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La Ertzaintza apunta a una “pandilla violenta” que opera en el gran Bilbao como responsable de la paliza de Amorebieta-Etxano

Josu Erkoreka, con Gorka Urtaran

Iker Rioja Andueza

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La investigación de la Ertzaintza en torno a la paliza del pasado fin de semana en la localidad vizcaína de Amorebieta-Etxano a un joven de 23 años nacido en Lemoa, que se mantiene en pronóstico grave con lesiones craneoencefálicas en el hospital de Cruces, avanza. La Policía vasca -que ha movilizado a personal de tres comisarías y a las unidades de Investigación e Inteligencia- apunta de manera preliminar a la responsabilidad de una “pandilla violenta” llamada Los Hermanos Koalas, LHK o simplemente Koalas y que estaría implantada en el gran Bilbao.

El vicelehendakari y consejero de Seguridad, Josu Erkoreka, ha explicado que los implicados tienen “antecedentes” por haber participado en el pasado en “actos violentos o agresiones”. De alguna manera, entiende que este grupo ha “reemergido”, que ha dado continuidad a una organización ya existente con una “generación anterior”. Por el momento hay ocho personas detenidas, cinco de ellas menores de edad aunque todos con edad legal para ser responsables penales. La operación policial sigue abierta y, de hecho, los arrestos se han ido conociendo a modo de goteo desde la tarde de este miércoles. Se han producido en varios puntos diferentes del gran Bilbao -la capital, Barakaldo o Erandio- después de que el primero de ellos, de 17 años, se presentara voluntariamente en comisaría acompañado de un trabajador social. Todos los detenidos son varones y cuentan de 15 a 38 años. Los menores serán entregados a la Fiscalía de menores y los mayores serán puestos a disposición judicial.

Explica la Policía que, además de apalear al joven, “le robaron sus pertenencias y posteriormente difundieron imágenes de dicha acción delictiva en diferentes redes sociales, creando una gran alarma social”. Los hechos tuvieron lugar hacia las 3.00 horas de la noche del sábado al domingo en los jardines de Jauregibarria. La banda, con una veintena de integrantes, actuó de manera “organizada” y acorralaron a la víctima hasta dejarle inconsciente valiéndose de su superioridad numérica. Los detenidos son quienes “participaron de forma activa en la agresión”, sostiene la Ertzaintza, que indica que utilizaron “objetos contundentes como palos y botellas” con “ensañamiento”.

Otras cuatro víctimas “al menos” esa misma noche

Se da la circunstancia de que esa misma noche este grupo había participado en otros robos con violencia en la misma zona. “Al menos otros cuatro jóvenes fueron víctimas de asaltos y agresiones”, informan los responsables de la investigación. Era el 'modus operandi' habitual de la pandilla: “atemorizar” a otros jóvenes y acorralarles y agredirles hasta poder robarles.

Erkoreka, a preguntas de los medios de comunicación, ha preferido no formular hipótesis sobre el móvil de la paliza, aunque ha indicado que podría ser llegada a calificar como tentativa de homicidio más allá de las evidentes “lesiones” y “daños”. No ha querido entrar en la posibilidad de que se trate de un delito de odio, si bien ha indicado que si la Ertzaintza tuviese indicios para pensar que haya sido así actuará con celeridad para denunciarlo. “No vale solamente un vídeo”, ha recalcado el responsable político de la Ertzaintza sobre las imágenes que se han difundido y que, según ha explicado, solamente son una mínima parte de la investigación en marcha.

La Ertzaintza ha explicado que hay constancia de otras bandas similares en Bizkaia. En mayo, la Policía vasca detuvo a ocho personas de otra pandilla por una agresión “realizada en similares circunstancias” en el pinar de Gorliz, en la costa. La víctima, un menor, precisó atención hospitalaria. “Igualmente actuaban en grupo provocando peleas y agrediendo a las víctimas con extrema violencia, grabando sus actuaciones para publicarlas en redes sociales”, explican fuentes policiales. Entretanto, en la puerta del hospital de Cruces, el padre de la víctima, Eugenio I., ha explicado que el joven de 23 años se encuentra “muy grave” aunque también ha querido ser “optimista” sobre la evolución de su hijo.

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