El espíritu de Ronnie James Dio se ha manifestado en el cuerpo de Joey Belladona. En su tercer regreso a la banda más emblemática del Thrash Metal neoyorkino, el vocalista de orígenes familiares italianos y de indios nativos canadienses, explora como nunca la versión de tenor que su voz le da para liderar unas composiciones que, por vez primera en mucho tiempo, no están dirigidas por los riffs de guitarra de Scott Ian. El resultado va a sorprender a muchos, pero hay que admitir que en global esta creación es enormemente interesante. No diría que está por encima ni por debajo de su antecesor Worship music; es, simplemente, tan distinto que las comparaciones son muy difíciles de realizar.
Este es el típico disco sobre el que no hay grises: o te encanta o lo acogerás con frialdad. Si buscas esas guitarras afiladas que el calvo de Brooklyn sabe mostrar te vas a quedar frío. La vertiente más thrasher de la banda queda relegada, aunque no desaparecida, para potenciar nuevas sonoridades que hacen de For all kings un disco muy creativo y pegadizo.
El trabajo empieza con tres canciones de gran inspiración. Lo primero es una intro, ideal para calentar un concierto. “You gotta believe” es un tema marca de la casa, bien construido: intro, riff rápido y batería machacona, estribillo con gancho, interludio de relax y traca final. Uno de los que más recordarán a su etapa clásica. “Monster at the end” no pierde comba, pero ya muestra cómo el juego de guitarras y la voz se centran en brillar más y en golpear menos. El triángulo lo cierra el tema que da título al trabajo, y que confirma que el protagonista es Belladonna. Él lo empieza a capella y el lo corona, valga la expresión, con una fantástica interpretación.
La prueba más evidente de que Anthrax apuestan por la melodía es que el mejor corte es un épico“Blood eagle wings” (lógicamente elegido como single), una canción realmente sensacional que atrapa desde el primer momento. Hay otros pasajes de puro Metal como “This battle chose us” pero, que nadie se asuste, la carga de identidad de este grupo no ha desaparecido. “Evil twin”, “Defend/avenge” y, sobre todo, el cierre con “Zero tolerance” garantizan buenos trallazos de caña y velocidad. Las letras basculan entre lo legendario (la portada es muy indicativa de este camino que han tomado) y la protesta. Parece que el actual momento político en su país y, en general, en todo el mundo les lleva a derramar descontento en momentos como este: tolerancia cero en nombre de la religión, al odio racial, al estado policial, a los políticos, ¿Qué les diría Dios a esos cabrones?
Hay dos indicios más para comprobar que las guitarras más thrashers están poco presentes: el primero, que los solos son menos rápidos que antaño. El segundo, por comparación, se observa en la edición Deluxe del disco, compuesta por cuatro temas en directo, porque cuando entra el primero (“Fight’em ‘til you can’t”, del anterior Worship music) la diferencia en cuanto a octanaje es evidente.
En todo caso, Anthrax han sido siempre la banda menos cañera del Big Four, y han firmado auténticos clásicos basados más en el Heavy Metal clásico que en su variante thrasher, de manera que este disco ni desentona con su carrera ni debiera dejar insatisfechos a sus seguidores. Personalmente, lo considero un gran paso adelante que espero que contribuya a consolidar la actual alieación del grupo, y que además puede darnos grandes momentos en directo en cuanto a la gente le empiecen a sonar las letras. Estoy seguro de que en diciembre estará entre mis favoritos del año 2016 (otras críticas también lo atestiguan: Metal Injection 9/10, The Guardian 4/5).
Sobre este blog
Soy Dani Álvarez, presento y dirijo cada mañana Boulevard en Radio Euskadi entre las 6 y las 10 de la mañana. A los 12 años escuché por primera vez a Iron Maiden y me dije “esto es lo mío”. Desde los 22 busco y cuento noticias, y a todas horas escucho Metal. He entrevistado a más lehendakaris (5) que veces he visto a Metallica o he ido a Wacken (4). Decir más sería reiterativo.
