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La magia del Bosque Pintado de Ibarrola se trasladará a otro pinar de Oma y abrirá en 2022

Antiguo bosque de Oma, tras su cierre

elDiario.es Euskadi

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El Bosque Pintado, realizado por el artista Agustín Ibarrola en la década de 1980, será reproducido en un pinar contiguo, también situado en el valle vizcaíno de Oma, y se abrirá al público parcialmente en el verano de 2022 y “en todo su esplendor” en 2023.

El diputado general de Bizkaia, Unai Rementeria, y el hijo del artista, José Ibarrola, han dado a conocer esta semana el nuevo emplazamiento que tendrá el Bosque Pintado, después de meses de búsqueda para localizar una nueva ubicación, ante la vejez y la enfermedad de los pinos originales sobre cuyo tronco el autor vizcaíno plasmó su obra.

Después de manejar hasta 27 posibles ubicaciones para replicar el Bosque Pintado, la Diputación ha optado por una parcela contigua a la actual, también en el valle de Oma, en el monte Basobarri. Se trata de otro bosque de pino radiata, de trece hectáreas (el triple que el actual) con ejemplares “en su mejor edad”, entre 30 y 35 años y un “estado fitosanitario bueno”, que serán el nuevo “lienzo” sobre el que se dará continuidad a la obra de “Land art”, según ha destacado Rementeria.

Agustín Ibarrola (Basauri, Bizkaia, 1930) pintó el bosque principalmente entre 1982 y 1985 -aunque en años posteriores siguió haciendo dibujos y signos sobre los troncos de los árboles- en el valle de Oma, en el municipio vizcaíno de Kortezubi y dentro de la Reserva de la Biosfera de Urdaibai, en un lugar próximo al caserío en el que vive y cerca de la cueva de Santimamiñe, que alberga pinturas prehistóricas.

Fue en febrero del año 2020 cuando la Diputación anunció un proyecto para hacer una réplica del Bosque de Oma debido a que los pinos sobre los que Ibarrola plasmó su obra se estaban muriendo, por su antigüedad y por estar afectados por la enfermedad de hongos conocida como “banda marrón”, lo que obligó a cerrar la zona a las visitas.

Aunque la pandemia de coronavirus retrasó los trabajos para elegir una nueva ubicación para el bosque, la Diputación ha encontrado finalmente la “solución ideal, redonda” para reproducir el conjunto pictórico de Ibarrola en un bosque “pegado al actual”, para que el valle de Oma siga siendo un “referente cultural único, un lugar mágico”, ha resaltado Rementeria. Ha destacado que se trata de un “tesoro cultural” que puede alcanzar los 100.000 visitantes anuales.

Ha puesto en valor que este proyecto se esté llevando a cabo “con el aval” de la familia de Agustín Ibarrola, cuyo hijo José, también pintor, se encargará de coordinar un equipo de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad del País Vasco (UPV-EHU) que reproducirá las pinturas sobre los árboles.

La morfología del nuevo terreno es “ideal” para entender las pinturas tal como las concibió Ibarrola -muchas de ellas, en “diálogo” unas con otras en distintos árboles-, y no es necesario realizar nuevas infraestructuras y nuevos accesos, porque sirve las actuales, se ha congratulado el diputado general.

El Gobierno foral, que invertirá un millón de euros en todo el proyecto, prevé que los primeros conjuntos se empiecen a pintar en mayo de 2022, con la intención de tener el bosque “abierto por obras” al público en el verano de ese año, y de que luzca “en todo su esplendor” en el verano de 2023.

José Ibarrola ha señalado que no sabe si hay que definir como “trasplante” o “reubicación” lo que se va a hacer con el Bosque Pintado, aunque en todo caso se va a “reescribir” la obra de la manera más fiel posible al “espíritu” con que su padre la concibió, y respetando el “estilo, manera y forma” del autor.

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