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Patxi, pensionista de 68 años, logra parar su desahucio y un alquiler social gracias a la presión de los vecinos de Galdakao

Patxi (en el centro) junto a los miembros del Sindicato de Vivienda de Galdakao y detrás una concentración para denunciar su posible desahucio el año pasado

Maialen Ferreira

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Patxi es pensionista, tiene 68 años y hace tiempo solicitó un crédito hipotecario a BBK (actual Kutxabank tras la fusión de 2011) para poder comprar la casa de Galdakao (Bizkaia) en la que residían sus padres, ya fallecidos. “Tiempo después, su condición económica empeoró y no pudo seguir pagando la hipoteca, como tantas miles de personas durante la crisis”, explican a este periódico desde el Sindicato de Vivienda que lleva años asesorando a Patxi. Debido a su situación “desde Kutxabank le quitaron la propiedad de la casa y le quisieron hacer pagar toda la deuda acumulada”, alertan. No obstante, tras meses de reuniones y múltiples manifestaciones en las calles de la localidad, Kutxabank ha ofrecido una alternativa: un alquiler social ajustado a los ingresos de Patxi, para que no tenga que marcharse de su casa y mucho menos vivir en la calle.

Hace un año, cuando el sindicato alertó a los medios de comunicación del caso de Patxi, el banco “no quería sentarse a negociar su situación”, aseguran. “Tras conocer la situación, iniciar movilizaciones, recabar apoyos y dejar claro que, llegado el momento, nos pondríamos en la puerta y tendrían que pasar por encima de cientos de personas para ejecutar el desahucio y visto el eco mediático que despertó el caso, Kutxabank cambió de actitud y se sentó a negociar”, detallan.

“Después meses de negociación, llegamos al acuerdo de firmar un alquiler social ajustado a los ingresos de Patxi, lo que va a permitir que siga en su casa, aquí en Galdakao”, celebran. No obstante, explican que “la negociación no ha sido sencilla, porque inicialmente pretendían que el alquiler alcanzase casi 600€ y fuese de dos años de duración, algo que ni se ajusta a la escasa pensión de Patxi, ni a la Ley de Arrendamientos Urbanos, que dicta que las empresas deben de formalizar contratos de al menos 7 años de duración. Mediante la presión sindical hemos conseguido que Kutxabank entre en razón”, reconocen desde el sindicato.

A pesar del final feliz de Patxi, desde el Sindicato de Vivienda advierten de que “Kutxabank no ha firmado este contrato por una sensibilidad social, sino porque se ha encontrado tanto un Galdakao movilizado como un sindicalismo de vivienda eficaz y organizado. No hay que bajar la guardia: los desahucios siguen. Tanto Kutxabank como el resto de bancos, fondos y rentistas particulares siguen amenazando con desahucios todos los días y, en su caso, ejecutándolos porque el desahucio está en la base del negocio inmobiliario. Para poder especular, quien especula tiene que tener la capacidad y la fuerza para dejar en la calle a quien no pueda pagar. Y en eso precisamente consisten los desahucios, es necesario seguir luchando para prohibirlos”, recalcan.

Desde el sindicato aseguran que seguirán movilizándose y trabajando para evitar que situaciones como las de Patxi sigan ocurriendo. Para ello, buscan “aprovechar la victoria para decir a todas esas personas que, si nos organizamos, podemos ganar”. “A Patxi lo quisieron desahuciar por no poder pagar la hipoteca y lo hemos conseguido: se va a quedar en su casa pagando un alquiler social”, celebran, tras hacer un llamamiento a “todas las personas afectadas tanto por la subida de la cuota de las hipotecas como cualquier otro problema relacionado con la vivienda” a que acudan a los sindicatos de vivienda, desde el cual “pueden recibir una asesoría jurídica adecuada y plantar cara a bancos, fondos de inversión y rentistas particulares”.

Desde Kutxabank indican a este periódico que no pueden realizar declaraciones sobre el proceso de negociación ni sobre las condiciones que se le han ofrecido al cliente debido a la protección de datos. Sí que confirman, sin realizar valoraciones al respecto, que se “ha resuelto la situación tras llegar a un acuerdo entre ambas partes”.

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