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Pokémon: perdón por ser corrupto en plena crisis

Liñares, en su toma de posesión como presidente de la CHMS

David Lombao

A principios del otoño de 2012 explotaba la Operación Pokémon. La jueza Pilar de Lara ordenaba varias detenciones y las primeras en saltar a los titulares de la prensa fueron las de los alcaldes de Ourense y Boqueixón. Junto a ellos compartía protagonismo Francisco Fernández Liñares, ex presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño-Sil (CHMS) y antes hombre fuerte de los gobiernos de Xosé López Orozco en el Ayuntamiento de Lugo. Al ser llamado a declarar ante De Lara, el que había sido responsable en Lugo de áreas tan sensibles como Seguridad Ciudadana, Urbanismo o Economía admitió que había recibido pagos de múltiples empresas por importes que, sumados, se acercan a los 300.000 euros, pero antes quiso hacer ver que, al menos de palabra, estaba arrepentido de lo que había hecho hasta poco tiempo atrás.

Después de ser informado de que se sentaba ante la jueza como “supuesto autor de varios delitos de soborno, prevaricación, tráfico de influencias, falsedad documental” o “revelación de secretos”, Liñares solicitó poder “empezar” por “manifestar mi absoluto arrepentimiento”. Así consta en la grabación de esa declaración, incluida en la parte del sumario sobre la que ya no pesa el secreto y a cuyo contenido ha tenido acceso este diario. El ex edil empezaba pidiendo perdón porque “solo faltaba que no lo hiciera”. Esas disculpas, vino a decir, no llegaban tanto por el hecho de que enriquecerse irregularmente sea intrínsecamente malo, sino porque lo hizo en plena crisis económica.

Él, admitió en el juzgado, se hizo “con un patrimonio indebido” mediante el “abuso” de los cargos que ostentaba y, por lo tanto, “ilícitamente”. Y “en un momento de tanta crisis”, en el que “tan mal lo pasan muchas personas”, lo que corresponde es resarcir a la sociedad“ a través de Hacienda, del Ministerio de Justicia o ”donde proceda“. En el inicio de esa larguísima declaración, Liñares se muestra dispuesto a devolver ”la parte de mi patrimonio que corresponde a lo que ilícitamente gané“, porque consideraba que ”es lo que procede y, en cierta manera, es lo que pide la opinión social“. ”Eso es de agradecer y, cuando menos, lo honra si el arrepentimiento es sincero, como me da la impresión“, le respondió la jueza.

Pagos mensuales de las empresas

Tras el acto de contricción, la jueza entró en materia instando a Liñares a ratificar si, como habían venido averiguando los investigadores, había sido receptor de dinero de múltiples empresas concesionarias de servicios públicos. Lejos de negarlo, Fernández Liñares admitió esos cobros y “la fórmula” a través de la cual se realizaban. “Todas eran empresas amigas mías, conocidas”, evidencia el ex edil, y pagaban porque quedaban “muy agradecidas” por ser receptoras de contratos públicos. Esa, señala, era la razón de sus “donaciones” y “compensaciones”.

Según Liñares, no había “ningún pacto previo” o “porcentaje establecido” para el dinero que iba a cobrar. No obstante, “a través de Javier Reguera”, funcionario del Ayuntamiento de Lugo ligado a Liñares por, según el sumario, una “excelente relación”, recibía cada mes un sobre con 1.500 euros como contraprestación por la concesión a la empresa Cechalva del servicio municipal de grúa en Lugo. “De parte de quién” llegaba ese dinero, preguntó la jueza. “No sabría decirle con exactitud”. Ese dinero lo enviaba “la empresa en sí misma”, respondió el imputado. A través de un sistema similar llegaban también los pagos de Doal, la empresa del grupo Véndex que gestiona la ORA en Lugo. En este caso, la asignación eran 1.000 euros al mes.

Pero, “¿por qué se estableció esta retribución mensual, en vez de un pago único como en otras ocasiones?”, cuestionó De Lara. “No sabría contestarle”, replicó Liñares, quien explica que Doal realizaba ese “agradecimiento por que se le hubiera concedido la ORA”, aunque, asegura, “yo no hice nada para que se les diese” esa adjudicación. A lo mejor, especula, los pagos periódicos se realizaban porque “les parecería más fácil de camuflar, me lo ofrecieron ellos”, afirma. “Y usted no dijo que no”, abundó la jueza.

Audio: Liñares asegura ante el juez estar “arrepentido” de sus cobros irregulares

Rolex y cigalas

Nave de Pórtico en Lugo

Siempre de acuerdo a la versión de Liñares, las “donaciones” de las empresas se producían porque recibían encargos públicas pero sin manipulación de los procesos de contratación. Así, por ejemplo, en el caso de la ORA asegura que “sin estar yo” los responsables de Doal “también serían adjudicatarios” del servicio. “¿No es cierto que se hicieron manipulaciones?”, pregunta directamente la jueza en un momento de la declaración. “No”, contesta Liñares.

En el mismo sentido, De Lara reclama saber “el motivo” por el que “Daniel Corral, el coordinador de la Policía Local” lucense, le entregó a Liñares un reloj Rolex. Ese regalo, explica, estaba “vinculado a una polémica obra que salió en la prensa, de la nave de Pórtico”. La empresa, con sede en Mos y dedicada a la decoración, llevaba años esperando por una licencia para construir una nave industrial en uno de los extremos del polígono industrial. La causa de ese retraso estaba en el Plan General de 1991, aprobado en el Ayuntamiento por el Gobierno del PP, que “por falta de ignorancia” había clasificado la parcela como suelo urbano “a pesar de no tener todos los servicios”.

El Ayuntamiento, le explica Liñares a la jueza, solucionó el contencioso con los “siete u ocho propietarios” de las “parcelas agrícolas” y construyó “una calle con servicios” paralela a la parcela para así “poder conceder la licencia”. Como agradecimiento, el ex concejal recibió un reloj marca Rolex que le entregó Corral, quien no estaría directamente beneficiado por la nave de Pórtico. El beneficiario sería el hijo del agente, que “vendría para Lugo” a trabajar en esa empresa. Eso es cuando menos lo que “yo entendí”, matiza Liñares, quien a continuación explica las características del almuerzo en el que se festejó el cierre de la operación, ocurrido al día siguiente en el Asador Coto Real de Rábade con un menú en el que se incluían, entre otras viandas, “cordero” y “unas cigalas”. A esa mesa se sentaban, entre otros, el alcalde de Lugo y varios concejales.

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