Vitoria y Donostia buscan recuperar los usuarios del transporte público con la mirada puesta en un futuro sostenible
Los autobuses, el tranvía y el metro de las ciudades se vaciaron a consecuencia de la pandemia de la COVID-19. No solo se quedaron las ciudades sin turistas, sino que los propios habitantes dejaron de usarlo debido al confinamiento y a la adecuación del trabajo y la docencia a la vía telemática. El miedo al virus también causó que una parte de la ciudadanía, sobre todo la de mayor edad, dejara de moverse en transporte público por miedo al virus. Ahora, cuando se está recuperando la movilidad, el turismo, el 100% de la presencialidad en las universidades y, poco a poco, también en el trabajo, las ciudades buscan recuperar a los viajeros que se perdieron.
Ciudades como Donostia o Vitoria están apostando por proyectos innovadores para que los habitantes decidan volver a utilizar el transporte público en su día a día. Durante las II Jornadas de Movilidad Sostenible organizadas por elDiario.es, la concejala delegada de Movilidad y Transporte del Ayuntamiento de Donostia, Pilar Arana, ha indicado que en 2020 el transporte público de la ciudad perdió casi al 60% de sus usuarios respecto al año anterior. Ahora, la ciudad va recuperando poco a poco el uso del autobús y las bicicletas y se encuentra en un 83% respecto al año anterior a la pandemia. En el caso de Vitoria, en marzo de 2020, en pleno confinamiento domiciliario, se encontraron con el 8% del empleo del transporte urbano respecto a años anteriores, según ha señalado el concejal de Movilidad del Ayuntamiento, Raimundo Ruiz de Escudero, en la misma mesa redonda. En mayo de ese mismo años se recuperó la demanda hasta el 33% y en los primeros trimestres de 2021 subió hasta el 70%.
Sin embargo, todavía queda un sector que no se decide por volver al transporte público en estas dos ciudades de Euskadi. “La incógnita que intentamos resolver es cuántas de las personas que viajaban en transporte público ya no van a volver por el cambio de hábitos que ha traído la pandemia”, ha explicado Arana. En su opinión, la falta de turistas no ha afectado en la afluencia de los autobuses urbanos, pero sí la carencia de eventos como el Jazzaldia, el Festival de Cine o, incluso, un solo día de los tradicionales fuegos artificiales en Semana Grande, pues “mueve ingentes cantidades de gente”. Para buscar la reconciliación con el transporte público, desde el Consistorio implementaron medidas para “mejorar la confianza” de la gente: “Sacamos un certificado anticovid de Aenor, instalamos unos sensores dentro del autobús que determinaban perfectamente la calidad del aire y los porcentajes que había de CO2. Eran casi los mismos que los de la calle porque habíamos previsto un protocolo de ventilación muy exigente”.
Vitoria todavía no ha rescatado a varios colectivos que llenaban las diferentes ofertas de transporte público que hay en la ciudad. “Echamos en falta a la parte universitaria, que hasta este mismo mes de octubre no ha iniciado el 100% de las clases presenciales, lo que significa un gran volumen de personas que no estamos transportando. Le damos una gran importancia también a falta de usuarios a través de los eventos, sobre todo los deportivos”, ha comentado Ruiz de Escudero. Además, cree que la pandemia ha cambiado el comportamiento de la gente. Si antes dos tercios de la ciudadanía “se movían andando o en bicicleta”, con la pandemia, los usuarios del transporte público se han adherido a tal movilidad. No obstante, “es cierto que hay una parte que ha ido hacia el vehículo privado”, donde quieren incidir para recuperar la afluencia del autobús y el tranvía.
En cuanto al futuro, en Vitoria ven necesario apostar por cuatro elementos que quieren implantar: la innovación, la accesibilidad, la sostenibilidad y la seguridad. “En pocas semanas estará en marcha el bus eléctrico inteligente, una de las apuestas más importantes en cuanto a movilidad”, ha informado. Este nuevo autobús será el “inicio de la electrificación”. Además, se pondrá en marcha “en una de las líneas más importantes de la ciudad”. “Mueve a tres millones de personas, une 14 barrios y afectaría de forma positiva a casi la mitad de la población. Es más accesible y está fabricado en Gipuzkoa con una tecnología muy innovadora”, ha ahondado.
En Donostia también tienen la mirada puesta en el futuro. Por eso, quieren aprovechar la “oportunidad de peatonalizar la ciudad”. Asimismo, defienden la necesidad de que el transporte “dé el servicio de movilidad a las personas que se mueven en él, con ciudades restringidas al tráfico privado, a ser posible, cuanto más, mejor”. Desde la perspectiva de la persona usuaria, también creen deberle un mejor servicio. Por esa razón, se está trabajando para la digitalización de los servicios y la información sobre el transporte público, la mejora de los paneles tanto para las paradas como para la organización de la empresa y buscan proyectos innovadores como las recargas de autobuses “que, sin duda, habrá que recargar”, porque “la mayor parte de la flota” se va a ir convirtiendo en eléctricos.
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