“No hay peor mal sobre la Guerra Civil que el silencio”
Aurelio Romero tenía claro que no quería escribir un libro sobre la guerra. De hecho, asegura que realizó “el proceso inverso sin querer”. Esto es, muchos escriben sobre la guerra para que se vean las secuelas de la guerra en la sociedad, pero él se encontró “hablando de las secuelas sin haber hablado de la causa”. Durante el proceso de escritura llegó a la conclusión de que en una guerra “no son tan importante las bombas, ni siquiera son tan importantes los muertos como el daño que deja a las generaciones siguientes”. Al final comprobó que todas las cosas agrías y ásperas que habían pasado entre miembros de su familia, y de su familia con el resto de la sociedad eran producto de una Guerra Civil. “Sobre esto es sobre lo que he escrito, la otra guerra, que no es la militar, sino la social”, afirma.
La historia que se cuenta en este relato está basada en pasajes de la vida familiar de Romero. Así, utiliza a su hermana mayor, quien más vivió esa época, como protagonista del libro, “de alguna manera es una biografía apócrifa de mi hermana”, apunta. Cuando tenía escrita esa parte familiar se dio cuenta de que muchos de los acontecimientos y situaciones que habían ocurrido en esa época, y que habían tenido consecuencias en su familia, “eran las consecuencias de la guerra y eran las mismas consecuencias, en el mismo contexto que le había ocurrido a otra gente”. En este sentido, se informó y utilizó parte de los datos reales de cosas que habían sucedido en Ciudad Real para novelarlo, por ello, hay muchos capítulos que son ficción. Aclara que hizo “una mezcla de historia y de ficción, no para ocultar nada, sino para darle desarrollo y para enmarcar la época de lo que había ocurrido”.
Romero poco sabía de la historia familiar, sólo que su padre huyó de Córdoba en la Guerra Civil a Ciudad Real, llegó muy mal y fue al hospital, allí conoció a su madre y se casaron. Le pidió a su hermana mayor, que le contase brevemente para escribir en su blog. Pero cuando le mandó la carta, que eran cinco folios “explicados con lenguaje y letra de maestra nacional de aquella época”, le dio muchas pistas sobre lo que había sido la familia y lo que había sido Ciudad Real en aquella época. Cuando se quiso dar cuenta había pasado casi medio año y tenía alrededor de 17-18 escritos que tenían que ver mucho con la vida de su familia y con su propia infancia.
La memoria oculta
Aunque no quería escribir un libro sobre la guerra, Romero se dio cuenta de que estaba hablando de lo que le había ocurrido a sus padres durante la propia guerra, para quienes fue breve, porque estuvieron un año y luego los nacionales tomaron Ciudad Real, por lo que “realmente no hubo guerra, fue una ciudad de retaguardia”. Sin embargo, apunta que después de haber escrito el libro tiene clarísimo que “no hay peor mal sobre la Guerra Civil que el silencio y la memoria oculta”, porque “ese daño permanece sin fecha y hace que una guerra civil nunca se sepa cuando se va a acabar”.
En este sentido, el autor de ‘Si pudiese hablar de ti’ cuenta que en pueblos como el de su padre, Villanueva del Rey en la provincia de Córdoba, “la gente se sigue mirando con los ojos del día después de la guerra”, esto es, “conviven, pero llevan la memoria cada uno en un lado, la gente sigue llevando la memoria de la guerra en el bolsillo”. Explica que la gente no olvida que hubo 13 muertos de un lado y 20 del otro, “da igual quienes los mataran, en un pueblo donde prácticamente no hubo guerra militar, hubo muertos entre los civiles, y algunos están en el cementerio y otros no se sabe dónde están”. “Y esto se vive todavía hoy al cabo de los años como si hubiera sido ayer”, concluye.