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Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.

Un consenso para la bici en Madrid, ninguno sobre el modelo de ciudad

Más bicis pero siempre que haya menos coches: así sí es el futuro de la movilidad.

Pedro Bravo

La semana pasada ocurrió un hecho verdaderamente excepcional en el Ayuntamiento de Madrid. Los cuatro grupos con representación aprobaron un paquete de medidas por unanimidad. Nada menos que 22 puntos a favor de la bicicleta. El texto es resultado de reuniones con asociaciones y colectivos tras la muerte reciente de Javier Vela en una estación de BicicMad. Sin duda, es una buenísima noticia que haya consenso en algo y más que lo sea el fomento de la bicicleta. Sin embargo, la realidad ha venido este fin de semana a cortar un poco el rollo.

Este sábado, la ciudad ha vivido dos atropellos a personas que iban en bici. Recomiendo, por cierto, la lectura de la noticia narrada por Europa Press, aquí enlazada, en la que se habla de “deportistas” (que circulan en bicicleta a las nueve y pico de la noche) y se hace un relato de los hechos así de vistoso: “El joven ciclista irrumpió en la calzada y colisionó contra un turismo”. Ya se sabe, no es noticia que un perro muerda a un hombre.

Vuelvo al consenso. ¿De verdad era necesario que muriese Javier Vela (y que fuese cercano a Ciudadanos) para que los partidos se pongan de acuerdo en algo en lo que medio mundo (y buena parte de España) lleva lustros de convencimiento? Preguntas retóricas aparte, y analizando un pelín las 22 medidas, se observa una tendencia a construcciones gramaticales como “estudiar la posibilidad”, “realizar un estudio de diagnóstico”, “potenciar los cauces de comunicación” y, la más simpática viniendo de un Ayuntamiento, “potenciar el cumplimiento de la normativa en materia de circulación”.

Me explico: el paquete, que leo en En bici por Madrid, recoge cosas tan lógicas, necesarias y adecuadas como la ampliación de BiciMad, la necesidad de poner estaciones del servicio cerca de intercambiadores, la posibilidad, en vista del fiasco del contrato, de financiarlo vía publicidad, favorecer el acceso de bicis al transporte público, extender ciclocarriles, definir un mapa de vías ciclistas, ampliar los aparcabicis públicos y algunas cosas más. Pero, en general, se echan de menos dos cosas fundamentales: la prisa y los coches.

Se dice que se va a hacer un diagnóstico sobre el uso de la bici en la ciudad que tiene que estar finiquitado el 30 de junio para que en enero de 2017 haya una revisión del Plan Director Ciclista. Más allá de la posibilidad de que con esta revisión del Plan Director pase como con el mismo plan, que lleva hecho desde 2008 sin que nunca se le haya dado bola, tengo la sensación de que en esta ciudad nunca pasamos de la casilla de salida.

Movilidad en Madrid: un parchís sin cincos

Y la verdad es que no entiendo por qué el gobierno de Ahora Madrid juega a este parchís sin cincos. No lo entiendo porque sé que hay gente que sabe y quiere tanto en el grupo, como alrededor y como en el propio Ayuntamiento. Pero lo cierto es que, tras casi un año de mandato, de momento no ha habido mejoras de impacto real en cuanto a movilidad sostenible en la ciudad. En Valencia, por ejemplo, se están haciendo más cosas y más rápido, quizá porque venían con el plan estudiado y planteado de casa.

¿Tan importante es la rapidez en los cambios? Yo diría que sí. Para que éstos calen y sean percibidos como mejoras, tiene que haber también tiempo por delante para que se aprecien. Que, si no, dentro de tres años, cuando haya elecciones, podemos volver aún más atrás y seguir a contramano del mundo.

Y con esto llego a lo de los coches. ¿Puede un paquete de medidas de un Ayuntamiento de una capital europea recoger 22 puntos de apoyo a la movilidad en bici y ninguna mención al coche o cualquiera de sus sinónimos? No debe.

Lo que ha matado a Javier y ha atropellado a dos personas este fin de semana, a pesar de lo que diga la delirante nota de Europa Press, son coches. O, más bien, la conducción de vehículos privados excesivamente pesados a excesiva velocidad en un espacio de convivencia pacífica que se llama ciudad. Algo desgraciado y desgraciadamente demasiado normalizado.

Por eso, suena hasta a burla esa perífrasis del desgobierno que he copiado antes, lo de “potenciar el cumplimiento de la normativa en materia de circulación”. ¿No sería más fácil hacer cumplir la ley y punto pelota? No parece que lo sea. Tras la muerte de Javier Vela, se vieron bastantes controles de velocidad de la Policía Municipal; luego, nada, lo de siempre.

Además, el consenso conseguido en esto de la bici va a ser difícil para otras cosas de la movilidad sostenible. Recuerdo por aquí que a Esperanza Aguirre no le hicieron gracia las limitaciones en momentos de contaminación alta (y eso que solo se aplicaron las aprobadas por Botella) y que incluso en campaña calificó de bolcheviques las Áreas de Prioridad Residencial (APR), que también empezó su amigo Gallardón. También conviene recordar las malas relaciones que tienen los mismos grupos que han consensuado esto ahora en el Ayuntamiento cuando hablan entre ellos de transporte público desde la Comunidad.

Sin duda, este paquete de 22 medidas es necesario y conveniente. Pero también tengo muy claro es que en Madrid hace falta algo más, mucho más. Hay un Pacto por la Movilidad Sostenible por recién activado por parte de diversas organizaciones y colectivos. Bien. Pero la cosa va más allá. Lo que necesitamos tener bien consensuado es eso del modelo de ciudad que tanto se menciona y de lo que tan poco se habla. Pero nada.

No sé, quizá este texto sea una visión demasiado pesimista de una noticia que todo el mundo ha tomado como buena. Puede ser. Igual es porque lo escribo un lunes lluvioso… Un lunes lluvioso que, como siempre, ha visto atascos kilométricos en la ciudad del consenso ciclista.

Sobre este blog

Me dedico al periodismo, la comunicación y a escribir libros como “Exceso de equipaje” (Debate, 2018), ensayo sobre el turismo que se desborda; “Biciosos” (Debate, 2014), sobre bicis y ciudades; y “La opción B” (Temás de Hoy 2012), novela... Aquí hablo sobre asuntos urbanos.

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