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La fundación del escritor Rafael Chirbes tendrá acento extremeño

Rafael Chirbes

CGR (Efe)

El valenciano Rafael Chirbes, el escritor que mejor ha retratado los años de corrupción, pelotazo urbanístico y crisis que ha vivido España, cuenta ya con una fundación para gestionar su legado literario y ayudar a la cultura y el patrimonio de su tierra -tal como expresó antes de su muerte- que tendrá acento extremeño.

La fundación Rafael Chirbes (Tabernes de Valldigna, 1949), que dirigirá su sobrina María José, está a la espera de los últimos trámites burocráticos para ser una realidad, según ha informado a Efe uno de sus miembros y amigo del escritor, el extremeño Alejandro Nogales.

Nogales, exsecretario general de CCOO en Extremadura y diputado autonómico de IU hasta mayo pasado, conoció a Chirbes cuando el novelista dejó Madrid y se afincó en 1988 en un pequeño pueblo de Badajoz, Valverde de Burguillos, en busca de tranquilidad para escribir.

Allí permaneció doce años. Aunque hasta entonces no se conocieron, tenían amigos comunes y curiosamente no coincidieron por días en 1971, en Madrid, cuando ambos fueron detenidos por su militancia antifranquista y pasaron por la temida Dirección General de Seguridad y la cárcel de Carabanchel.

La fundación, que cuenta con un puñado de miembros entre amigos y familiares del escritor -también está Manolo, su otro sobrino-, se financiará con sus derechos de autor y tendrá su sede en la casa de Chirbes en Beniarbeig (Alicante), según Nogales.

Se convertirá en una especie de centro cultural en el que estarán sus obras, los más de 8.000 volúmenes de su biblioteca personal y posiblemente algunos de sus muchos cuadernos y notas que están pendientes de clasificar y evaluar por si hay algo publicable.

Nogales ha advertido de que estudiar y catalogar estos escritos y ordenar sus libros supondrá un arduo trabajo. La otra faceta de la fundación será de apoyo a la cultura y patrimonio valenciano. Pese a que se crió en colegios de huérfanos ferroviarios de León y Ávila, que vivió en Marruecos, París o Extremadura y que escribía en castellano, era “un enamorado de su tierra y de su lengua”, según Nogales, en la que hablaba con su familia y amigos valencianos.

En referencia a esta faceta de la fundación, Nogales ha recordado que Chirbes destinó la dotación económica de un premio a rehabilitar un hospital. Ha avanzado que la obra que Chirbes dejó preparada unos meses antes de su muerte, “París Austerlitz”, de la que no ha querido adelantar nada y que lleva el nombre de la estación de ferrocarril de la capital francesa, saldrá a la venta el próximo mes de enero.

El escritor valenciano comentó a Nogales antes de su muerte que sus últimas obras, las que le han encumbrado, podrían traducirse al chino: “Crematorio” y “En la orilla”, ambas premios de la Crítica, además de “La buena letra” (1992).

Esta última obra, que narra la triste historia de una derrotada familia republicana en la nueva España de Franco, fue una de las cinco que escribió en Valverde de Burguillos, un pueblo que, según dijo en varias entrevistas, le recordaba los olores y las vivencias de su niñez.

De su etapa extremeña también destaca “La larga marcha”, premiada en Alemania con el prestigioso SWR-Bestenliste. En el 2000 cambió un pueblo donde no veía una luz en muchos kilómetros por los naranjos del Mediterráneo, un paisaje que según lamentaba el novelista quedó pronto sepultado por la locura del cemento.

Después de regresar a su tierra ganó el Premio Dulce Chacón de Zafra (Badajoz) con “Crematorio”, la novela que retrata la corrupción y que se convirtió en una serie de televisión protagonizada por su paisano Pepe Sancho. A pesar de los premios y de las buenas críticas a sus libros, no era muy conocido para el gran público, quizá porque “era reacio a exponerse” y porque era “muy humilde”, pero sus lectores son “auténticos forofos”, según el exdiputado de IU. Nogales ha destacado de él que, aunque era un “comunista acérrimo”, no era “partidista”, y prueba de su forma de pensar y de su generosidad es que en su testamento dejo dicho que se siguiera apoyando a la gente que venía ayudando.

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