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Un centro de día con ocio y apoyo emocional busca paliar la crítica situación del sinhogarismo en Bilbao

Arantxa e Inmaculada jugando al dominó en una de las salas del centro de día Elexabarri

Maialen Ferreira

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Los centros nocturnos de acogida en Bilbao atienden a 392 personas sin hogar una vez pasado el invierno. En los meses fríos, la cifra suele superar las 600 personas. En esos servicios se ofrecen camas, alimentos y tienen la posibilidad de asearse, pero la rigidez de horarios que hay en los albergues, hace que los usuarios tengan que salir de allí por la mañana temprano y volver a última hora de la tarde, por lo que pasan todo el día en la calle. Al ver esta carencia, desde el Ayuntamiento de Bilbao, elaboraron durante 2021 un informe en el que reflejaron la necesidad de ofrecer servicios diurnos a estas personas para que más allá de las necesidades básicas, tuvieran cubiertas otras secundarias, pero también importantes, como son el ocio, el descanso o el acompañamiento emocional y personal. Así han creado el primer centro de atención diurna para personas en situación de exclusión social, ubicado junto al albergue municipal de Elexabarri.

Este centro, que forma parte de un proyecto piloto, cuenta con un horario de 10.00 a 18.00 horas de lunes a domingo y atiende de forma simultánea a un máximo de 25 personas. En él se cubren necesidades de salud, de higiene -cuenta con baños y duchas- de alimentación y de lavandería, pero además, a todo aquel que acuda a él, se le ofrece acompañamiento personal e intervención socioeducativa y psicosocial, con el objetivo de fomentar su inclusión a la sociedad. Además, se les ofrecen servicios relacionados con el ocio, como ordenadores, red wifi gratuita, juegos de mesa y libros. Para ello, el servicio cuenta con un trabajador social, tres educadores sociales y un técnico socio-sanitario.

En una de las salas del edificio, Arantxa e Inmaculada juegan al dominó con uno de los educadores sociales. Junto a ellas, hay una pizarra en la que se leen las actividades que realizan cada día. Hoy, por ser miércoles, toca “desafíos”, “películas” y un taller; mañana, ocio en la calle y, el viernes, una visita a las instalaciones de la televisión vasca EiTB. Tras ellas, hay otra pizarra en la que se lee “Tablón de quejas y sugerencias”. Por el momento, no hay nada rellenado en el hueco de “quejas”, en “sugerencias”, sí: realizar más actividades al aire libre, como ir a la playa o hacer barbacoas. “Aquí estamos muy bien porque lo mínimo lo tenemos. Tenemos comida, un sitio donde estar, también tenemos un sitio donde dormir y lo pasamos bien”, ha señalado Arantxa a este periódico.

La única norma: prohibido consumir drogas y alcohol dentro

El sistema de acceso se realiza a través de los servicios sociales municipales y el equipo de Intervención de Calle. Para acceder al centro no hace falta estar en una situación regular en el país, la única norma que los usuarios deben cumplir es que dentro de él no se pueden consumir drogas ni alcohol, aunque las personas pueden traer a sus mascotas y tenerlos con ellos en todo momento. “Atendemos a personas que tienen distintas necesidades, ya sea de higiene, de alimentación o de ocio. Somos conscientes de que muchas de esas personas tienen problemas de consumo de alcohol o drogas, pero aquí, en el centro, no se puede consumir. Para nosotras, la pandemia supuso un reto personal y profesional porque conseguimos tener un mayor acercamiento a las personas sin hogar en el albergue, porque literalmente convivíamos con ellas en el confinamiento. En esa situación sí que hicimos pequeñas excepciones para las personas con problemas de consumo, porque no les podíamos dejar en la calle, pero entendemos que en estos momentos no podemos cubrir esas necesidades”, ha explicado la trabajadora social del centro Maitane Marín, que también trabaja en el albergue de Elexabarri que comparte edificio con el centro de día.

“Creemos que era algo necesario. Es un proyecto piloto, partimos de un diagnóstico en el cual pensamos que este centro merece la pena y que va a dar un servicio para garantizar la dignidad de muchas personas. Lo iremos analizando a medida que pase el tiempo. Las personas que acuden a este centro tienen necesidades diferentes y hay que darles la atención más personalizada posible. Antes no existía este centro y podíamos decir que no pasaba nada, pero sí pasaba, porque había gente que no estaba adecuadamente atendida y con este centro vamos a conseguir que se mejore la atención a las personas”, ha detallado el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto, durante la visita al centro realizada este miércoles en la que ha reconocido que a pesar de las plazas nocturnas ofrecidas por el Consistorio, son conscientes de que “hay gente que sigue durmiendo en la calle”.

