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Eusko Alkartasuna completa el tercer intento de ubicar al frente a Eva Blanco pero sigue pendiente de los tribunales

Eva Blanco, este sábado en el congreso de EA.

Iker Rioja Andueza

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Eusko Alkartasuna (EA, partido integrado en EH Bildu) ha completado este fin de semana el tercer intento de designar como secretaria general a Eva Blanco (Amurrio, 1973), que también es vicepresidenta del Parlamento Vasco. El partido ha celebrado este fin de semana en Bilbao la repetición del congreso que ya convocó en febrero y ha ratificado los acuerdos y nombramientos de entonces, suspendidos cautelarmente por la Justicia como también lo fueron las primarias de 2019, la primera ocasión en que Blanco asumió la dirección de la formación. En ambos casos los tribunales intervinieron por impugnaciones del potente sector crítico, que no ha participado en los debates y votaciones de este fin de semana y que ha descalificado la cita como “pseudocongreso”.

EA vive instalada en la división desde hace cinco años. En 2017 los críticos ya pugnaron en el congreso y quedaron a 14 compromisarios del entonces secretario general, Pello Urizar. Urizar dimitió antes de tiempo, en 2019, y se abrió un proceso de primarias. La candidatura alternativa a Blanco, la de Maiorga Ramírez, parlamentario en Navarra, fue anulada por no llegar al mínimo de avales en una de las cinco organizaciones territoriales que componen el partido, la de Iparralde. Pero los tribunales consideraron que se vulneraron sus derechos de participación en un fallo visado en dos instancias pero recurrido por el partido ante el Supremo.

La dirección organizó para febrero un congreso y dio a entender que sus nombramientos ya solventaban la interinidad de la anulación de las primarias. Se celebró en Vitoria, pero los críticos lo boicotearon con una asamblea paralela en la que aprobaron ponencias contrarias a la línea oficial e incluso un equipo rector paralelo al de Blanco. Asimismo, fueron a los tribunales y lograron como medida cautelar que se anularan los acuerdos de aquel fin de semana. El partido ha organizado el cónclave de Bilbao para refrendar todo lo que salió de febrero y tratar de volver a poner fin a la interinidad. Aunque es la tercera designación de Blanco al frente de EA, es dudoso que los críticos depongan sus protestas ya que consideran que únicamente con primarias se solventaría la brecha abierta en 2019.

Ambos sectores solamente se comunican en los tribunales. Así, los resultados del congreso de EA ofrecen una inusual -e irreal- imagen de casi unanimidad en los acuerdos. El descargo de gestión de Blanco salió sin votos en contra y su reelección con el 93,2%. La reforma de los estatutos pretendida en febrero sale ahora refrendada con un 89,92% de los votos. Y la ponencia política ha resultado renovada con el 89,08%. En este punto hay también fuertes diferencias, ya que los críticos defienden una “independencia” respecto de Sortu en EH Bildu. Acusan a la marca de la izquierda abertzale de fagocitar a los socios menores de la confluencia e incluso plantearon limitar la relación a concurrir juntos a elecciones concretas. El espejo es la relación que mantuvo en el pasado EA con el PNV, puramente electoral.

En la jornada del sábado, Blanco acusó a los críticos de boicotear cualquier acto de partido que saben que tienen perdido. De hecho, intentaron que se suspendiera cautelarmente el congreso hasta última hora. Sostienen en el sector oficial que quieren ganar en los tribunales lo lo que nos les llega con la mayoría interna. “Hoy y mañana van a tener urnas y papeletas. Y no han querido venir. ¿Por qué no han venido? Porque saben que van a perder. Harán el circo, como otras veces”, declaró ante los medios de comunicación a primera hora del sábado. En paralelo, también en Bilbao, decenas de coordinadores locales de EA contrarios a la dirección denunciaron las irregularidades que entienden que se vienen sucediendo orgánicamente. El partido replicó con celeridad que solamente se representaban a ellos mismos y que habían “vulnerado” los “derechos” de sus bases al negarse a colaborar con la celebración del congreso.

Los críticos llegaron a controlar tres de las cinco territoriales, Álava, Gipuzkoa y Navarra, además de organizaciones locales como Pamplona. El anterior congreso ya cambió el modelo de elección de estos cargos y ya no se celebran congresos territoriales. Es más, en el caso navarro la afiliación alineada con la línea oficial es prácticamente inexistente. Las tres ediles de EA en el Ayuntamiento de la capital son críticas, por ejemplo. Eso sí, los anteriores coordinadores territoriales de Álava, Gipuzkoa y Navarra, así como el propio Ramírez, están ahora mismo fuera del partido temporalmente. Fueron expedientados en una maniobra que EA define como “suspensión” y los afectados como “expulsión”. Esta misma semana se han celebrado dos juicios con todos los elementos sobre la mesa.

Este domingo, tras la proclamación, Blanco no ha ocultado su “hartazgo” por la guerra interna. En euskera, la palabra elegida ha sido “nazkagarria”. “Yo no sé qué va a pasar con nuestro partido. Lo que sí sé es que lo vamos a defender como lo hemos hecho hasta ahora o mejor si cabe”, ha solemnizado una secretaria general que ha prometido a su auditorio que el congreso esta vez es “irreversible”. Ha pedido por ello a los de “si la pelota no es mía, la pincho y aquí no juega nadie” que se pongan a trabajar “por fin” para “desarrollar el proyecto político” validado en el cónclave.

Con Blanco han sido designados Maider Otamendi como responsable de Organización y Asier Gómez como responsable de Comunicación. El resto de la ejecutiva nacional la forman Nerea Martínez, Iker Ruiz de Egino y Lorena López de Lacalle. Se han designado también a los coordinadores locales, que son Rakel Goñi en Bizkaia y Miren Urreiztieta en Iparralde, así como Estitxu Martínez de Iturrate en Álava, Mikel Arreseigor en Gipuzkoa y Nerea Gartzia en Navarra.

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