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La familia de los niños a los que Israel “confundió” con Hamás: “Los mataron a sangre fría”

La famlia Baker | Fotografía: Isabel Pérez

Isabel Pérez

Gaza —

'Denuncio a alguien y su padre es el juez', dice el proverbio palestino. Esta es la reflexión generalizada que impera en Gaza tras conocerse la decisión del fiscal general del Ejército israelí de cerrar el caso de los cuatro niños muertos en un bombardeo del Ejército israelí el 16 de julio de 2014, durante la Operación Margen Protector. El fiscal israelí absuelve así al Ejército de cualquier responsabilidad de la muerte de Ismaíl, Mohamed, Zakaria y Ahed. Dice que confundieron a los chicos, de nueve y once años, con milicianos. Que estos estaban en unos edificios utilizados por Hamás. “No eran combatientes. ¡Llevaban un balón de fútbol!”, dice exasperada la madre de uno de ellos a eldiario.es.

Para los palestinos esto es un ejemplo más de cómo el sistema legal israelí encubre sus propios crímenes de guerra. El 16 de julio de 2014 ocho niños de la familia Baker fueron a jugar a una playa de la ciudad de Gaza donde, en primera línea del mar, está situado el mayor número de hoteles. Los periodistas extranjeros se encontraban almorzando, trabajando con sus ordenadores o incluso grabando en las terrazas de sus hoteles cuando, de repente, se oyó una explosión. Después se escucharon los gritos de los niños pidiendo ayuda. Luego llegó el segundo ataque.

“Yo estaba en la cocina preparando el Eftar para romper el ayuno, era el mes de Ramadán. De repente, oí una explosión”,  Relata Sahar Baker, madre de Ismaíl, uno de los niños muertos. Yo pensé en mi hijo que se había ido a la playa. Nosotros somos pescadores, el alma de nuestros niños es el mar. A Ismaíl le encantaba bañarse en el mar y el día anterior también había ido a la playa“.

En ese momento, Sahar no sabía que aquel primer bombardeo que escuchó había matado a su hijo.

“La noche anterior, Ismaíl me pidió que le comprara unas sandalias nuevas y yo le dije que no tenía dinero. Ahora tengo remordimientos –continúa Sahar recordando a su hijo entre sollozos–. Desde el primer día de Ramadán, Ismaíl me acompañaba cada día a comprar aquí al mercado, cada día. También trabajaba, vendía té y café en la playa. Incluso durante la guerra él quería seguir trabajando, me decía: para comprar comida buena”.

Mucha gente conocía a Ismaíl que acudía cada día a la playa de la ciudad de Gaza para vender bebidas. A su madre le queda como último recuerdo la fotografía que un periodista extranjero tomó mientras Ismail hacía con sus dedos una' V', el símbolo de la victoria que todos los niños palestinos tan bien conocen.

“Los israelíes los mataron a sangre fría y ahora lo niegan”, afirma Sahar con mirada firme y levantando el dedo índice. “Pero los periodistas que estaban ahí grabaron el crimen”.

“¡Los menores murieron cuando un barco de la Marina israelí abrió fuego contra la playa en la que jugaban con otros doce compañeros que resultaron heridos. Según la nota, el incidente tuvo lugar en unos edificios utilizados por la ”Policía Naval de Hamás y la Fuerza Naval“ de Gaza, rodeados por una valla y separados de la zona de la playa utilizada por los civiles. Los periodistas que fueron testigos del ataque sí vieron una pequeña cabaña de pescadores en esa zona de edificios que los niños utilizaban como lugar de juegos.

Salwa Baker es la madre de Mohamed que, con 11 años, era el mayor de los cuatro niños asesinados.

“Ni mi hijo ni mis sobrinos estaban portando armas ni cohetes, dice Salwa con los ojos abiertos en una expresión de negación absoluta de la justificación con la que el fiscal general militar israelí cerró el caso. ”No eran combatientes, ¡llevaban un balón de fútbol!“.

Salwa tiene los ojos hinchados y parece cansada. Una gota de sudor le baja por la frente para terminar mezclándose en la mejilla con sus lágrimas.

“Llevo toda la mañana llorando porque la noticia de los israelíes y la llegada del Ramadán me han recordado la muerte de Mohamed. Era mi primer hijo. Antes de él tuve siete niñas, pero yo también quería un varón y ahora Israel me lo ha matado”, denuncia Salwa.

El día del bombardeo de la playa, Mohamed salió a hacer un recado para su padre. Al volver a casa pidió permiso para ir a jugar con sus primos. La noticia de la muerte de Mohammed fue recibida en casa con incredulidad.

