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Pastores, mastines y prevención: la respuesta ecologista a los ataques de lobos que denuncia la ganadería

Lobo ibérico.

Maialen Ferreira

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El domingo 16 de abril, y tras el último supuesto ataque a un rebaño por parte de lobos, cerca de 150 ganaderos de Álava realizaron una batida en las sierras de Bajerro y Gibijo sin armas, con el objetivo de espantar a los animales. “La situación es insostenible y se está complicando cada vez más. Las instituciones miran hacia otro lado y es un problema serio. Somos conscientes de que las batidas están prohibidas, pero lo haremos sin armas porque tenemos ataques casi todos los días, no solo a ganado, también han atacado a perros mastines”, explica a este periódico José Miguel Viñas, uno de los ganaderos afectados, que asegura que en los últimos meses los lobos han acabado con 20 ovejas y un total de más de 100 cabezas de ganado.

Los ganaderos, divididos en grupos, recorrieron los terrenos y, con gritos y petardos, trataron de espantar a los lobos. “Vamos a seguir haciendo más hasta que tengamos una solución porque son nuestros recursos económicos. Para nosotros perder una sola cabeza de ganado por un ataque de lobo ya es perder mucho dinero. Imagina todas las que estamos perdiendo sin que nadie haga nada”, lamenta. Esta situación afecta principalmente a Álava y a Bizkaia, donde el año pasado se registraron 38 ataques de lobo en los que se produjeron 54 muertes de ganado, principalmente ovino, según los datos aportados por la diputada foral de Sostenibilidad y Medio Natural, Amaia Antxustegi, en una comparecencia en las Juntas Generales vizcaínas.

Andrés Illana, miembro de Ekologistak Martxan y del Grupo Lobo de Euskadi, no cree que realizar batidas aunque sean sin armas sea algo efectivo. Además, asegura que los petardos pueden generar un efecto negativo en otras especies, “como los buitres, que se encuentran en época de cría y se trata de zonas protegidas”. En su opinión, el lobo y la ganadería extensiva deberían ser compatibles. “Lo que ha pasado es que hasta ahora los pocos lobos que había, eran eliminados porque los ganaderos tenían permiso para realizar batidas. Ahora que eso no está permitido y el lobo está volviendo a Euskadi, se plantea el problema hacia el ganado. Ha sido un error histórico por parte de las administraciones hacer creer a los ganaderos que podían eliminar una especie. Yo entiendo perfectamente su frustración ahora que se encuentran con una indefensión que no han sentido hasta ahora, pero si la ganadería extensiva no es compatible con el lobo u otros depredadores, debemos hacerla compatible”, explica a elDiario.es/Euskadi.

Illana propone cambiar el modelo de pastoreo y volver a la figura del pastor y los perros mastines. “Ahora no tiene sentido dejar al ganado solo. Deberíamos volver a la figura del pastor en algunas épocas del año y de los mastines. Hay ganaderos que dicen que los lobos también han atacado a mastines, pero porque suele haber un mastín por rebaño y así no se consigue espantar a los lobos. Hay estudios que demuestran que un rebaño protegido por mastines reduce un 80% las muertes. Es decir, si cuentas con cinco mastines, puede que en lugar de matar 20 ovejas maten a una o a dos. Evidentemente una sola oveja ya es una gran pérdida y no solo por lo económico, sino por la vida del animal, pero es una manera de mitigar la situación. Lo que no tiene sentido es que piensen que pueden exterminar una especie, como se ha hecho hasta ahora”, detalla el ecologista, que propone que las labores de prevención sean asumidas por las administraciones con dinero público, estrategias que se llevan a cabo en lugares como los Alpes, donde según ha asegurado, existen voluntarios y ecologistas que se turnan para cuidar a las reses y reciben por ello un salario público.

Si la ganadería extensiva no es compatible con el lobo u otros depredadores, debemos hacerla compatible

Según señala Illana, en el pasado, en zonas como el monte Gorbea se podían avistar “no solo lobos, sino también osos y otros depredadores como linces”. El hecho de que ninguna normativa impidiese su eliminación hizo que poco a poco la población de estas especies fuera desapareciendo. “Hasta que llegó Europa y puso el freno, pero tenemos que tener en cuenta que nunca va a haber demasiados lobos. No puede existir una plaga de lobos o de osos, porque ellos mismos se regulan. Los lobos son fundamentales para los ecosistemas”, insiste.

