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Borrell plantea a la UE destinar los 3.000 millones que generan al año los activos rusos a armar a Ucrania

El Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, Josep Borrell, este lunes. EFE/EPA/OLIVIER HOSLET

Irene Castro / EFE

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El jefe de la diplomacia comunitaria, Josep Borrell, tiene prácticamente la propuesta para añadir a los presupuestos conjuntos de la UE los 3.000 millones de euros al año que generan en beneficios extraordinarios los activos rusos congelados por sanciones, y emplearlos principalmente en apoyo militar para Ucrania. El alto representante está ultimando los documentos legales que presentará a los 27 este miércoles con la intención de que los líderes lo analicen en la reunión que mantendrán en Bruselas el jueves y el viernes.

Fuentes comunitarias reconocen, no obstante, que es complicado que los 27 le den el visto bueno en esa cita dado que van a tener menos de 24 horas para analizar el texto. Además, esas fuentes admiten que algunos países tienen una “limitación” cuando se trata del apoyo militar a Ucrania, en referencia a Hungría, que sistemáticamente ha bloqueado las medidas de la UE en esa materia. El Gobierno de Viktor Orbán levantó su veto este lunes a las sanciones a los colonos violentos que acosan a la población palestina en Cisjordania y también a la inyección de 5.000 millones de euros extra al Fondo Europeo para la Paz con el que se financia el armamento para Kiev y que estaba bloqueando desde hace meses.

Borrell, que admitió en una rueda de prensa el martes las dudas legales que tienen los estados miembros a la hora de usar los intereses que generan esos activos congelados prácticamente desde que comenzó la invasión de Ucrania, confía en que se superen las reticencias al contar con “una buena propuesta”. La intención es transferir los rendimientos extraordinarios de los fondos congelados al presupuesto comunitario para, desde ahí, canalizarlo principalmente a Ucrania.

En concreto, un 90% de esos 3.000 millones de euros anuales iría al Fondo Europeo de Apoyo a la Paz (FEAP) y un 10% al presupuesto general de la UE, con el que los Tratados prohíben que se pueda usar para comprar armas pero que se emplearía para impulsar la base industrial militar de Ucrania. El Fondo Europeo para la Paz es el instrumento que encontró la UE para financiar las armas y la munición para Ucrania al principio de la invasión ante las dudas que generaba el envío de armamento en muchos estados miembros, entre ellos España.

Hasta hace poco, el planteamiento de la Comisión Europea era utilizar los beneficios generados por los activos rusos para la reconstrucción de Ucrania. Sin embargo, fuentes comunitarias admiten que ha habido una “mayoría creciente” en favor de usarlo para la defensa de Ucrania. Fue la presidenta, Ursula von der Leyen, quien adelantó la idea en un debate en el Parlamento Europeo en el que advirtió a los estados miembros de la necesidad de reforzar los ejércitos. “El riesgo de guerra no es inminente, pero no es imposible”, alertó.

Desde entonces, el alto representante ha defendido esa idea bajo la premisa de que “no hay diferencia” entre usar el dinero para “reconstruir” Ucrania que en hacerlo para “evitar que se destruya”. El debate sobre qué hacer con los activos congelados a Rusia lleva dando vueltas casi dos años.

Los llamamientos a intensificar la ayuda a Ucrania se han multiplicado en los últimos tiempos en un momento en el que ha comenzado a flaquear y en el que han aflorado tensiones por las divergencias a la hora de enviar dinero y armamento. Alemania, por ejemplo, dio un tirón de orejas al resto de socios, especialmente a Francia, por el escaso apoyo. A eso se suma, además, el temor a que el soporte de Estados Unidos desaparezca definitivamente si Donald Trump vuelve a la Casa Blanca.

“Si los republicanos siguen bloqueando y un nuevo presidente decide no apoyar más a Ucrania, la situación sería bastante difícil. Es difícil imaginar poner en la mesa 50.000 millones más, que es lo que pone Estados Unidos”, señaló Borrell a los periodistas ante los que admitió que “este verano será crítico” en el campo de batalla.

Cómo seguir ayudando a Ucrania es uno de los principales debates en el seno de los 27 en un momento en el que el conflicto se ha enquistado y ha entrado en su tercer año. A la tensión por las diferencias en el envío de apoyo, se ha sumado recientemente la generada por la propuesta de Emmanuel Macron de enviar tropas, que rápidamente fue desautorizada por Alemania. Además, la lentitud a la hora de enviar el armamento es una preocupación de la UE, que intenta encontrar fórmulas para potenciar a la industria y también para financiarla.

En medio de esa discusión, ha surgido la opción de que el Banco Europeo de Inversiones (BEI) que dirige desde enero la exvicepresidenta Nadia Calviño financie armamento, algo que hasta ahora está prohibido en sus propias reglas internas. 14 países, entre ellos Alemania y Francia, han enviado una carta a Calviño, el presidente del Consejo Europeo, Charles Michel, y el presidente belga, Alexander de Croo, que ostenta la presidencia rotatoria, en la que piden “reconsiderar” la actual política de préstamos de la entidad pública, cuyos accionistas son los estados miembros.

“Tenemos que explorar diferentes posibilidades que permitirán al BEI invertir más en actividades relacionadas con la defensa más allá de los actuales proyectos de uso dual. Esto supondría discutir y revaluar las definiciones actuales de uso dual y la lista de actividades excluidas”, señalan en la misiva. Calviño hasta ahora ha descartado esa posibilidad bajo la premisa de que ya se están financiando proyectos de seguridad y defensa de uso dual, es decir, los que pueden tener uso civil y militar. “Eso incluye los drones y la protección de fronteras”, ha repetido en varias ocasiones.

En el caso del refuerzo de las capacidades de defensa que ha realizado el Partido Popular Europeo y que ha asumido su candidata y que pasa por crear el puesto de un comisario europeo de Defensa en la próxima Comisión Europea, Borrell ha vuelto a rechazado con el argumento de que “crearía cierto choque de competencias”. “La Defensa es competencia de los Estados miembros, como la Política Exterior. La Comisión Europea tiene competencias en seguridad interna y en industria”, recordó.

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