Benidorm y Málaga piden que se les excluya de la cuarentena británica

Los alcaldes de Málaga y Benidorm han pedido al Gobierno que consiga excepciones para ellos en la negociación con Reino Unido sobre la cuarentena obligatoria. El ejecutivo británico anunció el sábado que cualquier persona procedente de España deberá aislarse durante catorce días. España trata desde entonces que Canarias y Baleares queden fuera de las restricciones por tener datos epidemiológicos “muy por debajo” de los de Reino Unido, según indicó la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya.

Toni Pérez, alcalde de Benidorm, pidió el domingo por la tarde que el Gobierno rectificara y no creara “destinos de primera y segunda, favoreciendo a los archipiélagos”.

“Benidorm ha trabajado muy duro desde el minuto uno de esta situación para desarrollar protocolos y medidas de seguridad, para residentes y turistas, que están dando unos excelentes resultados”, señaló Pérez. Para la ciudad y el resto de destinos de la Costa Blanca el turismo británico es “fundamental”. El ritmo de reservas y “confianza” iban en aumento, según Pérez, por lo que solicita que el Ejecutivo defienda su “acertada gestión” y proponga un corredor seguro.

Francisco de la Torre, alcalde de Málaga, se ha manifestado en la misma línea este lunes. “El gobierno español no puede olvidar a Málaga y a la Costa del Sol en la negociación con el gobierno británico para conseguir excepciones”, ha expresado en su cuenta de Twitter. “¡Sería un error y una injusticia!”.

El anuncio de la cuarentena obligatoria ha sentado como un mazazo en los destinos turísticos de nuestro país. Además de la medida británica, el sector se enfrenta a la cancelación de los viajes con destino España, a excepción de Canarias y Baleares, del turoperador TUI hasta el 9 de agosto. Por otro lado, Francia, Bélgica y Noruega han recomendado a sus ciudadanos no pisar suelo español durante el verano. España jugó sus bazas a venderse como un “destino seguro” tras el confinamiento, pero el aumento en el número de contagios, los brotes y la desconfianza de los países emisores de turistas mandan al traste cualquier esperanza de recuperación.