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Cómo cuidar la voz para que no se apague

Una mujer se toca la garganta.

Mercè Palau

Nuestra voz es una de las maneras más importantes que tenemos de comunicarnos y una de las características que mejor definen quiénes somos. La utilizamos desde que nos levantamos por la mañana hasta que nos acostamos por la noche, siempre está disponible. Pasamos mucho tiempo usando nuestras cuerdas vocales, pero muy poco cuidándolas. 

La mayoría de nosotros pensamos que nuestra voz es indestructible. Sin embargo, al igual que otros músculos, las cuerdas vocales pueden dañarse por un uso excesivo o un mal uso. “Cuando la voz se apaga al final del día y nos quedamos con un tono más ronco, no le damos importancia”, admite el Doctor Luis Eduardo Cubillos del Toro, especialista del Servicio de Otorrinolaringología del Hospital Universitario General de Villalba, que trabaja en la promoción de la salud vocal y la prevención de la disfonía.

No prestar atención a señales como esta es un grave error. Igual que cuidamos otros músculos de nuestro cuerpo, también debemos hacerlo con los de nuestra voz, tomando las medidas oportunas para evitar problemas como la disfonía, una alteración de la fonación debido a una anomalía de la vibración de las cuerdas vocales. 

Suele manifestarse en forma de ronquera, variación en la intensidad de la voz, episodios de afonía, tos o dolor de garganta al hablar.

Por qué sufre nuestra voz

Las cuerdas vocales son un cuerpo musculoso con una cubierta mucosa. Cuando forzamos el aire a través de estas estructuras, vibran y producen sonido. Este último año las hemos expuesto a situaciones a las que hasta ahora no estábamos nada habituados.

Y es que algunas de las medidas impuestas para prevenir la propagación de la Covid-19, como el teletrabajo y el uso de las mascarillas para frenar la transmisión y evitar el contagio, han contribuido a que aparezcan problemas de la voz como la disfonía, como reconoce un estudio publicado en ScienceDirect.

“Cuando hablamos por teléfono no entonamos igual, lo hacemos un poco más forzado y tendemos a subir un poco el volumen”, reconoce también Cubillos del Toro. El aumento de las videoconferencias y las telecomunicaciones se ha asociado a un empeoramiento de la disfonía.

En otro estudio publicado en Journal of Voice los expertos concluyen que el uso de mascarilla induce a aumentar, de manera inconsciente, el esfuerzo vocal, lo que, con el tiempo, puede incrementar el riesgo de desarrollar disfonía funcional. Desde la Sociedad Española de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello (SEORL-CCC) recuerdan que una adecuada vocalización y una respiración cómoda son claves para el cuidado de las cuerdas vocales en época de pandemia.

¿Cómo podemos saber que estamos forzando demasiado la voz? Como admite Cubillos, las cuerdas vocales nos van enviando varias señales de advertencia, como sensación de carraspeo y que la voz se apaga poco a poco a lo largo del día. 

Cómo podemos cuidar nuestra voz

Hay varias maneras de cuidar nuestra voz. Dos de las que destaca el especialista es evitar todo lo que sea irritante para las cuerdas vocales, como el tabaco, y una correcta hidratación para que estas conserven una mayor elasticidad y tengan que hacer menos esfuerzo. 

Estas pautas están recogidas, junto con ocho más, en el Decálogo de consejos para cuidar la voz de la SEORL-CCC, que aconseja:

  1. No hablar en ambientes ruidosos para evitar el abuso vocal.
  2. No fumar porque el tabaco irrita la faringe, lo que predispone a lesiones benignas.
  3. No hablar gritando para no forzar nuestro aparato fonador. Descansar 15-20 minutos de silencios dos o tres veces al día, limitar el uso del teléfono, etc.
  4. Vocalizar y respirar bien para no forzar la voz, sobre todo en el caso de profesores.
  5. Hidratarse adecuadamente con unos dos litros de agua al día para que la mucosa de las cuerdas vocales esté bien hidratada.
  6. Descansar para que la fatiga corporal no se refleje en la voz (dormir más de seis horas y descansar mucho la voz).
  7. No usar el aire pulmonar residual al hablar ni sentir ahogo al hablar.
  8. Evitar el humo, áreas con polvo y otros irritantes laríngeos, como ambientes con mucha calefacción o aire acondicionado.
  9. No carraspear porque supone un esfuerzo traumático para las cuerdas vocales; en cambio, podemos tragar saliva, beber pequeños sorbos de agua, etc.
  10. Realizar controles periódicos de la voz con el otorrinolaringólogo o el foniatra. Los otorrinolaringólogos recomiendan acudir a la consulta en caso de sufrir cualquier alteración de la voz que dure más de dos semanas sin estar acatarrado.

La disfonía acostumbra a ser una afección leve que se cura a los pocos días si se tienen en cuenta todos estos consejos. No hacerlo, o ser irregulares en el cuidado, puede hacer que la ronquera acabe en disfonías funcionales persistentes, lesiones como nódulos o pólipos y, en el caso de existir hábitos como el tabaquismo, puede llevar al desarrollo de tumores.

Para descartar este tipo de lesiones, los especialistas de la Consulta de Voz del  Hospital Universitario General de Villalba realizan un estudio completo, con pruebas de última tecnología, mediciones de tiempos de fonación, evaluaciones personales y exploración mediante cámaras que visualizan y ven cómo se mueven las cuerdas vocales. “La mayor parte de los casos son lesiones benignas o funcionales por un mal uso que podemos corregir con unos hábitos saludables y la ayuda de profesionales”, admite Luis Eduardo Cubillos del Toro.

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