Un ejemplo de la importancia de la presencia del lobo para los ecosistemas, según explica Illana, es el del Parque Nacional de Yellowstone en Estados Unidos, donde introdujeron lobos debido a que la población de distintas especies de herbívoros aumentó tanto que estaban alterando la vegetación y eso llevaba a realizar matanzas selectivas. “Gracias a la introducción del lobo, se recuperó flora y fauna desaparecida durante años”, reconoce.

Tras una solicitud de información formulada por el parlamentario de EH Bildu, Mikel Otero, a la consejera de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente, Arantxa Tapia, sobre “la situación del lobo, las prácticas de ganadería y los métodos de prevención”, desde el Gobierno vasco han respondido con el informe 'Análisis de la Interacción entre el Lobo y la Ganadería' (2020) que concluye que “es en Álava donde se produce mayor fluctuación del número de expedientes tramitados de muertes de ganado atacado por lobos, así como donde se registran los valores máximos”. “En este territorio tras varios años con más de 40 expedientes tramitados/año (entre 2005 y 2009), se descendió a 6-7 en los años 2012 y 2013, volviendo a incrementarse en 2014, con 25 expedientes. A partir de ese año, los sucesos descienden considerablemente hasta alcanzar los valores mínimos de la serie analizada, con 1 expediente en 2015 y 2016; sin embargo, en 2019 se produce otro repunte, contabilizándose 43 episodios. En Bizkaia, por su parte, la evolución es más constante, si bien en 2014 se registró un pico de daños, con 45 expedientes tramitados. A partir de ese año, los daños han ido descendiendo, alcanzando también valores mínimos desde que se registran: 1 expediente en 2017, 4 en 2018 y 3 en 2019”, detalla el informe, que informa de que las Diputaciones disponen de ayudas económicas en los casos en los que existan muertes de cabezas de ganado producidas por lobos.

Además de ese análisis, desde la consejería de Desarrollo Económico, Sostenibilidad y Medio Ambiente facilitaron otro que se titula 'Análisis de los Servicios Ecosistémicos que aporta el Lobo en Euskadi' (2020) que incluye tanto los beneficios actuales que aporta la presencia del lobo, como el control biológico, la educación ambiental o la identidad cultural, en un futuro y salvaguardando la especie puede aportar un disfrute estético del paisaje e incluso la creación de un turismo de observación de lobos.

Los lobos son fundamentales para los ecosistemas

Desde el Gobierno vasco están elaborando un plan de gestión del lobo, que ha sido enviado a los grupos ecologistas y que, según asegura Illana, “no tiene mala pinta”. “Estamos pendientes de su aprobación, pero el borrador que vimos no nos pareció mal. Lo que está claro es que el lobo en Euskadi debe existir, como también existe en otros lugares como Asturias o Cantabria, y, si no lo hace, es porque los humanos no lo permitimos”, concluye. Por su parte, Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación del Gobierno de España remitió el pasado octubre el borrador de la 'Estrategia Estatal para la Convivencia de las Actividades del Medio Rural con el Lobo y su Conservación' a los miembros del Comité de Flora y Fauna Silvestres, en el que están representadas las comunidades autónomas, pero lo que hasta el momento está claro es que, al menos mientras dicha estrategia no se apruebe, no se permitirán batidas de caza del lobo en ningún punto del país.

La polémica entre ganaderos por la existencia del lobo se avivó el pasado 2020, cuando la Diputación de Álava anunció la autorización durante dos semanas para matar al “único lobo” que existía en la zona. Según aseguró el diputado general de Álava, Ramiro González, la situación con el lobo era “insostenible” y, a pesar de que “no era una situación fácil”, optó en primer momento por dar el permiso para acabar con el animal, el único de la especia localizado en toda la provincia. No obstante, dada la presión por parte de agrupaciones y asociaciones ecologistas, que llegaron a recolectar más de 115.000 firmas para evitar la muerte del lobo y al hecho de que desde el Departamento de Medio Ambiente del Gobierno vasco se anunciase la inclusión del lobo en el catálogo de especies amenazadas, concretamente en la categoría de 'interés especial', la Diputación dio marcha atrás y suspendió la caza del último lobo de Álava.

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