Empresas españolas en Argentina: “Llevamos allí más de 20 años y ya hemos vivido de todo”
“Ilusión y esperanza”. Estas fueron las palabras utilizadas en 2017 por las empresas españolas sobre Mauricio Macri, que llegó a la presidencia de Argentina en 2015, sucediendo a Cristina Fernández. Tres años después de su ascenso al poder, las dudas sobre la economía del país latinoamericano han vuelto y la petición de un rescate al FMI hace que las empresas se muestren más cautelosas.
El optimismo inicial de las empresas se mostró en un viaje comercial el pasado año en el que participaron sociedades como Santander, Telefónica, Iberia o Indra, entre otras. Las compañías vieron con buenos ojos la llegada de Macri, de corte liberal, tras años de discrepancias con el Gobierno previo, como se vio en casos como la nacionalización de YPF, propiedad de Repsol. En la actualidad hay 151 empresas españolas registradas en Argentina, según los datos que recoge el Instituto de Comercio Exterior (ICEX).
Las empresas vieron en la llegada de Macri un nuevo modelo de política económica “más predecible” que favorecería las inversiones en el país, tal y como declararon algunos directivos en el citado viaje del año pasado. Además, se han visto impulsadas en su negocio en algunos sectores como el energético con las subidas de tarifas que anunció el Gobierno, como el caso de Gas Natural, que lo destaca en sus resultados.
“Estamos viendo el futuro con enorme optimismo, porque tenemos un Gobierno que de alguna manera da certeza de que va a gestionar bien el país”, llegó a declarar Enrique Cristofani, presidente de Santander Río, la filial de la entidad española.
Esta confianza empresarial se mantiene pese a la petición del rescate. Una de las empresas que ha hablado más claramente ha sido Mapfre. La aseguradora, que cotiza en el Ibex, ha señalado que tiene “confianza” porque el Gobierno argentino “ha venido tomando decisiones prudentes en los últimos tiempos” y está esperanzada en que “la ayuda del FMI sea capaz de reconducir esta crisis de forma satisfactoria”.
En esta misma línea se mueve también BBVA. La entidad financiera asegura que “las medidas que se están tomando por el Banco Central y el Gobierno (subida de tipos o petición de ayuda al FMI) van en la dirección correcta para transmitir confianza a los mercados”. La empresa sin embargo cree que “todavía es pronto para valorar el impacto” de estas decisiones.
La empresa que tiene una presencia mayor en el país es Telefónica. La compañía facturó en 2017 algo menos de 3.500 millones de euros, el 6,7% del total de los ingresos del grupo de telecomunicaciones. Ya en los resultados del pasado ejercicio y en los del primer trimestre del presente, advertía del impacto de la devaluación de la moneda en el beneficio operativo (el resultado antes de intereses, depreciaciones, amortizaciones e impuestos).
El grupo se mantiene cauto y evita hacer declaraciones sobre la situación del mercado. Únicamente apunta que se encuentra a la espera de ver cómo evolucionan los acontecimientos tras la petición de ayuda al FMI. La compañía había modificado recientemente los estatutos de su filial argentina, abriendo la puerta a su salida a cotizar, una operación que se ha dado por hecha pese a que la empresa no termina por confirmarla.
También es importante la presencia de Santander y BBVA, en el plano financiero. El primero se presenta como el mayor banco privado de Argentina en crédito y ahorro y, aunque prefiere no hacer declaraciones sobre la situación, limita el impacto en su balance. El país latinamericano supone en torno al 3% del beneficio del grupo. Por su lado, BBVA Francés, la filial de la entidad que preside Francisco González en Argentina, tiene un peso del 6% en el conjunto del beneficio del grupo.
En menor medida se encuentran otras grandes compañías como Gas Natural Fenosa, Mapfre, Abertis, ACS o Dia. En el caso de esta última, Argentina es el tercer país por facturación por detrás de España y Brasil con 1.600 millones en 2017, el 16% del total de su negocio. La empresa, que presenta sus cuentas este jueves, asegura que se “adaptan” a la situación del país y señalan que “llevamos más de 20 años y ya hemos vivido de todo en el país”.
Muchas de estas empresas han mostrado crecimientos en sus negocios cuando se cuantifican en pesos, si bien a la hora de la conversión al euro han sufrido recortes en sus resultados en el país, al igual que ha pasado en otros mercados de la región en el último año. Las empresas se enfrentan a distintos impactos negativos en sus cuentas con la situación actual, como la devaluación que lleva acumulada la moneda, la subida de tipos de interés anunciados por el Gobierno, o una de las mayores inflaciones de la región.