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Sortu avisa a sus militantes sobre la organización juvenil comunista GKS: “No aportan nada, su estrategia es antiabertzale”

El secretario general de Sortu, Arkaitz Rodríguez

Iker Rioja Andueza

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Sortu, la marca actual de la izquierda abertzale y principal partido dentro de la coalición EH Bildu, ha enviado a sus bases una circular con “aclaraciones” sobre su posición con respecto a Gazte Koordinadora Sozialista (GKS), organización juvenil que ha ido ganando peso y que bebe de algunas estructuras históricas como Ikasle Abertzaleak (IA), sindicato estudiantil.

El partido, dirigido por Arkaitz Rodríguez, enfatiza que no se puede considerar a GKS un movimiento disidente o crítico sino “una organización situada fuera”, aunque admite que está absorbiendo a parte de la militancia potencial. Y concluye: “En el camino hacia una Euskal Herria unificada, independiente, socialista, feminista y euskaldun, GKS no aporta nada. Al contrario. Además, no existe ninguna posibilidad de colaboración, porque tenemos proyectos y estrategias diferentes, porque rechazan esa posibilidad y, sobre todo, porque actúan de manera excluyente y agresiva. Asimismo, es un fenómeno nocivo porque están llevando a un sector de la juventud vasca –proveniente en algunos casos del abertzalismo y de nuestros espacios habituales– a una estrategia antiabertzale y estéril”.

Legalizada en 2012, Sortu es la principal fuerza dentro de EH Bildu, donde está también EA –que vive su propia crisis interna– y la escisión de IU Alternatiba, además de independientes o la corriente de Aralar, ya disuelta. La izquierda abertzale, además, ha verbalizado su deseo de ensanchar su espectro con una estrategia de “frente amplio”. En los últimos años, ha exhibido un perfil pactista que le ha llevado a implicarse incluso en la gobernabilidad de España como socio del Gobierno de Pedro Sánchez. En el congreso más reciente, la ponencia política crítica con esa línea apenas sumó el 22% de los apoyos y los sondeos garantizan una tendencia estable o incluso creciente en intención de voto. GKS, de su lado, surgió en 2019 y ha ido ganando proyección pública. Dispone de sus propias plataformas comunicativas y considera a EH Bildu uno más del sistema mientras aboga por un proyecto “comunista”. Aunque Sortu también tiene cantera, Ernai, el fenómeno de GKS se entiende también como una brecha generacional.

Admite Sortu que su silencio oficial hasta ahora sobre GKS “ha podido generar cierto grado de confusión” en las bases. “Una pequeña parte de la militancia los ha visto como de casa y los ha ayudado a diferentes niveles”, llega a afirmar. Sin embargo, los “pasos graves” de los últimos meses han hecho que el partido se sienta interpelado a poner pie en pared. “Atacaron de manera organizada y planificada a la gente que se encontraba en el exterior de la taberna Herria, incluyendo a militantes de la izquierda abertzale. A cuenta de las txosnas, generaron conflictos en diferentes localidades (Hernani, Abadiño, Gasteiz, Lesaka), buscando el choque especialmente en municipios gobernados por EH Bildu. Y, por último, a finales de año realizaron pintadas en sedes de EH Bildu y locales de la izquierda abertzale, cosa que grupos fascistas y parapoliciales han hecho muchas veces anteriormente”, describe.

Entiende Sortu que este fenómeno “no es un caso aislado” y que hay “movimientos similares” en otros países de Europa. Parten de una identidad “hiperideologizada y cerrada” y “queman las energías confrontando con quienes pueden estar más cerca”. “Debilitan los proyectos transformadores” y “alimentan las prácticas más nocivas que se han visto en la izquierda”. Ven a GKS como un movimiento “reaccionario” y esencialista, que se siente “incómodo” con luchas como el “feminismo, ecologismo, LGTBI+” o la “liberación nacional”.

El partido acusa a GKS de haberse estructurado absorbiendo a IA. “Sin celebrar ningún congreso”, en 2018, un nuevo equipo “empezó a alejarse de la trayectoria histórica” del sindicato, “desfigurando lo que había sido Ikasle Abertzaleak”. “Ikasle Abertzaleak ha sido y sigue siendo un instrumento para abastecer de militantes a GKS”, entienden. Sortu, por el contrario, ha tenido que impulsar Ikama como alternativa estudiantil. Mencionan también a Erraki, a la que señalan por “privatizar” espacios “autogestionados” para convertirlos en “fuente de ingresos”. Y a Itaia, que ha “alejado” del feminismo a las jóvenes y que, aparentemente, habría convocado concentraciones o movilizaciones dividiendo al movimiento. Sortu, eso sí, matiza que no cuestiona a “personas concretas que se sitúan en ese ámbito”, sino a GKS en su conjunto.

Para la izquierda abertzale histórica es preocupante que GKS no prime el independentismo. “Está en contra de la liberación nacional vasca”, sentencia. Sostienen que por ese motivo “GKS tiene en el punto de mira a la izquierda abertzale y al independentismo de izquierdas en general, mostrándoles una animadversión, una hostilidad y un odio que no muestran ni contra los Estados ni contra las elites económicas”. Y se añade: “La estrategia de GKS es estéril y daña la construcción del socialismo. [... ] Detrás de esa retórica revolucionaria y radical esconden su incapacidad para incidir en la sociedad y cambiar las cosas [...]. Además, GKS carga contra los espacios de colaboración y los frentes amplios que pueden tener fuerza transformadora. [...] En definitiva, GKS les resulta funcional a los defensores del 'statu quo', porque provoca conflictos internos en los movimientos transformadores y fragmenta los espacios comunes. [...] GKS se considera a sí misma como el único representante legítimo de la clase obrera [...] y el resto somos miembros del 'partido único de la burguesía' o súbditos del sistema. [...] Están utilizando un 'modus operandi' que en este pueblo nos resulta bastante conocido: provocar un conflicto, difundir 'fake news', presentarse como víctima, ... para alimentar el choque”.

Completa Sortu su carta advirtiendo de que no piensa “contemporizar” ni caer en el “buenismo” con GKS. “Intentaremos evitar la confrontación, pero sin realizar ninguna concesión política para ello. Con todo, nuestra responsabilidad es llevar hasta el final el proyecto de liberación y, como hasta ahora, nos dedicaremos a dicha tarea. Por lo tanto, seguiremos desarrollando nuestra estrategia y línea política, reproduciendo nuestra cultura política y cuidando de nuestra militancia y nuestros espacios”, remacha la formación de Rodríguez en la misiva.

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