“Al rato llegó un familiar que nos dijo: Mohamed ha muerto. Yo le grité y le dije que dejara de decir mentiras”, cuenta Salwa. “Él insistió: Mohammed ha muerto y está en el hospital. Le contesté: Es imposible, ¡hace un momento estaba en casa!”. Salwa toma un profundo respiro y termina diciendo: “Desde la muerte de Mohammed yo ya no voy al puerto”.

“Oí en la televisión que los niños eran Baker”

Ahed Baker, el padre de Zakaria y al mismo tiempo abuelo de Ahed, dos de los niños muertos en la playa, relata que se enteró del bombardeo a través de la televisión.

“Me levanté a rezar y vi en la tele que cuatro niños habían muerto en la playa de Gaza. Tuve un mal presentimiento y comencé a llamar a mi hijo Zakaria, pero no contestaba”, explica Ahed.

Entonces, como impulsado por una fuerza extraña, Ahed se vistió y salió a la calle a buscar a los niños.

“Cuando estaba a punto de bajar las escaleras, oí en la televisión que los niños asesinados eran Baker. Entonces fuimos al hospital corriendo. -Cuenta Ahed hablando cada vez más pausadamente. Le cuesta respirar.- En la recepción preguntamos por los niños: Están en el depósito de cadáveres, nos dijeron. Allí me encontré con otros familiares. Abrieron la primera puerta de la nevera donde meten los cuerpos y vi a mi hijo Zakaria, luego a mi nieto Ahed, al lado Ismaíl, mi sobrino, y el cuarto era Mohamed, mi otro sobrino. Luego perdí la conciencia”.

Las secuelas de los niños supervientes

Tras la muerte de los cuatro niños, los otros cuatro niños supervivientes reciben tratamiento psicológico en el hospital Shifa y el Gaza Community Mental Health. Uno de ellos, Montaser, reacciona siempre de forma violenta. Yunis habla con los difuntos niños cuando está despierto, sobre todo con Mohamed, con el que tenía una estrecha relación.

Son niños que todavía preservan el miedo que ese día sintieron y que, según sus madres, han perdido el apetito, no duermen durante la noche, sino durante el día. No entienden por qué les sucedió eso a ellos, solo estaban jugando a la pelota en la playa.

“Pasaron dos días tras el asesinato de los niños y acudimos a Raji Sourani –explica Ramez Baker, padre de Mohamed–. Las organizaciones de derechos humanos de Gaza formaron un comité para este caso. El problema es que Israel no está interesado en derechos humanos y declara que su ejército no se equivoca. No quieren que los abogados de derechos humanos abran un caso en sus juzgados, pero es importante que se abra un caso ante el juzgado israelí y ante la Haya porque en Israel, igual que hay gente que asesina a niños palestinos, hay también gente justa”.

Responsabilidad de Ban Ki-moon

Días antes del anuncio de la auto exculpación israelí, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, declaró que Israel no será incluido en la lista de negra de agresores de los derechos de los niños en tiempos de conflicto, como habían pedido varios grupos de derechos humanos.

“Deben retirar la inmunidad diplomática a Israel. Ya basta. Ban Ki-moon nos ha matado por segunda vez -dice enfurecido Mohamed Baker, padre de Ismaíl.- Hay que boicotear a los asesinos de niños, a Israel. Todos los países, incluidos los árabes, deben boicotear a Israel”.

Raji Sourani, abogado, director del Centro Palestino para los Derechos Humanos (PCHR en sus siglas en inglés) y representante de la familia Baker afirma estar “muy decepcionado” con la decisión de Ban Ki-moon.

“Es una vergüenza. Israel es un criminal, comete crímenes contra los niños palestinos. Todos lo vimos -dice Sourani.- En el caso Baker había medios grabándolo y eso es lo que hace que sea un caso único. Durante esa operación Margen Protector murieron en la Franja de Gaza 565 niños”.

Sin embargo, Sourani no está sorprendido por la noticia del fiscal general militar israelí.

“Lo mismo sucedió tras la operación Plomo Fundido en 2009. Teníamos todo documentado legalmente, pero ellos lo negaron -explica Sourani.- Israel sigue construyendo asentamientos, sigue legitimando el bloqueo contra la Franja, ha usado a palestinos como escudo humano. El sistema legal israelí ofrece una cobertura legal total para el Ejército israelí. No hay razón alguna en la Tierra que pueda legitimar un crimen como el que se cometió contra los niños Baker”.

El abogado de derechos humanos palestino asegura que él y su equipo harán todo lo posible para sacar adelante el caso Baker en la Corte Penal Internacional y que los crímenes israelíes lleguen a su fin. Cuentan con que la Corte no actuará de juez-padre, sino como un órgano independiente que establece la justicia a nivel internacional.

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