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Don Benito y Villanueva rectifican y buscarán otro nombre para la futura ciudad

Los alcaldes de Villanueva de la Serena y Don Benito, Miguel Ángel Gallardo y José Luis Quintana, el pasado martes antes del anuncio de los topónimos

Santiago Manchado

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Tal ha sido el rechazo social y político, que los alcaldes de Don Benito y Villanueva han decidido dar marcha atrás y descartar que la futura ciudad se llame Concordia del Guadiana o Mestas del Guadiana, como había propuesto el comité de expertos creado precisamente para estudiar la denominación del nuevo núcleo de población.

La rectificación ha llegado en menos de 48 horas porque no solo se ha resquebrajado el apoyo social de la unión, que se aprobó el pasado 20 de febrero en referéndum, es que los topónimos también habían comenzado a quebrar el consenso político del que habían hecho gala en ambas localidades pacenses.

Por ello, los alcaldes de Don Benito y Villanueva, José Luis Quintana y Miguel Ángel Gallardo, han comparecido tras reunirse con los integrantes del comité de expertos para anunciar la retirada de las dos opciones, Concordia y Mestas, y cargar la responsabilidad de bautizar a la futura ciudad de Extremadura a los portavoces de todos los grupos políticos. “Vamos a trabajar por el consenso y no nos vamos a levantar hasta conseguirlo”, se ha comprometido Quintana, que, además, ha asegurado que la decisión política se conocerá “en unos días” pero ha pedido a los medios de comunicación “que nos dejen trabajar”.

Mucho más claro ha sido el alcalde de Villanueva. Gallardo ha admitido que se equivocaron al encargar a la comisión de profesionales de la investigación y la cultura que propusieran dos topónimos. No obstante, les ha agradecido su “trabajo y profesionalidad”, que además han realizado “sin cobrar ni siquiera dietas”, como ha insistido en varios ocasiones. A pesar de que ha explicado que los nombres están basados en el estudio y la investigación, también ha asegurado que los vecinos no los han entendido y han causado un “rechazo generalizado”.

Los portavoces municipales de ambas localidades tendrán que diseñar ahora la “metodología de trabajo” para decidir cuál será el topónimo definitivo y que permita a los ayuntamientos “comodidad para avalarlo”, ha dicho Gallardo. Eso sí, permanecen las reglas con las que jugaron los expertos: la nueva denominación fuera “diferente y diferenciadora” de las actuales y buscara elementos comunes de arraigo. Principalmente para evitar suspicacias entre los vecinos de una y otra localidad, que históricamente han vivido de espalda, pero que ahora han decidido aprovechar una oportunidad única para crecer y convertirse en la tercera ciudad de Extremadura, tras Badajoz y Cáceres.

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