores, el recuento de votos de este municipio terminó el domingo electoral, y Pamparacuatro comenzó a contactar con autoridades de León y otras provincias como Palencia y Madrid para ver cuál era el siguiente paso.

El lunes 13 de abril se fue gestando la declaración de la II República, que madrugó especialmente el 14 de abril de 1931. “El alcalde sacó al notario de la cama para que diera fe de ello, en un acto de responsabilidad, porque no se sabía qué iba a pasar en Madrid ni Barcelona”, explica a eldiario.es Jesús Castrillo, historiador y profesor asociado en la Universidad de León.

La voz corrió en los centros políticos y tabernas de Sahagún y a las seis de la mañana empezó a llegar gente a la plaza y a las 7.30 apareció Pamparacuatro en el balcón del consistorio y retiró la bandera monárquica para enarbolar la enseña tricolor. “Desde este momento vivimos en régimen republicano. ¡Viva la República!”, proclamó Pamparacuatro. “Se sucedieron los 'vivas' a la República y se celebró un baile popular, aunque con cierto temor”, agrega el historiador y catedrático de Instituto Secundino Serrano.

“Este fue el segundo en proclamar la República. Una hora antes se proclamó en Eibar y poco después de Sahagún lo secundó Jaca”, agrega el historiador Enrique Berzal, profesor titular de Historia Contemporánea en la Universidad de Valladolid. El rey Alfonso XIII abdicó a mediodía, Barcelona proclama la República a las 13.30 horas y Madrid, sobre las ocho de la tarde. Estas tres ciudades recibieron el título de “muy ejemplar ciudad”, aunque Sahagún fue la última en recibirlo porque el Gobierno central tardó más tiempo en conocer cómo se proclamó la II República en este pueblo leonés. Eibar y Jaca recibieron este reconocimiento el 29 de abril y Sahagún tuvo que esperar hasta el 3 de julio.

“En Madrid no se conocía. Sahagún pasó desapercibido. El alcalde Pamparacuatro utilizó a los dirigentes de León que se mueven en Madrid para solicitar este reconocimiento”, señala Castrillo a eldiario.es. La República reconocía así que se proclamó el nuevo régimen “en la madrugada del 13 al 14 de abril, con espontáneo y vibrante gesto de civismo y democracia”.

Este título, rubricado por el presidente del Gobierno provisional, Niceto Alcalá Zamora, fue uno de los documentos que se conservaron gracias a la picaresca de un personaje anónimo en esta historia. Alguien escondió el título de “muy ejemplar ciudad” y un manifiesto del Gobierno de la II República firmado por todos sus miembros detrás de un cuadro de Primo de Rivera que presidía, junto a Franco, el salón de plenos del Ayuntamiento.

Allí permanecieron estos legajos durante cuarenta años hasta que llegó la transición. El operario que estaba quitando los símbolos franquistas decidió aprovechar los marcos y es entonces cuando descubre que estos documentos se han conservado. “Franco estuvo rodeado de papeles republicanos durante toda la dictadura. Fue una victoria póstuma del alcalde”, señala Berzal.

Benito 'Pampa': comerciante y alcalde destituido, torturado y asesinado

El alcalde de Sahagún, Benito Pamparacuatro Franco, era un ciudadano muy conocido por su actividad política y caridad antes de presentarse a la Alcaldía en 1931. “Su padre era comerciante y su abuelo, un médico famoso que venía de Gijón”, indica Berzal. Huérfanos desde pequeños, Benito y su hermana Celina tenían una tienda en la plaza Mayor. Vendían zapatillas, cordeles, telas, aperos de labranza... “Por testimonios que se han recogido, tenía hasta una lista de las deudas de aquellos más desfavorecidos, a quienes sabía que no iba a cobrar”, coinciden Serrano y Castrillo. A la tienda acudían los más necesitados a pedir y siempre fue solidario. “Dicen que siempre ayudaba en todo lo que podía. Además, en la década de los años veinte, organizó un grupo de teatro para recaudar fondos y atender a las necesidades del invierno”, asegura Castrillo.

Además de zapatos y productos de mercería y “una agencia de caridad”, la tienda de Celina y Benito 'Pampa' -como le llamaban- era también un centro de debate político e ideológico, en el que arengaba a los labradores del pueblo para que se cumpliera con sus derechos. “Fue un centro social de vertebración política, casi como un Ateneo”, añade este historiador, que se está doctorando en la República y la guerra civil en León.

En 1931, tras proclamar la II República en Sahagún, comenzó su mandato. “El 19 de abril fue elegido alcalde con 10 votos a favor y una abstención, la suya. Había siete concejales republicanos y cuatro monárquicos”, explica Serrano, quien también concreta las iniciativas del mandato de Pamparacuatro: “logró cuantiosas inversiones para la villa en infraestructuras (carreteras, alcantarillado), equipamientos educativos (biblioteca, grupos escolares) y medio ambiente (encauzamiento del río Valderaduey, repoblaciones forestales). Abrió cartillas de ahorro para los niños pobres y edificó un cuartel para la Guardia Civil y acondicionó la cárcel”.

Su mandato terminó en 1934, tras la revuelta contra la presencia de la CEDA de Gil Robles en el gobierno de Alejandro Lerroux. Pamparacuatro y tres cuartos de los concejales fueron destituidos. En su lugar, el ministro de la Gobernación colocó a un alcalde afín al Partido Radical de Lerroux, como sucedió en muchos ayuntamientos. El ya exalcalde vuelve a regentar exclusivamente su tienda y abandona la corporación municipal para siempre. A pesar de que el Frente Popular, en el que estaba afiliado, venció en las elecciones municipales de 1936, Pamparacuatro continuó inhabilitado. En un momento de “desahogo”, el exalcalde escribió unos versos en los que plasmaba su decepción:

La mayor inocentada

es hacer labor honrada

para la masa oprimida

en una ciudad dormida

que no se entera de nada

Pero las cosas empeoraron para Benito 'Pampa'. El golpe de estado triunfó en Sahagún el 20 de julio de 1936. A pesar de que Benito 'Pampa' defendía que no había hecho nada, sus amigos y familiares le recomendaron que huyera de Sahagún y fuera al extranjero. El exalcalde se refugió en San Andrés del Rabanedo, a 70 kilómetros de su ciudad natal. Le traicionaron y vecinos y falangistas fueron a por él. Según explican estos tres historiadores, apresaron y torturaron a Pamparacuatro.

Como en la Italia fascista, le ataron de los pies a un camión y le arrastraron hasta que se quedó moribundo. “Le exhibieron por medio municipio”. Entonces las versiones se bifurcan: hay quien dice que le pegaron un tiro de gracia y que fue arrojado en una finca o que fue llevado al campo de concentración de San Marcos (hoy parador). El cuerpo de Benito Pamparacuatro nunca se encontró. No se conoce dónde se encuentran sus restos, pero su huella se conserva en este municipio leonés que hoy no supera los 3.000 habitantes.

Se dice que la Historia se construye en las grandes ciudades, donde las intrigas deponen a reyes y ministros. Pero los pueblos pequeños también viven y modulan la historia. Sin Benito Pamparacuatro quizá Sahagún no hubiera sido el segundo municipio en proclamar la República. Y sin ese personaje anónimo que escondió documentación republicana detrás de un cuadro franquista, no se hubieran conservado ni el título de “muy ejemplar ciudad” ni ese manifiesto. Porque pequeñas y grandes acciones son las que de verdad crean la Historia.

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