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Los panaderos reclaman ayudas como a la industria porque encender el horno no les sale a cuenta: “Nuestro tiempo se agota”

Un trabajador prepara barras de pan en un obrador.

Belén Ferreras

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A los panaderos vascos desde principios de año 'le sale la torta a un pan'. Meter las manos en la masa y encender los hornos les es cada vez menos rentable y después de meses de no ganar, empiezan a temer que comiencen a acumularse los números rojos en sus cuentas de resultados hasta llevarles a la desaparición. La luz y el gas están subiendo para todos los sectores económicos y para todos los ciudadanos, es cierto, pero la situación de este sector se agrava por ser en primer lugar un gran consumidor de energía. A ello hay que añadir el incremento desorbitado de las materias primas necesarias para elaborar la barra: la harina, sobre todo, pero también la levadura. Unos costes que suben para el productor, pero que, según dicen es “muy difícil” de repercutir de manera de directa en la barra de pan por “tratarse de un producto de primera necesidad”, por un lado, y, por otro, porque ya no tendrían forma de enfrentarse con el que hoy por hoy su gran competidor: el pan del súper. Si en una de estas panaderías tradicionales, “las conocidas como barras grandes, de unos 320 gramos, pueden costar una media de 1,30 euros, en algunos supermercados pueden comprarse por 0,80 euros. No es el mismo pan, claro está, la calidad no tiene nada que ver, pero... esto nos está llevando a una situación desesperante”, señala José Alberto López, representante de los panaderos de Bizkaia. “La gente está asfixiada”, remata.

Las cifras no dejan lugar a dudas de que la situación de estos negocios, pymes de panaderías artesanas, está en el límite. Respecto al año pasado, el precio de la luz se ha incrementado entre un 120% o un 300%, señala López. “Es decir, si el año pasado pagaba por la luz 1.500 euros, ahora se paga del orden de 5.200 euros. Ese es nuestro mayor problema”, dice. Sin embargo, lamenta que no se les trata como a una empresa electrointensiva. “Una de nuestras reivindicaciones es que a las panaderías se nos considere electrointensivas, como a las empresas de acero, que están recibiendo ayudas”, recuerda. “Tenemos los mismo problemas que la industria, pero sin recibir ninguna ayuda”, recuerdan. Pero es una petición que, de momento, no encuentra respuesta.

Si la luz les ha subido los costes, la principal materia prima para elaborar el pan, la harina, que proviene de un trigo que escasea desde que se inició la guerra de Ucrania, por ser este país uno de los principales proveedores de este cereal, ha disparado su precio entre un 60 y un 80%, dependiendo de calidad. “Hace un año pagábamos 350 euros por una tonelada de harina, ahora 620 euros por tonelada”, dice. Además ha subido el aceite de girasol, la levadura, ... “Muchos no podrán llegar a final de año, porque ya están tirando de sus ahorros para sobrevivir”, lamenta.

El sector quiere levantar las manos y decir basta. La semana pasada realizaron una parada simbólica de los hornos. Solo 15 minutos parados sin hacer pan. Un aviso de lo que vendrá si no se les dan ayudas o se les buscan soluciones porque “si no es así estamos abocados al cierre”. De hecho, aseguran que en lo que va de año se han cerrado un 6% de este tipo de pymes en España. Por ejemplo, en Euskadi cerró la mítica Panadería Lemona. Este pasado miércoles día 2 representantes del sector a nivel estatal agrupados en Ceoppan se reunieron con el secretario de Agricultura y Alimentación, Fernando Miranda, al que trasladaron la situación y le pidieron que no se margine a este sector respecto a otros sectores empresariales y que se tomen medidas de choque para paliar la delicada situtación.

“El problema es que estamos en tierra de nadie”, lamenta Óscar Garro, presidente de la Asociación de Panaderos de Álava. “Somos industrias que consumimos mucha energía, pero no nos beneficiamos de las ayudas a la Industria porque estamos adscritos a Agricultura. Cuando las ayudas las gestiona Agricultura van para el sector primario. Nosotros nos quedamos en el medio y necesitamos que eso cambie”, señala. También han tocado la puerta del Gobierno vasco. A principios de octubre se reunieron con la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, y con el viceconsejero de Agricultura, Pesca y Política Alimentaria, Bittor Oroz. El Gobierno vasco les apoyará en una campaña publicitaria para fomentar el consumo en estas panaderías y aprobará -de momento está en trámite- una línea de crédito a bajo tip ode interés para facilitarles la financiación. De momento, nada de subvenciones directas para que encender el horno no les suponga la ruina. “Tienen que tener en cuenta que nuestro producto es de primera necesidad”, recuerda Garro, que señala que muchas zonas rurales, a los que se distribuye el plan a diario en furgonetas, se están quedando ya sin suministro porque “no nos es rentable”. “Estamos resistiendo lo que podemos, pero ya no nos queda mucho”, advierten.

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