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La visión de un refugiado sirio sobre la “insuficiente” asistencia recibida en España

magen de archivo tomada el pasado mes de febrero tras un ataque aéreo por parte del régimen sirio en el barrio de Kalase en Alepo./Efe

Mohamad Bitari

Meses después del estallido de la revolución siria empezaron a llegar solicitantes de asilo a España. Para ello es necesario tener una invitación de algún familiar o amigo residente con la que obtener un visado válido para toda la Unión Europea.

En 2011, 97 sirios solicitaron asilo; en 2012 aumentaron a 254, hasta alcanzar los 725 en 2013. En suma se estima que hay un total de 1.076 personas. No es una cifra elevada en comparación con otros países europeos debido al sufrimiento y a la indiferencia que reciben los refugiados y las refugiadas en España. La mayoría de los refugiados y refugiadas que llegan son enviados desde otros países europeos (como Alemania y Suiza) por no cumplir el acuerdo de Dublín, que prohíbe obtener el visado de un país y solicitar asilo en otro, y que establece que las personas en cuestión deben volver al país que les dio el visado.

En respuesta al fenómeno de refugiados y las refugiadas sirias, el Ministerio del Interior creó una oficina especializada para estos casos, donde comienza el proceso de petición de asilo. Mientras se procesa la petición los solicitantes son trasladados a un centro de acogida donde a las familias se les otorgan habitaciones independientes y a las personas solteras habitaciones compartidas (3 personas por habitación). Según su estado civil se les permite quedarse más o menos tiempo en el centro, así se concede un año a las familias y un máximo de 6 meses a las personas solteras según la nueva ley. El centro se abre a las 7:00 de la mañana y cierra a las 23:00 de la noche. Y tiene prohibida la entrada a cualquier persona ajena al centro. Las ayudas económicas provienen de contribuciones de instituciones europeas e internacionales, y son canalizadas por el Ministerio de Asuntos Sociales y Trabajo, quienes las reparten entre asociaciones locales de ayuda humanitaria. Éstas últimas son las encargadas de entregarlas a los refugiados y las refugiadas.

Los problemas en los centros de acogida

Los residentes en los centros de acogida sufren varias dificultades: la mala calidad de comida ofrecida (a pesar del equipo profesional de cocineros que suele haber) y la escasa ayuda económica: 270 euros para una familia (de 5 personas) y 105 euros por persona. Llas ayudas no bastan ni para comprar galletas una vez comprado el abono de metro (45 euros) y otros gastos básicos“, dice Abd Alhamwai (refugiado sirio).

El gran problema empieza cuando los refugiados deben dejar el centro una vez cumplido el plazo de estancia concedido. “Saldré dentro de 10 días, y la oficina del refugiado todavía no me ha concedido la ayuda, no sé qué hacer ni a donde ir”, dice Najib.

Mohamad Rahim insiste: “Esperamos mucho tiempo para que nos permitan salir del centro pero, cuando salimos, tanto el Gobierno como las asociaciones encargadas de nuestra situación nos dan la espalda”. Y continúa: “No venimos a Europa para morir de hambre, es más digno haberse quedado en Siria y haberse muerto de hambre ahí”.

Desde una asociación de ayuda al refugiado explican que “todavía no existen en España ayudas a los refugiados sirios en especial a través de los programas de UE, sino ayudas a los refugiados en general, y con los recortes que sufre el sector público han disminuido las ayudas destinadas a esta causa”.

A pesar de que la causa siria preocupa a buena parte del mundo, en España sigue pareciendo imposible organizar un programa que cuide y asista las necesidades de los 1.076 refugiados de esta nacionalidad. Esto empuja a preguntarnos por las ayudas recibidas por el gobierno español por parte de la ONU, ya que Naciones Unidas destina una cantidad de dinero por cada solicitante de refugio al país de acogida mientras se estudia su situación.

Y ¿después del centro?

Los casos de refugiados sirios tardan entre un año o un año y medio en tramitarse, aunque la negativa está casi asegurada. En 2012, de 254 solicitantes, sólo se concedió el asilo a una persona.

“Los informes de los sirios se olvidan entre el montón de papeles acumulados, y sin un carnet de residencia no se puede buscar trabajo en España ni salir fuera del territorio, con lo cual no se tiene la mayoría de los derechos” explica Abd Alhamwai, que protestó en la oficina del refugiado y exigió una entrevista con el responsable de los sirios.

“Todavía no existe una voluntad política por parte del gobierno español para solucionar el problema de los refugiados sirios, incluso puede que el gobierno de derechas actual aproveche las ayudas en el contexto de la crisis económica y financiera que atraviesa”, dice Leila Nachawati (española de origen sirio), activista e investigadora de redes sociales. Y añade: “parece que todas las leyes que tratan la situación de los sirios provienen de una decisión política que prefiere que vayan a otro país para pedir asilo y que no vengan a España”.

Una vez en España los sirios entran en un limbo paradójico, la trampa desde donde no pueden volver hacia la guerra, ni avanzar hacia otro país europeo donde podría haber mejores condiciones de acogida.

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