Podemos, de querer recuperar influencia política en Euskadi a dar marcha atrás con el pacto fiscal con PNV y PSE-EE
PNV y PSE-EE, el bipartito que controla las principales instituciones vascas, acordaron en 2017 una reforma fiscal con el PP. Es el modelo vigente, aunque obviamente ha ido parcheándose con deflactaciones, medidas extraordinarias durante la pandemia y nuevas concertaciones que han ido surgiendo. Su revisión es un asunto largamente discutido en la Euskadi política. Se prometió, de hecho, para 2020, pero nunca llegó por la crisis derivada de la COVID-19. En 2022, con el inicio de la guerra en Ucrania en el horizonte, se barruntaba que sería después de las elecciones forales, con las Juntas Generales con competencias plenas en materia tributaria ya renovadas. Así, finalmente, en 2024 llegaron unos ajustes compartidos por nacionalistas y socialistas que se tienen que tramitar ahora, en 2025. Pero solamente en Bizkaia tienen mayoría para aprobarlos tal cual. En Álava y en Gipuzkoa precisan de un tercer socio. Y en esa búsqueda es donde emergió Podemos. Fuera del Parlamento Vasco desde el pasado año, sigue teniendo escaños que pueden ser decisivos en las Cámaras forales y buscó su cuota de protagonismo e influencia perdidos. Sin embargo, tras haber cerrado este viernes un preacuerdo con PNV y PSE-EE y haber logrado de sus bases un apoyo mayoritario por la mínima al pacto en una consulta realizada de urgencia este fin de semana, la formación ahora dirigida por Richar Vaquero ha decidido no firmar con nacionalistas y socialistas y dejar la reforma en el aire.
Podemos, que en realidad todavía forma parte de una coalición en el ámbito foral y municipal con fuerzas como IU y Equo, nunca llegó a anunciar públicamente que tenía un acuerdo con PNV y PSE-EE, aunque este periódico ha constatado con esos dos partidos que así era. Al menos, existía una formulación “muy avanzada”, admiten en la formación aludida. La principal negociadora, Eneritz de Madariaga, juntera en Bizkaia, planteó que había habido un acercamiento pero que quedaban “escollos”. Otra fuente también destacaba que quedaban asuntos “importantes” por resolver. Pero después se conoció que PNV y PSE-EE se autoenmendaban la propuesta original y que en algunos puntos coincidía claramente con las exigencias de la formación morada. Por ejemplo, se vio al cerrar en 20.000 euros el volumen de ingresos exento de realizar la declaración del IRPF. Ese dato también puso de relieve que el debate fiscal en Álava, Bizkaia y Gipuzkoa sigue otras coordenadas que el de España. Aquí, ahora, el SMI tributa, ya que esa barrera es de 14.000 euros. En España es justo a la inversa, ahora no entra dentro de las tablas del IRPF y ahora se pretende que sí lo haga.
Según las fuentes consultadas, la dirección de Podemos dio el visto bueno al acuerdo. Y eso que a comienzos de año Podemos y el PNV mantuvieron una agria polémica en el Congreso de los Diputados a cuenta de la fiscalidad. Ione Belarra, líder de la formación, acusó a los nacionalistas de ser “cachorritos” de Repsol, la petrolera dirigida por el expresidente del Euzkadi Buru Batzar Josu Jon Imaz. Expuso con vehemencia que representan modelos opuestos en lo social y en lo económico y recibió también duras respuestas de Aitor Esteban, que ahora sustituirá a Andoni Ortuzar.
No tenía, en cambio, el plácet de toda la coalición Elkarrekin en su conjunto. IU se opone claramente a estos cambios fiscales. “Desde el máximo respeto a los debates y decisiones que cada una de las otras fuerzas del espacio Elkarrekin pueda tener, Ezker Anitza IU rechaza la supuesta reforma fiscal planteada por PNV y PSE-EE en las tres haciendas vascas porque no sirve para afrontar las necesidades del presente y del futuro de Euskadi, reduce la capacidad de recaudación y además profundiza en las desigualdades. Lamentablemente los cambios propuestos en los últimos días no mejoran este maquillaje fiscal”, señalan desde esta formación citando claramente lo acordado por Podemos.
Sin embargo, Podemos es el socio mayoritario de esa confluencia y tiene el peso suficiente para actuar por sí mismo. En Álava y en Gipuzkoa, el Gobierno de PNV y PSE-EE tiene 24 escaños. En el primer caso, Elkarrekin tiene tres representantes, dos de Podemos y uno de IU. En el segundo, los dos son de Podemos. En Bizkaia, aunque allí PNV y PSE-EE tienen mayoría absoluta, los dos escaños son de Podemos, ocupados precisamente por el secretario general, Vaquero, y por la negociadora principal, De Madariaga.
