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Los ganadores y perdedores en la quiebra de Banco Popular

Una sucursal de Banco Popular.

Marta Garijo

Tras la resaca desatada por la intervención de Bruselas para evitar la quiebra de Banco Popular, los coletazos continúan y lo seguirán haciendo en las próximas semanas y meses. El primer shock fue conocer que por primera vez había entrado en funcionamiento el mecanismo de intervención bancaria europea y que además la falta de liquidez del banco hizo que la operación se hiciera en una noche, sin esperar al fin de semana. Por primera vez se llevó a cabo una intervención con el nuevo sistema y entró en vigor el conocido como bail-in, o autorescate, que establece que los accionistas asuman las pérdidas antes de la recapitalización. Tras poner a cero el contador de los inversores y bonistas, Banco Santander se hizo con Popular por un euro. La compra deja tras de sí una estela de ganadores y perdedores, sobre todo, de estos últimos.

El gran beneficiado de esta operación, según comentan algunos de los expertos consultados es Santander. Tan así lo cree el mercado que ayer fue la entidad que más subió del Ibex 35, por encima del 5%. Teniendo en cuenta que la reacción habitual del mercado es penalizar a las empresas que compran a otras, este aplauso de los inversores ha sido estruendoso. “Es una operación sensacional”. Así la describe Antonio Pedraza, presidente de la Comisión Financiera del Consejo Nacional de Colegios de Economistas, que señala que esta compra tiene un atractivo por las sinergias que presentan y porque con ella Santander se quita una “asigntatura pendiente” como es el negocio de las pymes –alcanzará una cuota del 25%–. Además, señala que “un gran atractivo” de la operación son los beneficios fiscales de los que se podría beneficiar el Santander. Popular cerró el último ejercicio en pérdidas, y acumulaba alrededor de 4.000 millones de activos fiscales que se sumarán ahora a los alrededor de 8.000 millones que tiene Banco Santader. Estos créditos fiscales se van restando de la parte que tiene que pagar en impuestos por sus beneficios la entidad año tras año.

Aunque todavía para esto faltaría la integración del banco en el grupo Santander. Javier Flores, responsable de servicios de estudios de Asinver, explica que por ahora Banco Popular sigue teniendo su personalidad jurídica aunque ya no cotice en bolsa y solo tenga a Santander como único accionista. “Lo habitual es que dentro de un tiempo se haga una integración por fusión y en ese momento se habla de los criterios contables y se vea si es posible utilizar estos créditos fiscales”, apunta Flores.

La intervención del mecanismo de resolución lo que hizo fue amortizar las acciones que cotizaban hasta ahora en la bolsa, es decir, que ya no existen (al igual que los bonos convertibles conocidos como CoCos). Tras esto convirtió un tipo de deuda subordinada (de menor calidad) en nuevas acciones. Estas nuevas acciones es lo que Santander compró por un euro y por esto, los anteriores inversores de quedaron a cero.

Declaración de renta de antiguos accionistas

Los anteriores accionistas de Popular han perdido su inversión, independientemente de las acciones legales que algunos puedan decidir emprender, esto tiene un efecto en su declaración de la renta del año que viene. “Tiene incidencia en el IRPF de 2017”, señala Luis del Amo, del Registro de Economistas Fiscales de España (REAF). Para calcular lo que se puede compensar en la siguiente declaración de la renta hay que calcular cuál es la diferencia entre el valor adquisición y cero, que a a lo que han quedado las acciones ahora, y añade que a ese valor de adquisición hay que descontarle lo que se haya obtenido por los derechos de suscripción preferente en el caso de haberlos vendido en algunas de las anteriores ampliaciones de capital de la entidad.

¿Qué se puede compensar con estas pérdidas? Ganancias patrimoniales (como vender un piso), por ejemplo, y si el saldo sigue siendo positivo se puede compensar hasta el 20%de los rendimientos del capital mobiliario (como por ejemplo intereses). Si aún así nos quedara un remanente sin compensar, durante los siguientes cuatro años se pueden seguir compensando hasta el 25% del saldo positivo de los rendimientos del capital mobiliario. Esto iría en la base del ahorro y no se suma con los rendimientos de actividades económicas y del trabajo.

Por ejemplo, un inversor que ha perdido 10.000 euros en acciones de Popular y este año vende una casa con una ganancia de 30.000, podría compensar esta ganancia y pagar IRPF por 20.000 euros. Otro caso sería si una inversora ha perdido 10.000 y no tiene ninguna ganancia patrimonial y no hubiera tenido ningún beneficio de venta de nada pero hubiera obtenido rendimentos mobiliarios de 1.000 euros. En este caso, se podría deducir un 20% de estos, es decir, 200. Por esto, pagaría impuestos por 800 euros y le quedarían 9.800 euros que podría seguir compensando en los restantes ejercicios.

¿Qué ha pasado con los bajistas?

La situación de los cortos o bajistas, aquellos inversores que apuestan por la caída de la acción, es complicada y dependerá de cómo hayan realizado la operación. Popular llegó a tener casi un 12% de las acciones en manos de estos especuladores que juegan a apostar porque la acción va a caer.

La normativa española establece que para que puedas apostar a la baja por una acción tienes que tener las acciones previamente. Para ello se piden prestadas las acciones.

Si tenían acciones prestadas en el momento de la amortización, tendrán que devolver el valor de su alquiler aunque estas valgan nominalmente cero salvo que estuvieran protegidas con un seguro ante un posible colapso. Algunos además han pedido préstamos para poder alquilar estas acciones, así que tendrán que pagar doblemente. En el caso de que ya hubieran vendido las acciones (como sucedió en las últimas sesiones) ahora tendrían que devolverlas pero no tienen a quién porque ya no hay títulos que devolver. Estos serían los principales ganadores en esta quiebra.

Los fondos con inversión en Popular

Otros actores que han perdido con la quiebra de Popular han sido los fondos que tenían exposición a esta entidad y por tanto, sus partícipes. Flores recuerda que estos fondos tienen “responsabilidad fiduciaria”. Esto quiere decir que tienen que tratar de recuperar la inversión de sus partícipes.

Este frente podría derivar en otra vertiende de demandas. La forma en la que se podría ir en los tribunales, según explica Flores, sería por la via civila aduciendo la falta de transparencia del banco. Algo similar a lo utilizado en muchos casos de prefeentes de Bankia. Otra opción, más costosa y lenta, sería la vía penal contra los gestores anteriores en una causa similar a la ocurrida con la quiebra de otra entidades como la CAM.

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