Okupa por necesidad
Emilge es de Colombia, pero vino a España hace 21 años y tiene la nacionalidad española. Ha trabajado de auxiliar sanitario más de 17 años, cuidando a personas mayores en una residencia. Desde hace tres años es pensionista por incapacidad permanente: sufre una discapacidad reconocida del 43 %. Sus ingresos mensuales no llegan a 840 euros al mes. En mayo del año pasado, el Gobierno vasco le reconoció el derecho subjetivo a un piso social, de acuerdo con la Ley vasca de Vivienda. Sin embargo, está de 'okupa' en un piso vacío destinado a ser destruido. Todos sus intentos por vivir de alquiler han resultado infructuosos hasta el momento.
Durante 11 años ha convivido con una persona que falleció repentinamente y, en noviembre de 2018, tuvo que abandonar el piso. Ahí empezó un periplo que le llevó a ocupar un piso vacío destinado a ser destruido. “Ni siquiera sabía”, dice Emilge, “lo que era ser ocupa entonces. Vivo en un tercero como puedo, sin electricidad, subiendo agua cada día, y sin ascensor. El mes pasado tuve un juicio, acusada por policías municipales de un delito leve de usurpación, que es como llaman a la ocupación. La sentencia me ha absuelto porque el juez dice que la vía penal es inaceptable en estos casos”.
Emilge quiere poner cara y dar voz a las mujeres que han dedicado la vida a trabajar o a cuidar y que al final se han quedado con unos ingresos que no les permiten vivir dignamente. “Se nos hace muy difícil acceder a una vivienda adecuada, que debiera ser un derecho fundamental de todas las personas”.
Lleva meses intentando alquilar una vivienda, en Vitoria y sus alrededores, pero no he encontrado nada. “Las inmobiliarias me piden cuatro mensualidades de entrada, y las rentas de alquiler son muy altas para mis ingresos. No estoy de ocupa por mi gusto sino porque no encuentro un piso asequible”.
Por su edad y discapacidad, tiene la condición de “persona con especial necesidad de vivienda y especialmente vulnerable”. Por eso espera que la Administración le ayude a encontrar algo rápido. “Las personas que sufren la precariedad y la necesidad de un techo tienen que hacerse visibles y presionar a las instituciones para que no miren sin ver la realidad que estamos padeciendo”.
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