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Calcular la pensión con toda la vida laboral perjudicaría más a las mujeres

Varios pensionistas.

Ana Requena Aguilar

Es el último globo sonda del Gobierno: que la pensión se calcule tomando como referencia toda la vida laboral, y no los últimos 21 años, como sucede en 2018. La propuesta la lanzó la ministra de Empleo, Fátima Báñez, en una entrevista aunque la comisión del Pacto de Toledo apenas la había debatido. Lo que en principio parece una medida para beneficiar a los trabajadores que se han quedado en paro o con sueldos muy bajos en sus últimos años de carrera laboral, tiene su cara oscura: de aprobarse sin más, muchas mujeres podrían salir perjudicadas.

¿Qué supone exactamente la medida? Lo que sabemos hasta ahora es una línea general, pero faltan detalles que permitan conocer con exactitud su calado. En principio, supondría que la pensión de una persona se calcularía teniendo en cuenta los salarios y cotizaciones de toda la vida laboral. Aunque Báñez dijo que se trataría de algo voluntario (es decir, cada persona decidiría si su pensión se calcula con los últimos 21 años –un periodo que va a ir aumentando conforme se aplique la reforma de las pensiones– o con toda su vida laboral), fuentes del Pacto de Toledo aseguraron que la propuesta del PP apostaba sencillamente, por ampliar para todo el mundo el cómputo a toda la carrera.

Este cambio se justifica por la necesidad de ayudar a las personas que, en los últimos años de su vida laboral, se han quedado en paro, una circunstancia que perjudicará su pensión. Pero tiene trampa. Al computar toda la vida laboral, la pensión se calcularía tomando como referencia todos los vericuetos que suceden en una carrera: periodos de paro, salarios bajos, trabajos a tiempo parcial, excedencias... Las mujeres, con carreras laborales con más interrupciones debido a las excedencias por cuidado y a la precariedad más elevada, podrían verse perjudicadas por esta forma de cálculo.

La profesora del departamento de Economía Aplicada de la Universidad de Valencia Concha Salvador explica que cuando se amplían los años para calcular la pensión más probabilidades hay de que entren en el cómputo lagunas de cotización debido a periodos de inactividad por cuidado o por falta de inserción en el mercado laboral. Se trata de una circunstancia mucho más frecuente entre las trabajadoras, ya que, por ejemplo, el 90% de las personas que se encuentran fuera del mercado laboral para dedicarse a los cuidados son mujeres. Esto, a su vez, tiende a repercutir negativamente sobre las posibilidades de reinsertarse en buenas condiciones en el empleo. Aunque no todas las excedencias o reducciones repercuten de la misma manera en la cotización, si suponen en muchos casos una merma para quien las coge.

“Se puede decir que coger toda la vida laboral es más justo porque no influye tanto si cobras más o menos al final de tu carrera. Pero esta propuesta perjudica a la mayoría en términos medios. Además, las carreras de cotización de las mujeres suelen ser más cortas”, especifica Salvador, que señala también que es difícil que los primeros años de cotización de una persona sean buenos. Actualmente, las lagunas de cotización se 'rellenan' con una cantidad similar a la base del salario mínimo interprofesional: los últimos 24 meses de inactividad que se encuentran se computan con una cotización similar a la del SMI, y el resto de laguna, si la hay, computa como la mitad del SMI.

Un ejemplo. María se jubila este año con 65 años y para su pensión se tendrán en cuenta los últimos 21 años cotizados, es decir, su carrera desde que tenía 44 años. En su caso, se trata de un periodo en el que, aunque no con el mejor sueldo de su carrera, ha trabajado de forma continua. Si su pensión se calculara sobre toda su vida laboral tendría en cuenta tanto los cuatro años de excedencia que cogió para el cuidado de sus hijos como los otros seis que se acogió a una reducción de jornada. Parte de ese periodo sí le cotizará como su salario anterior, pero otra parte no, lo que afectará a su pensión.

Más tiempo parcial y reducción de jornada

La vicesecretaria general de UGT, Cristina Antoñanzas, insiste en el impacto especialmente negativo que esta medida tendría sobre las mujeres. “Las mujeres cogemos mayoritariamente las excedencias y tenemos más incidencia de trabajo a tiempo parcial. Cuanto más amplías el cómputo a toda la vida laboral más probabilidad hay de que entren estos periodos”, dice.

Antoñanzas habla de introducir coeficientes que reduzcan la desigualdad en el cobro de las pensiones, aunque teniendo en cuenta que deben “corregir pero no reproducir” los roles de género. Esto es, que establecer un coeficiente para reducir el impacto de las excedencias en el cálculo de la pensión no sirva para mantener en el tiempo la desigualdad en los cuidados: ellos trabajan, ellas se cogen los permisos.

El catedrático de Economía Aplicada de la Universidad Autónoma de Madrid Santos Ruesga subraya que ampliar el cómputo a toda la vida laboral “perjudica a todo el mundo”, pero admite que por la mayor incidencia de las reducciones de jornada o del tiempo parcial en las mujeres tendría más efecto en sus pensiones. No sería así si, como sugirió la ministra pero no se ha concretado, se pudieran elegir los años que se tienen en cuenta para computar la pensión. En ese caso, cada persona podría elegir lo que más le conviniera. Aún así, y debido a las “carreras de cotización más cortas” de las mujeres, las trabajadoras tendrían más difícil que en sus más de 20 años cotizados necesarios para calcular su pensión no entraran o bien lagunas o bien tiempo parcial, reducción de jornada o empleo precario.

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