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Diez años del iPhone: el legado imborrable de un dispositivo que ha hecho historia

El 29 de junio de 2017, el primer iPhone salía a la venta en Estados Unidos

Álvaro Hernández / Lucía Caballero

Parece que fue ayer, pero sucedió el 29 de junio de 2007, hace toda una década. Las Apple Stores estadounidenses abrían sus puertas para colmar los anhelos de aquellos que habían pasado horas haciendo cola: el iPhone salía finalmente a la venta tras más de cinco meses de espera.

En enero, Steve Jobs se había aupado al escenario de la MacWorld Expo celebrada en San Francisco para anunciar lo nuevo de Apple. “Cada cierto tiempo, un producto revolucionario llega y lo cambia todo”, había dicho el visionario. “Hoy presentamos tres productos revolucionarios: un iPod con pantalla táctil, un revolucionario teléfono móvil y un grandioso aparato de comunicación por internet”. Todo ello “en un solo dispositivo que llamamos iPhone”.

Así fue como Apple reinventó el teléfono móvil, si bien no fue, técnicamente, el primer ‘smartphone’ de la historia. Como se puede leer en las crónicas de la época, aquel primer iPhone salía a la venta por 600 dólares. Al cambio actual, y teniendo en cuenta la inflación, eso sitúa el precio en unos 615 euros (poco más de 700 dólares) de hoy en día.

Catorce sucesores del iPhone después, la cantidad resulta casi irrisoria. No ya porque el iPhone 7 más económico cueste 769 euros y el iPhone 7 Plus más caro supere holgadamente los 1.000 euros, sino porque aquel modelo primigenio que presentó Steve Jobs hace diez años se ha convertido en un preciado objeto de colección: si se conserva en su caja original, llega a venderse en sitios como eBay por cerca de 7.000 euros.

Es, precisamente, el único teléfono de Apple que le falta a Luis Villarreyes en su colección. Más conocido como Kanas, este consultor y técnico especialista en reparación de productos de la manzana mordida no solo atesora un repertorio de más de un centenar de Macs, sino que posee también todos los iPhones desde el 3G, la segunda generación de ‘smartphones’ de Apple.

“En el 86 conocí el primer Mac y, de ahí hasta ahora, he pasado casi el 90 % en plataforma Mac”, cuenta este fiel de los productos de Cupertino durante una entrevista para el podcast de Hoja de Router. “Desde los primeros Macs han sido innovadores, revolucionarios y rompían reglas”, señala, aunque se lamenta del rumbo que ha seguido la firma con los modelos más recientes. “En los últimos iPhone, según mi opinión, simplemente están haciendo un parche”.

Sacándole partido a la cola

El retorno a la senda de la innovación podría ser inminente. Villarreyes espera que el iPhone del décimo aniversario, que previsiblemente se presentará tras el verano, “sea un diseño revolucionario”. Sin duda, cuando salga a la venta, miles de personas volverán a congregarse en largas colas a las puertas de las Apple Stores para hacerse con ese verdadero objeto de deseo que será el decimosexto iPhone de la historia.

Las expectativas en torno al lanzamiento de cada nuevo producto de Apple son tales que, incluso, otras marcas tratan de aprovechar el foco de atención mediática. Lo hace habitualmente Starbucks, llevando sus cafés a los seguidores del gigante tecnológico que acampan a las puertas de las tiendas, y en el lanzamiento del último iPhone lo hizo también la española Hawkers.

La marca de gafas de sol, conocida por sus polémicas campañas de marketing, aprovechó el gran día de los iPhone 7 y 7 Plus para hacer ruido y reclamar un poco de protagonismo. Para ello, convirtió en el fan más afortunado al anónimo que ocupaba el tercer lugar de la ya famosa cola de la Apple Store en la madrileña Puerta del Sol.

“Fui el día anterior, a las cinco de la tarde, y estuve unas quince horas esperando”, explica Álex Todorache a Hoja de Router. No fue el primero en llegar. Delante tenía a dos chicas que habían acudido la noche anterior para asegurarse el primer puesto en la fila.

Tras superar un momento de flaqueza (desde la tienda anunciaron que no estaría disponible la versión a por la que iba Todorache, la Plus, pero decidió quedarse para comprar el iPhone 7 y cambiarlo más tarde), este seguidor de Apple no solo salió de la tienda con su iPhone, sino que se lo llevó gratis. Pagaba Hawkers. “No me dijeron nada hasta el momento en el que salí con el iPhone en la mano”, recuerda. “Me lo llevaba gracias a ellas gratis”.

