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Los positivos rompen todos los registros en Euskadi pero el Gobierno de Urkullu se resiste a anunciar restricciones

La consejera de Salud, Gotzone Sagardui

Iker Rioja Andueza

21 de diciembre de 2021 12:52 h

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El Servicio Vasco de Salud (Osakidetza) ha notificado este martes 2.711 casos positivos nuevos de COVID-19, otro máximo de la pandemia, según ha admitido la consejera de Salud, Gotzone Sagardui. La tasa de incidencia acumulada en Euskadi es ya de 1.245,53 casos por cada 100.000 habitantes en 14 días, también otro registro inédito en toda la pandemia y el doble que la media española. La presión hospitalaria ha caído ligeramente respecto a los datos anteriores (391 ingresos totales y 101 casos críticos en UCI) pero la propia consejera ha admitido que es un diente de sierra temporal porque los ingresos son ahora 304 semanales de media por 207 de hace un mes y 78 de hace dos, y además no han desaparecido otras enfermedades que también requiere de asistencia en ambulatorios y hospitalarios. Igualmente, la atención primaria está tensionada, según Sagardui.

En este contexto, el Gobierno de Iñigo Urkullu se está resistiendo a adoptar restricciones aunque considera que la situación es “parecida” a la de 2020, cuando había estado de alarma, toque de queda, aforos limitados, horarios reducidos y otras pautas de obligado cumplimiento. Formalmente, el argumentario es que el lehendakari “no renuncia a adoptar ninguna decisión que sea necesaria” y que “la posible reacción social no va a ser ningún obstáculo” para tomar medidas. Pero la realidad es que desde que se reactivó a principios de diciembre la emergencia sanitaria no se ha reunido ni una sola vez la mesa de crisis (el órgano conocido como Labi), que el único cambio es el uso del pasaporte COVID ya previsto desde mediados de noviembre y que todos los anuncios no pasan de recomendaciones que se confía en que sean atendidas por una sociedad “adulta” mientras hay protocolos ya en vigor que no se cumplen en conciertos o eventos deportivos. Estos consejos pasan por ventilar las casas en las cenas, que no haya más de diez comensales de dos núcleos de convivencia y hasta por evitar canciones o abrazos.

En media docena de ocasiones y en los dos idiomas oficiales, la consejera ha insistido: “Se lo acabo de decir. Tenemos unas medidas base. Las últimas son las recomendaciones adoptadas”. Salvo que salgan medidas “comunes” para toda España -cuyos niveles de contagios están muy lejos de los de Euskadi en muchas zonas- tanto de la reunión de los responsables autonómicos de Salud Pública (este martes) como de la conferencia de presidentes autonómicos (este miércoles), no hay ninguna previsión propia. Ni siquiera el ejemplo de Catalunya parece hacer mover el guion. En todo caso, el Ejecutivo vasco defiende su actuación y que lleva semanas alertando de que llega el tsunami. “No desconozcamos que tenemos medidas vigentes en Euskadi. Hoy es Santo Tomás y que yo sepa no se ha celebrado ninguna feria”, ha terciado en la misma rueda de prensa el consejero-portavoz, Bingen Zupiria, al que no le parece contradictorio reclamar un marco común en Euskadi, Extremadura o Ceuta y que no haya acuerdo interno a la hora de organizar las cabalgatas de Olentzero y Mari Domingi o los Reyes Magos.

En lo que sí se es muy beligerante es la necesidad de recuperar la mascarilla obligatoria en cualquier circunstancia, también en la calle cuando hay distancias. “El interés de establecer la mascarilla en la calle es incrementar la prevención. Nos defiende del contagio directo en un gran porcentaje y también de otras enfermedades respiratorias. Algo tendrá que ver con el uso continuado independientemente de las distancias que ahora [esas otras enfermedades] tengan mayor prevalencia. No es un interés, es eficacia”, ha enfatizado Sagardui.

En este escenario, los positivos por la nueva variante del Sars-Cov-2 ómicron se están disparando. En solamente 24 horas han pasado de representar el 23% de la circulación al 29% y hay ya 569 infectados confirmados, el doble que este lunes. Hace una semana eran únicamente seis. “Sigue expandiéndose entre nosotros. Incide de una manera importante en todo nuestro territorio como en otros del entorno”, ha asegurado Sagardui.

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