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Alerta roja en Euskadi: 96 de los 251 municipios tienen una incidencia de más de 1.000 puntos

Personal sanitario de Osakidetza, en una UCI

Iker Rioja Andueza

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En Euskadi -que vive la séptima ola de la pandemia y no la sexta, como se ve en todas las gráficas- 96 municipios de 251 tienen una tasa de incidencia de la COVID-19 por encima de 1.000 puntos. El listado incluye 15 pueblos de Álava -la capital, Vitoria, está a horas de llegar ya que marca 973-, 23 de Bizkaia -aunque Barakaldo y Bilbao se mantienen en torno a 500- y 58 de Gipuzkoa -incluidos Donostia, Irún y Eibar-. La comarca del Alto Deba (Arrasate-Mondragón, Bergara u Oñati) tiene 2.213 de media y el entorno de Azpeitia supera los 2.600. Con Navarra y Huesca, que comparten la característica de ser fronterizos con Francia, estas cada vez más vastas áreas de Euskadi son uno de los puntos más críticos de la actual escalada de contagios en Europa.

El mapa nunca había tenido tanto color rojo. Este lunes se ha confirmado que Euskadi ha superado su máximo de incidencia en toda la pandemia y también que el sábado se notificaron en 24 horas más positivos que nunca, 2.118. La consejera de Salud, Gotzone Sagardui, ha admitido por dos veces en menos de una semana que es uno de los “peores momentos” en cuanto a transmisibilidad, aunque asegura que la “experiencia” y “herramientas” como las vacunas minimizan el golpe en los hospitales frente a olas anteriores. Se insiste en que parte de la diferencia con otros territorios es por la más elevada realización de pruebas, pero no es el único factor explicativo: el informe comparativo de este viernes del Ministerio de Sanidad mostraba que Euskadi era la cuarta comunidad en capacidad diagnóstica. En plena oleada, las PCR, antígenos y pruebas de saliva del 6 al 12 de diciembre fueron 78.252 por 84.015 de la semana anterior. A la red de rastreo -con 160 profesionales menos que en verano- se le escapan el 74% de los casos aunque se haya cambiado el protocolo para reducir su trabajo.

Sagardui ha enmendado en 72 horas al lehendakari, Iñigo Urkullu, quien este viernes se mostró esperanzado de que el pico de esta ola quedase cercano. La consejera de Salud admite que todos los indicadores siguen al alza. Es más, el R0 ha empeorado tras el puente. La presión hospitalaria de esta ola siempre fue más alta que la del verano, aunque nunca se haya hablado de ello públicamente. Y la ocupación actual en la UCI y en planta ya es más alta que la de la Navidad del pasado año. Los precedentes muestran que es necesario, además, que transcurra un período de varias semanas desde que empiezan a bajar los casos hasta contener los ingresos hospitalarios. Las vacunas están logrando que el impacto sea más suave que otras oleadas pero al menos en Gipuzkoa ya se ha activado el escenario de alerta 3 de 5 del plan de contingencia sanitaria mientras los centros de Álava y Bizkaia siguen en 2 sobre 5. Sagardui ha explicado que se han contratado 1.000 profesionales de refuerzo pero la oposición le afea haber despedido hace pocas semanas se prescindió de 4.000. Se están empezando a suspender consultas, operaciones y analíticas y este fin de semana, en uno de los grandes hospitales se han pedido voluntarios para reforzar equipos de COVID-19, según explican fuentes internas. El 65% de los hospitalizados la pasada semana tenía de 60 años en adelante. Pero también hay 25 menores de 40 años ingresados, cinco de ellos menores de 18.

Poco a poco, las defunciones también van subiendo. Del 3 al 9 de diciembre fueron 22 los muertos con COVID-19, aunque Osakidetza estima que en tres casos el Sars-Cov-2 no fue la causa directa. Los registros de las semanas anteriores fueron 21, 11, 12, 14 y 12, respectivamente. Los últimos fallecidos tenían en dos casos entre 50 y 70 años y el resto superaba esa edad. Son ya 4.910 en toda la pandemia, alrededor del 1,6% del total de infectados, que ya han superado la barrera de los 300.000 estos días. Son ya 303.975. Se mantiene invariable la proporción de que uno de cada cuatro nonagenarios que contra el virus muere y en la última semana la incidencia ha subido un 36% para ellos.

¿Se adoptarán nuevas restricciones? Euskadi volvió a la emergencia sanitaria justo antes del puente de la Constitución y la Inmaculada argumentando que era “urgente” adoptar medidas. No ha llegado ninguna desde entonces, aunque sí ha entrado en vigor el pasaporte COVID anunciado a mediados de noviembre y que ahora se quiere extender al grueso de actividades de ocio. No hay fecha para ello, ya que depende del visto bueno del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco (TSJPV) que tumbó la primera fase y obligó a recurrir al Supremo. Fuentes del Gobierno indican que no habrá reunión de la mesa de crisis de la emergencia sanitaria (el Labi, el órgano competente para subir y bajar las medidas) hasta que sea conocido el fallo judicial. En otras fases de la pandemia, con la misma ocupación hospitalaria las medidas eran mucho más severas.

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