Por el momento, el perfil de las personas que han acudido al centro de día son, en su mayoría, hombres de entre 30 y 50 años, pero según ha confirmado Martín, el número de mujeres en situación de calle “va en aumento”. “Aunque siguen siendo minoría, cada vez hay más mujeres en situación de calle y, por eso, es fundamental la perspectiva de género en albergues y centros como este, para que se sientan seguras de venir y se sientan cómodas, ya que la calle para ellas es más peligrosa”, ha insistido.

Dos personas sin hogar fallecidas en la última semana

Tras la noticia de que dos personas sin hogar fueron halladas muertas la pasada semana en Bilbao, una de ellas un joven migrante de 20 años que fue encontrado en la planta de residuos de Zabalgarbi y la otra, una persona que dormía en el parque de Doña Casilda, EH Bildu ha asegurado que el Ayuntamiento “está desbordado” ante la gran cantidad de personas sin hogar que habitan en la ciudad, mientras que ha acusado a la Diputación de Bizkaia de “estar ausente y eludir su responsabilidad”. “Las dos personas sin hogar que aparecieron muertas en Bilbao son la punta del iceberg de un problema grave de exclusión residencial en Bizkaia”, han criticado.

También han reprochado a las instituciones estos sucesos plataformas a favor de las personas sin hogar como Beste Bi, quienes a través de un comunicado han lamentado la muerte de la persona hallada en el parque de Doña Casilda -puesto que lo conocían en la asociación- y han alertado de que el sinhogarismo va creciendo año tras año. “La sociedad vasca del siglo XXI no ha superado aún una de las mayores y más duras situaciones de exclusión social: no tener un hogar donde vivir. Según el último recuento de Personas Sin Hogar, realizado en marzo de 2020, 2.797 personas no tienen hogar en Euskadi. La exclusión social se mantiene en Euskadi como un fenómeno estructural y creciente. En concreto el sinhogarismo va creciendo año a año; según un estudio del propio Gobierno vasco presentado recientemente, desde 2012, el número de personas en situación de exclusión residencial ha ido creciendo paulatinamente, tanto en centros como en calle; desde las 1.704 de 2012 a las 2.797 de 2020”, han explicado.

Otra de las organizaciones más criticas con los servicios que ofrecen a las personas sin hogar es la asociación Ongi Etorri Errefuxatuak, creada para mejorar la situación de las personas migrantes que llegan a Euskadi. Ana Elena Altuna, integrante de Ongi Etorri, admite que recursos como el nuevo centro de día de Elexabarri “son positivos si sirven para ayudar a las personas”, pero insiste en que se debería “especificar cuáles son los criterios de entrada” del mismo. “Todo lo que sean servicios para todo el mundo, muy bien, porque muchas veces el horario de los albergues es muy escueto y la mayoría son solo para dormir. También cabe diferenciar entre las personas que están en situación de calle de forma puntual, como suelen ser las personas migrantes que acuden a Ongi Etorri, o las que ya lo hacen de forma habitual. Son dos colectivos totalmente distintos y las necesidades de cada uno son diferentes, por tanto, los servicios que debería ofrecer el Ayuntamiento también deberían serlo”, ha indicado a este periódico.

Casi 200 plazas más en tres años

Actualmente hay diez albergues nocturnos para personas sin hogar en Bilbao, que cuentan con 392 plazas, todos ellos gestionados por el Servicio Municipal de Urgencias Sociales (SMUS). 86 de las plazas se encuentran en el alberge de Elexabarri, que es de corta y media estancia. El albergue de Uribitarte tiene 60 plazas, y es el segundo mayor de la ciudad. El resto son, el centro de noche Lagun Artean, con 32 plazas, el centro de Claret, con 30, el centro Montaño, con 50, el de Agiantza, con 40, el Aize ona con 26 plazas, el Itaka con 34, el programa Borobiltzen con 20 plazas y, por último, el centro de noche Hontza, con 14 plazas.

Antes de la pandemia, Bilbao contaba con tan solo 204 plazas para las personas sin hogar. Durante el confinamiento, se dispusieron 290 plazas más, para que ninguna persona sin hogar se quedara en la calle. En invierno se añaden otras 70 plazas, ubicadas en albergues como el de Altamira, que a lo largo del resto del año acoge a peregrinos que realizan el Camino de Santiago, aunque a raíz de la pandemia, las plazas se han reducido a 55 para mantener las distancias de seguridad. Además, los días de frío se añaden hasta un máximo de 75 plazas más, lo que aumentaba el número de plazas por encima de las 600. Sin confinamiento y sin invierno, la cifra de plazas en albergues para personas sin hogar que tiene Bilbao es de 392, una cifra baja comparada con los meses de confinamiento e invierno, pero casi el doble de las que contaba en el verano de 2019.

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