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Feijóo toma posesión reivindicándose ante Rajoy y al son de medio centenar de gaitas

Rajoy y Feijóo en la toma de posesión del segundo en Santiago

David Reinero

Al ritmo de la Marcha del Antiguo Reino de Galicia, interpretada por la Real Banda de Gaitas de la Diputación de Ourense, ha entrado este sábado en la Praza do Obradoiro Alberto Núñez Feijóo para tomar posesión por tercera vez consecutiva como presidente de la Xunta en un acto público similar a los que hizo famosos Manuel Fraga pero del que prescindió en 2012 por la crisis. Allí, ante el Pazo de Raxoi, sede institucional del Gobierno gallego, igual que justo antes, en su promesa formal del cargo en Parlamento autonómico, Feijóo se presentó a sí mismo y a Galicia ante el presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy, como “modelo de estabilidad para España” y la encomendó a la “protección” del Apóstol Santiago. Rajoy, en su intervención, elogió de Feijóo su “moderación, empeño reformista, determinación, sensibilidad social y estabilidad” y le deseó, a quien hace tiempo que es el principal barón regional del PP, “un poco de suerte”.

La mañana comenzó en la Cámara autonómica con la lectura del decreto firmado por el Rey que nombra a Feijóo presidente de la Xunta (“de la Junta de Galicia”, dice la versión publicada en el BOE) tras su elección el pasado jueves con los 41 votos a favor del PP y los 34 en contra del resto de diputados. Ante una mesa sin crucifijo, al contrario que en 2012, Feijóo prometió el cargo y leyó un discurso en el que presentó a Galicia, única comunidad autónoma gobernada con mayoría absoluta, como “modelo de estabilidad para España”. Feijóo finalizó su intervención recordando “el ejemplo de un gallego que no está”, en referencia a su padre fallecido en el último año, y destacando la “ilusión de un gallego que está por venir”, en alusión a su próxima paternidad y con la presencia ante él por primera vez en un acto institucional de su actual pareja, Eva Cárdenas.

En su intervención en el Parlamento de Galicia, el presidente del Gobierno central, Mariano Rajoy, recordó que él mismo fue diputado autonómico en Galicia en los años 80 y destacó los cambios registrados allí desde entonces. Unos cambios a mejor que elogió frente a “quienes sólo ven lo que no está bien”. “Yo soy gallego, nací aquí, en Santiago”, dijo Rajoy, para destacar el “honor impagable de estar y hablar aquí” y asegurar que “ser presidente de la Xunta para un gallego es algo muy grande”. Lo dijo en un discurso que pronunció de manera íntegra en castellano y con el que tomó el relevo de la vicepresidenta Soraya Sáez de Santamaría, representante del Gobierno en 2012 en la toma de posesión de aquel año.

Finalizados los discursos en el Parlamento, las autoridades e invitados se desplazaron a la Praza do Obradoiro, entre la Catedral y la sede de la Xunta, donde entraron al ritmo del medio centenar de gaiteros -lejos quedan los más de 5.000 que llegó a congregar Fraga- de la Real Banda de Gaitas de la Diputación de Ourense, institución que preside el imputado Manuel Baltar, barón fundamental para la victoria electoral de Feijóo. La intensa lluvia que caía en ese momento reprodujo la imagen de la multitudinaria manifestación bajo paraguas que se concentró en ese mismo lugar en 2002 tras la catástrofe del petrolero Prestige y que para muchos supuso el inicio del fin del fraguismo y que acabaría con el propio Feijóo al frente del PP gallego.

Si en su discurso en el Parlamento Feijóo había hablado de la “nación española de la que Galicia forma parte”, en el Obradoiro, delante de una escenografía dominada por docenas de banderas gallegas y sin señales de la bandera de España, el popular destacó que “Galicia es una nacionalidad”. Fue allí, entre llamadas a la unidad, cuando, pese a prescindir previamente de crucifijo en su promesa del cargo, aseguró que todos los gallegos “forman este país con experiencia y esperanza que hoy inaugura una nueva jornada, bajo la protección de un Apóstol fiel a una tierra que hizo suya”.

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