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Euskadi combate la nueva ola con 160 rastreadores menos que en verano

Urkullu y Sagardui, en marzo con los rastreadores

Iker Rioja Andueza

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El Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) está gestionando la actual ola de la COVID-19 -“estamos en uno de los peores momentos de expansión del virus”, en palabras de este martes de la consejera, Gotzone Sagardui- con un equipo de 364 rastreadores, según los datos oficiales actualizados este jueves y después de que se hayan venido anunciando “refuerzos” en las últimas semanas. A ellos se le suman otras 20 personas a las que se identifica como “CAU” pero de las que no se dan más detalles. En enero este equipo contaba con unas 529 personas y en julio eran 527. En marzo, sin embargo, el lehendakari, Iñigo Urkullu, y la propia Sagardui visitaron una de las sedes de estos equipos y destacaron que “se había creado una red de más de 700 profesionales, dentro de los parámetros establecidos por la OMS”, por lo que la reducción es casi del 50% con respecto al momento de mayor actividad.

El papel de los rastreadores ha sido puesto en cuestión en los últimos días ante la subida exponencial de los contagios. Euskadi bordea ya una tasa de incidencia de 800 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días y Gipuzkoa, Donostia o Vitoria tienen los mayores niveles de transmisión de toda la pandemia. Se han dado casos de personas que han tardado varios días en recibir la llamada y se ha reconocido implícitamente el colapso al cambiar el protocolo y activar un sistema de notificaciones por SMS a los contactos estrechos, que tendrán que solicitar ellos la prueba sin esperar a que un profesional valore su caso. También antes se cambió para los colegios, donde se han multiplicado los brotes entre escolares de Primaria y son ahora los centros los que informan a las familias y no Salud.

En datos, la propia Osakidetza fijó como deseable en otras fases de la pandemia que el 50% de los positivos fuesen detectados con el seguimiento de los contactos de los contagiados. Pero en las últimas semanas los datos oficiales mostraban que el 70% o más escapaba del radar de los rastreadores. El dato concreto de este jueves es que apenas el 25,9% de los positivos eran contactos de casos anteriores. En enero eran el 48% de media, el día de la visita de Urkullu y Sagardui a los profesionales el 50,5% y en julio el 32,9%.

En octubre se dio por finalizada la segunda emergencia sanitaria, se levantaron el grueso de las restricciones y se desmantelaron algunas medidas excepcionales activadas para combatir la COVID-19. Ello implicó menos ambulancias, el cierre de un hotel de Derio que durante meses ha permitido hacer aislamientos a personas sin los medios adecuados o de fuera y también la reducción del equipo de rastreo. Se llegó a estimar en 4.000 el volumen de profesionales no renovados. Sin embargo, nunca se dieron las cifras concretas de los profesionales despedidos o recolocados de esta unidad y tampoco en qué han consistido los refuerzos que han llegado en las últimas semanas tanto a este ámbito como a las UCI o a los equipos de realización de pruebas.

Los datos actuales sobre los equipos de rastreo figuran en un informe enviado por Sagardui al Parlamento a instancias de la portavoz de EH Bildu en la comisión de Salud, Rebeka Ubera, que ya requirió estas mismas cifras en enero y en julio. Sin tener en cuenta el dato de 700 ofrecido por Urkullu y Sagardui en marzo, con relación a los dos momentos anteriores de 2021 hay una caída de unos 160 profesionales que afecta a todos los territorios y a todas las organizaciones sanitarias. Por mencionar las capitales, la OSI Donostialdea, que agrupa a la comarca sanitaria del entorno de Donostia, ha perdido 36 rastreadores, la OSI Araba (Vitoria y gran parte del territorio) 24 y la de Bilbao-Basurto 21.

Explica Sagardui en su informe que “el número de personas que trabajan en la red se ajusta a las necesidades de rastreo que derivan de la situación epidemiológica”. Se remarca también que los equipos operan “en red”, de modo que si una zona está más colapsada por tener más positivos recibe el refuerzo de otra. Y se añade: “Además de estos equipos de rastreo comunitarios, se cuenta con profesionales de otros servicios que realizan tareas de rastreo de su ámbito específico o colaboran en algunas tareas con la red: Osalan, unidades de vigilancia epidemiológica de los tres territorios, medicina preventiva, salud laboral, técnicos de Salud Pública y otros agentes que realizan rastreo en sus ámbitos específicos”. La responsable de los rastreadores es Arrate Iturralde desde la dimisión de quien la puso en marcha, Ignacio Garitano. En cada OSI hay una enfermera “gestora de casos” que ejerce la coordinación de su zona.

Sin muchos detalles, se indica en el informe que esta nueva ola con un 90% de la población vacunable con la pauta completa implica que “en un elevado número de casos” los contactos estrechos “no precisan cuarentena”. Incide Sagardui en que se mantiene en marcha el protocolo de retrorrastreo probado de manera piloto en la Navidad del pasado año y que ofreció buenos resultados. Se investigan todos los “eventos” en los que ha participado el contagiado no ya en las últimas 72 horas sino en toda la semana anterior al inicio de los síntomas o a la realización de la prueba en caso de que sea asintomático.

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