La consulta interna de Podemos fue escasamente publicitada. Se celebró el fin de semana. El lunes ya estaban los resultados pero su publicación se pospuso durante horas en las que se sucedieron las reuniones. Eso alimentó rumores de posibles impugnaciones. El partido insistía ese día en que no había constancia de nada de eso. ¿Qué dijeron las bases? Con una participación muy baja, inferior al 25%, el 46% apoyaba el pacto fiscal con PNV y PSE-EE y el 43% se oponía. No ha trascendido el resultado concreto definitivo, pero algunas fuentes aluden a apenas dos o tres votos de diferencia. La dirección lo ha tomado como un “empate técnico”, un resultado no concluyente para un asunto tan trascendental. Al fin y al cabo, en 2020, toda una dirección cayó tras un acuerdo presupuestario con el PNV de Iñigo Urkullu frente a un sector que defendía con claridad ser alternativa a la “derecha vasca”. Ahora bien, Vaquero llegó al cargo hace pocas semanas precisamente tras una consulta interna en la que obtuvo un 46% de los apoyos. Es más, su rival, Miren Echeveste, logró incluso un 44%, todavía más reñido.
“La ejecutiva ha dicho que sí, las bases han dicho que sí y ¿ahora la dirección dice que no? Esto no es serio”, protesta un alto dirigente del PNV sobre la situación generada. El diputado general de Álava, Ramiro González, se ha expresado en términos muy parecidos. La diputada vizcaína Itxaso Berrojalbiz ha sido una parte muy relevante de las conversaciones. En Gipuzkoa, la portavoz Irune Berasaluze ha señalado que la propuesta “tiene unas medidas importantes e interesantes para muchos ciudadanos del territorio y no se puede perder esta oportunidad”.
Desde Podemos quisieron matizar que aprecian que “ahora mismo” no hay base para un acuerdo fiscal con PNV y PSE-EE, dando a entender que podrían replanteárselo en caso de mejoras. “¿Sí? ¿Y ahora qué hacemos? ¿Negociamos con ellos?”, lanza desde las filas socialistas, sorprendidos por el giro de los acontecimientos. Begoña Gil y el propio Eneko Andueza han comandado las conversaciones y, de hecho, se reúnen este miércoles con Podemos por otro motivo, la ronda de contactos abierta por el secretario general tras su reciente reelección. Dan por hecho que saldrá el asunto, pero entienden que no hay motivos para confiar que la dirección pueda garantizar que nada sea refrendado por sus bases en este momento.
El PNV insiste en que abre la puerta a “todos” los partidos para negociar y sacar adelante la reforma fiscal. Sin embargo, el PSE-EE ya les ha dicho que no quiere al PP en la ecuación. Compara a los 'populares' vascos con Isabel Díaz Ayuso. ¿Y EH Bildu? La coalición se ha alejado con una enmienda de totalidad, aunque técnicamente tampoco cierra la puerta al entendimiento. Pero, discursivamente, las posiciones parecen muy alejadas y la formación observa con sumo interés los movimientos en torno a Podemos. Pello Otxandiano, en Euskadi Irratia, ha criticado que no se plantee la reforma como algo estructural pensado para dar “suficiencia” a las arcas públicas de cara a los cambios demográficos y sociales que se avecinan, tales como pagar la Sanidad de calidad del futuro. En su momento, se indicó que los cambios propuestos no solamente no mejoran los ingresos sino que los reducirán en unos 230 millones de euros. EH Bildu lleva semanas sin dialogar sobre fiscalidad con el bipartito, según ha admitido Otxandiano.
El PP también se deja querer, aunque su portavoz, Laura Garrido, no ha perdido la ocasión para criticar los “tumbos” de nacionalistas y socialistas. A su juicio, estos partidos solamente quieren el trofeo de aprobar la reforma sin pensar en el con quién. Y “el modelo del PP es radicalmente opuesto al de [EH] Bildu y al de Podemos, claro”, ha constatado en una rueda de prensa sobre otro asunto pero en que ha dedicado 11 de los 17 minutos a este tema. “Parece que Podemos les ha dicho que no. Esto no es ni serio ni riguroso. No está a la altura de las circunstancias”, ha reseñado Garrido, que ha dicho por dos veces -erróneamente- que el actual modelo fiscal gana en 7.000 millones de ingreso cada año y que es momento de bajar la presión fiscal porque limita el poder adquisitivo de los contribuyentes. Con el PP hubo reuniones “esporádicas” sobre el asunto pero, como en el caso de EH Bildu, hace tiempo que no las hay ya.
Así las cosas, formalmente la puerta sigue abierta a los acuerdos en Álava y en Gipuzkoa, más que nada porque los plazos no están agotados. “Hay tiempo hasta que el procedimiento llegue a las tres Juntas Generales para que todos los partidos políticos se posicionen”, defiende el PNV. En Bizkaia se sobrentiende que se acomodará a lo acordado en los otros territorios para evitar una desarmonización. En el caso de Podemos, sus representantes aún no tienen instrucciones precisas para actuar cuando se tengan que votar las medidas acordadas con PNV y PSE-EE. En el argumentario del PNV empieza a florecer ya la idea de que las familias y los jóvenes van a salir perjudicados sin un acuerdo. Otras voces, de su lado, no verían con malos ojos una retirada a tiempo y reiniciar el proceso para evitar la imagen de la falta de capacidad para los consensos y una posible derrota en Gipuzkoa y Álava.
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