Siri al habla

Y si Hawkers ha aprovechado el tirón del iPhone para promocionarse, hay quien ha convertido su voz en una de las más conocidas del planeta gracias a Siri, el famoso asistente virtual que Apple presentó en 2011 como un ‘software’ integrado en el iPhone 4S. Claro que antes se había encargado de eliminar los improperios que los verdaderos creadores del programa –el equipo de una ‘startup’ homónima adquirida por la manzana mordida– habían incluido en su vocabulario.

En Estados Unidos, la actriz de doblaje Susan Bennett puso voz al asistente desde aquel debut, y Jon Briggs hizo lo propio con la versión británica –ninguno de los dos lo supo hasta que se escuchó en un teléfono–. La Siri hispanohablante tiene acento vasco. Y a ella tampoco le avisaron.

“Parecía tu voz”, le dijo su marido a Iratxe Gómez mientras veían la tele. Un mago estaba utilizando un iPhone para uno de sus trucos y el ayudante virtual había pronunciado unas palabras. El matrimonio, por entonces residente en China, tuvo que poner de nuevo la escena para asegurarse de que sus oídos no les engañaban. “Y sí, era mi voz”, confirma Gómez, profesora de inglés y locutora, que admite no enterarse “casi nunca” del destino de sus grabaciones.

En tecnología, las cosas funcionan así: los locutores graban para una empresa una serie de comandos y expresiones que luego se descomponen en fonemas. Todo esto integra un producto sonoro que la compañía vende al cliente final, que lo utilizará para tejer el vocabulario de un programa parlante. Así, el dueño de la voz no sabe qué dispositivos acabarán hablando como él.

A Gómez la han reconocido alguna vez porque “el soniquete es muy parecido”. Incluso emplea a la asistente virtual para hacer bromas en sus clases y motivar a sus alumnos. Aunque asegura que Apple nunca se ha puesto en contacto con ella, tampoco parece importarle demasiado. Ni siquiera tiene un iPhone. “Además, las nuevas versiones ya no van a ir con mi voz”, se justifica.

Si bien es cierto que aún conserva un cierto tono robótico y esquiva las preguntas que no entiende (o prefiere no contestar), lo cierto es que Siri ha ido ganando inteligencia y naturalidad en todos estos años, además de nuevas voces que, como la de Gómez, ya forman parte del día a día de los propietarios de alguno de los dispositivos de la manzana mordida.

¡Di patata!

Más allá de su asistente incorpórea, otra de las estrellas (quizá la más brillante) de los teléfonos de Apple es su cámara, considerada por muchos una de las mejores del mercado. La primera, incrustada en el modelo original, tenía tan solo 2.0 megapíxeles, mientras que la frontal de los modelos más recientes ofrece 12 y una larga lista de prestaciones.

Los de Cupertino no fueron los primeros en incluir una cámara en sus móviles, pero sí pueden presumir de haber convertido al común de los usuarios en fotógrafo y de proporcionar un sinfín de aplicaciones para editar el resultado casi como un auténtico profesional. Su huella en el mundo de la imagen es tan profunda que, desde 2007, existe un concurso anual expresamente dirigido a los terminales de la manzana mordida: los iPhone Photography Awards. Año tras año, los finalistas de este certamen internacional dejan claro que sus instantáneas no tienen nada que envidiar a las captadas con máquinas tradicionales, ni en calidad ni mucho menos en originalidad.

El asturiano José Luis Barcia, seleccionado entre los ganadores de las ediciones de 2013, 2014 y 2015, no se plantea separarse de su iPhone –“casi es como una extensión de mí mismo”, dice– ni sustituirlo por una cámara de las profesionales. “Es muy ágil, sencillo de utilizar y tiene cantidad de opciones y alternativas”, explica.

Barcia comenzó a disparar con un iPhone 4 en 2011 por mera diversión, experimentando con aplicaciones como Hipstamatic que le permitían modificar las imágenes. No se considera un fotógrafo profesional –“no tengo formación”–, aunque sus fotos reflejan su talento y la habilidad ganada con la experiencia. La calidad de las cámaras móviles “ha cambiado las reglas del juego”, en opinión del asturiano: “Ahora cualquiera con un teléfono, aunque no sea profesional, es capaz de hacer fotografía”.

Su cámara, su asistente virtual o, simplemente, la pasión que despierta entre sus acérrimos fans (capaces de esperar horas en una interminable cola para hacerse con un nuevo modelo) son algunas pruebas de que algo de razón tenía Jobs cuando, el 9 de enero de 2007, aseguró que Apple iba a reinventar el teléfono. Lo que posiblemente no llegaba a imaginar el visionario es que a su primer retoño le sucederían otros catorce. Y los que están por venir.

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Las imágenes de este artículo son propiedad, por orden de aparición, de Informedmag, Álvaro Ibáñez, Sami Keinänen, Janitors y José Luis Barcia

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