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La magia del bosque pintado de Oma gana la batalla al tiempo y vuelve a la vida

Una de las artistas pintando el Bosque de Oma de Agustín Ibarrola

Maialen Ferreira

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En una de las laderas de Kortezubi se respira calma y la humedad que solo da la lluvia que cae tras días de extremo calor. Calma que tan solo rompen los sonidos de los pájaros y de las hojas de los pinos gigantes que se mueven con el viento mientras, escondidos, artistas armados con brochas y pinceles los pintan de colores vistosos para convertirlos en el nuevo Bosque pintado de Oma, de Agustín Ibarrola. Un meticuloso trabajo que pretende trasladar la magia del bosque antiguo, que tuvo que ser talado por culpa de la vejez de los pinos, a una ladera contigua que imitará la obra, pero manteniendo su esencia. Por el momento, el nuevo Bosque de Oma ya cuenta con la primera obra que Ibarrola dibujó en aquel bosque en 1982, 'La línea horizontal', una línea blanca que se sitúa en la entrada del mismo; de 'El arcoíris de Naiel', que dedica su nombre al primer nieto del pintor como regalo por su nacimiento y de 'Invitación al beso', obra que simula el beso entre dos árboles.

Agustín Ibarrola, a sus 92 años, no se encuentra en condiciones de salud para poder ver su obra con sus propios ojos. Sin embargo, sus tres hijos han podido apreciarla este jueves en una visita que han descrito como “emocionante”. “Para nosotros, estar aquí significa que nuestro padre y su obra han ganado la batalla del tiempo y que ha servido. Sirvió el antiguo bosque y servirá el nuevo. Agustín siempre tuvo una conciencia social en todo, y en el arte también, por eso siempre ha creído que el arte tiene que estar a disposición de la sociedad. Él lo hacía para eso, para que la gente pudiera sentir la experiencia y formar parte del colectivo que ha transitado a lo largo de la historia de la humanidad: los artistas”, ha explicado su hijo, José Ibarrola, mientras se detenía a contar curiosidades de cada pieza dibujada por su padre.

Ibarrola hijo ha confesado que cuando su padre se dispuso a pintar el bosque, a inicios de los 80, tenía problemas económicos y no era reconocido socialmente. “No voy a decir 'hundido' porque el estar hundido no forma parte nunca del esquema genético de Agustín, pero sí que tenía una situación dura. Por eso, el bosque para él fue terapéutico y yo creo que el bosque ha sido terapéutico para mucha gente. Me han llegado a decir que personas que venían se iban de aquí con otra perspectiva y eso es algo que me parece muy bonito”, ha reconocido el hijo del pintor tras mostrar algunos de los “mensajes ocultos” que su padre dibujó en el bosque, como un “te quiero” escondido que, meticulosamente y tras un laborioso trabajo de investigación, han tratado de reproducir de la manera más fiel posible.

Fruto de esa investigación, liderada por el profesor de la Universidad del País Vasco (UPV/EHU) Fernando Baeza, se han logrado recuperar obras pintadas que desaparecieron del antiguo bosque. Según ha detallado el hijo del artista, lo que no muchas personas conocen es que su padre y su madre trabajaron juntos durante años en pintar uno a uno cada pino de una forma “salvaje”, sin ser verdaderamente conscientes de a quién pertenecían todos ellos. Eso hizo que, lamentablemente, los verdaderos dueños de algunos de esos árboles optaran por talarlos sin darles la más mínima importancia a las obras de arte que había sobre ellos. Ahora, esas obras “robadas” estarán disponibles en el nuevo Bosque de Oma, en el que habrá más de 700 árboles pintados, frente a los 500 que formaban parte del antiguo bosque.

A partir de ahora, mientras duren los trabajos de restauración, que se realizarán en dos fases -la primera hasta octubre y la segunda, desde mayo a septiembre de 2023-, el Bosque de Oma podrá recorrerse, siempre y cuando se realice a través de visitas guiadas agendadas previamente. A pesar de que, según ha explicado su hijo, el artista esperaba que el bosque no fuera “un lugar sagrado”, como puede llegar a ser un museo sino “un lugar para disfrutar libremente”, se ha optado por realizar las visitas de esta manera para que las personas que acudan al bosque sean “respetuosas” durante las labores de restauración de la obra de arte. Una vez terminadas, aún no se ha decidido cómo se realizarán las visitas, pero sí que ha adelantado la diputada de Euskera, Cultura y Deporte, Lorea Bilbao, que abogarán por hacerlo de una forma “ordenada” para prolongar lo máximo posible la vida de los pinos, aunque ha reconocido que “al igual que las personas, morirán algún día”.

'Ojos' es la pieza que da por finalizado el recorrido del que por ahora podrán disfrutar los visitantes, que para llegar a la ladera deberán caminar entre una hora y cincuenta minutos. Para agendar las visitas guiadas, que empezarán el próximo lunes, 25 de julio, deberán llamar al número 944651657. Al día se prevé que se realizarán un máximo de dos visitas de lunes a domingo en horario de mañana, a las 10.30 y 12.30 horas, hasta el 11 de septiembre de este año. Por lo pronto, 200 personas, en su mayoría procedentes de Euskadi, pero también del resto del país y de otros países, han agendado su cita para ver con sus propios ojos la magia que esconde el Bosque de Oma y que ha ganado la batalla al tiempo para volver a la vida.

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