La reducción de plazas en el centro de refugiados de Vitoria no elimina la oposición ni de PNV ni de PP y Vox
La propuesta de reducir de 350 a 200 las plazas del futuro centro de refugiados del Estado en Vitoria, lanzada este viernes por la alcaldesa socialista, Maider Etxebarria, no ha logrado frenar la oposición de ni uno solo de quienes antes se oponían al proyecto, ubicado en la antigua Clínica Arana. El PNV, que repite una y otra vez que desea un “modelo vasco” de acogida de migrantes, sigue calificando de “macrocentro” el plan a pesar de la sustancial rebaja de capacidad. El PP, que ha realizado una recogida de firmas y vinculado a los potenciales usuarios con la delincuencia, ha abogado por paralizar “por completo” el centro porque no sirven “medias tintas”. “No queremos ninguno”, ha resumido también la ultraderecha de Vox.
La reforma de las antiguas instalaciones de Arana fue anunciada a comienzos de 2023, antes de las elecciones municipales. El entonces alcalde del PNV, Gorka Urtaran, la consejera vasca del ramo, Nerea Melgosa, también del PNV, y el diputado general alavés, Ramiro González, del PNV igualmente, coincidieron en denunciar el plan del Estado y en lamentar que no hubiera comunicación con las instituciones locales. De esa época son las apelaciones al “modelo vasco” de acogida que, en sus palabras, implica recintos de pequeño tamaño para ofrecer un trato personalizado. Han llevado estas quejas a Congreso y Senado. De su lado, el PP ha vinculado directamente la llegada de refugiados con la aparente comisión de delitos en las inmediaciones del centro y está recogiendo firmas contra él. Vox también incluye su oposición a la instalación dentro de su panoplia de críticas continuadas a los extranjeros.
Por su parte, colectivos sociales y vecinales también habían mostrado su rechazo al proyecto con diferentes argumentos, algunos más vinculados a la necesidad de dispensar un trato más individual a los migrantes y otros también relacionados con seguridad y convivencia. En los últimos años ha habido movilizaciones, asambleas y otras protestas, pero la empresa Seranco acomete ya las obras para que el centro esté listo en 2026.
Ahora, una alcaldesa socialista ha arrancado a la ministra Elma Saiz el compromiso de reducir las plazas, de abrir los servicios del recinto al barrio y de mejorar la interlocución con las instituciones locales, según expuso la propia Etxebarria. Sin embargo, a las horas, el PNV, con el que cogobierna en Vitoria, dijo no conocer estos cambios (Beatriz Artolazabal) o que 200 plazas seguirán saturando otros servicios del barrio (Jone Berriozabal). El líder del PSE-EE, Eneko Andueza, ha asegurado por dos veces que el PNV “se está contagiando de discursos de la derecha y la ultraderecha” en lo tocante a migración. La delegada del Gobierno de España en Euskadi, Marisol Garmendia, ya tuvo un enfrentamiento con los nacionalistas en primavera a cuenta de Arana.
Desde las filas del PP, el portavoz local Iñaki García Calvo ha pedido a la alcaldesa que elija “o Vitoria o Pedro Sánchez”. No puede haber “medias tintas” y el plan “tiene que paralizarse por completo”. Sostienen que “Vitoria no puede asumir esta infraestructura”. Dicen que la capital vasca ya tiene “lista de espera” en atención de infancia, mayores o vivienda y que acoger a refugiados metería “presión” a los servicios sociales. Estas palabras de García Calvo son menos duras que las del presidente del PP alavés, Iñaki Oyarzabal, que cuando anunció la recogida de firmas asoció directamente refugiados y delincuencia.
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