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La ratio de alumnos de Educación Especial se duplica en cuatro años, pero no sube el número de profesores

El Colegio de Educación Especial número 1, en Valladolid.

Alba Camazón

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16 profesores para 114 alumnos con necesidades especiales en el único centro de Educación Especial de Valladolid. Esto significa que hay siete estudiantes por clase, muy superior a la que se registraba apenas hace unos años. En el curso 2015/2016 había 79 menores y 17 tutores, aproximadamente cuatro estudiantes por clase. Es decir, 35 estudiantes más y un docente menos en los últimos cuatro cursos. Por este motivo, la Asociación de Familiares del Alumnado (AFA) Corazón Verde del Colegio de Educación Especial número 1 de Valladolid ha remitido un escrito a la directora provincial de Educación de Valladolid.

Esto significa que que ahora hay casi el doble de alumnos en cada clase, teniendo en cuenta que cada estudiante tiene unas necesidades diferentes, además de las dificultades de espacio que se suceden, por ejemplo, en una clase con seis niños o jóvenes en sillas de ruedas y un solo Auxiliar Técnico Educativo (ATE). “Imagínate seis niños con silla de ruedas en una clase de 30 metros cuadrados... Tienen que jugar al tetris”, critica el presidente de la Asociación de Familiares de Alumnos Corazón Verde, Mariano Luis Muñoz.

Luis Muñoz destaca la “dedicación plena” de los profesionales, “gente especial en positivo, que se gana su sueldo sobradamente”, pero insta a la Junta de Castilla y León a que contrate más tutores y personal laboral.

Algunos de estos estudiantes tienen pluridiscapacidad, otros problemas de conducta o trastorno del espectro autista o con rasgos autistas. Unos alumnos se incorporan por primera vez al sistema educativo o se producen nuevas incorporaciones a lo largo del curso, “y los profesionales no dan de sí”, apostilla el presidente de la Asociación de Familiares de Alumnos. “Se esta corriendo el riesgo de convertir estas instalaciones en un centro asistencial en vez de educativo”, alerta la asociación.

El centro educativo, inaugurado a principios de año, está preparado para un centenar de alumnos, aunque tiene cabida para dar clase a más niños, si hubiera más profesores. El salón de actos tiene un aforo de 100 alumnos, una cifra que actualmente se supera en catorce. Estos estudiantes con necesidades especiales cuentan con tres maestros de Audición y Lenguaje, tres fisioterapeutas, 15 ATE y dos enfermeras. Desde la Consejería defienden que los 114 alumnos nunca coinciden porque parte de estos estudiantes proceden de educación combinada.

La movilidad (itinerancia) también influye en la calidad de la atención y la enseñanza, puesto que los 15 ATE del colegio, una enfermera y un fisioterapeuta se desplazan por la provincia en función de las necesidades. Cualquier centro inclusivo que tenga un estudiante con necesidades especiales y necesite de ayuda externa, la puede solicitar.

Sin embargo, estos profesionales con movilidad dejan de atender a los alumnos del colegio de Educación Especial, lo que provoca “que en algunas ocasiones sea imposible realizar las actividades programadas con carácter inclusivo con el entorno y resto de alumnado” como programas internacionales (Erasmus+ o similar), piscina, salida por el barrio y otros centros escolares, por ejemplo. “La movilidad de los profesionales nos descolocan totalmente”, sentencia el presidente del AFA (antiguo AMPA), Mariano Luis Muñoz.

“El año pasado se fueron unos estudiantes a Alemania con el programa Erasmus+. Evidentemente tenía que ir una de las enfermeras. Si la otra tiene que marcharse porque es itinerante, ya no hay una enfermera... El año pasado los chicos tenían sesiones individuales de fisioterapia. Ahora van a ser sesiones de dos en dos porque no dan abasto”, explica Luis Muñoz.

Educación combinada

La educación combinada permite al alumnado acudir a clases ordinarias y pasar varios días en el Colegio de Educación Especial, en función de lo deseado. Este número de estudiantes también se ha incrementado hasta 26: quince son del propio centro (pasan uno o dos días en colegio ordinario) y once pasan más tiempo en otros colegios o instituto, pero también asisten hasta 105 horas a clases en el Colegio de Educación Especial.

El colegio de Educación Especial número 1 de Valladolid se inauguró a principios de año. La Junta de Castilla y León invirtió 6,8 millones de euros (y 450.000 de equipamiento) para construir un edificio en una superficie útil de 4.983 metros cuadrados en Covaresa (Valladolid). Los padres valoran la inversión autonómica, puesto que antes estaban en unas instalaciones “penosas”. Ahora están muy “contentos” con el edificio nuevo, pero lamentan el insuficiente número de profesionales. “Nos han dado un Mercedes y no nos echan gasolina”, reprocha Luis Muñoz.

La Consejería de Educación confirma el aumento de alumnado aunque defiende que la proporción profesionales / alumnos está dentro de la ratio establecida por la normativa vigente. “Aun así, y teniendo en cuenta otras consideraciones, la Dirección General de Recursos Humanos está estudiando la posibilidad de aumentar el personal del centro”, para lo que compromete un plazo de un mes.

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