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INVESTIGACIÓN

Una empresa en Madrid cuestiona la ruptura total entre la familia de Meloni y su padre condenado por narcotráfico

La primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en una imagen de archivo.

Giovanni Tizian / Nello Trocchia / Antonio M. Vélez

Roma / Madrid —

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¿Hubo ruptura total entre la familia de la actual primera ministra italiana, Giorgia Meloni, y su padre, condenado por narcotráfico en Baleares en 1996, como ella siempre ha sostenido? Una empresa española aparentemente inactiva desde hace años arroja dudas sobre esa versión oficial.

El nexo entre el entorno de la política ultraderechista y su padre, Francesco Meloni, fallecido en 2012 en Palma de Mallorca, es una sociedad española administrada por él y controlada por Raffaele Matano, un aparejador italiano experto en operaciones inmobiliarias, condenado por quiebra fraudulenta y a su vez, socio en Italia de la madre de la política ultraderechista, según una investigación de elDiario.es en colaboración con el medio italiano Domani.

En esa empresa española participaban dos hermanastras de la primera ministra, que asegura que la relación accionarial entre Matano y su madre se explica porque ambos fueron pareja durante un tiempo.

Giorgia Meloni y su madre, Anna Paratore, han mantenido siempre que cortaron toda relación con Francesco Meloni en 1988. Años antes, este contable del norte de Roma, al que se conocía como Franco, había abandonado el hogar familiar para trasladarse a España. En 1996 fue condenado a 9 años por tráfico de drogas.

Una historia dolorosa para la política de extrema derecha, con la que tuvo que lidiar públicamente poco antes de ser investida primera ministra. En septiembre, Diario de Mallorca reveló la condena de Francesco Meloni, detenido en septiembre de 1995 junto a dos hijos de su pareja de entonces y su yerno en el puerto de Maó, Menorca, con un alijo de casi 1.500 kilos de hachís, uno de los más grandes incautados en Baleares.

En su autobiografía 'Yo soy Giorgia', Meloni dirige unas palabras duras hacia su progenitor: “Cuando murió, hace unos años, me dejó indiferente”. Pero una pequeña empresa española con sede en Madrid, que lleva años inactiva, pone en duda esa versión de ruptura total con el entorno de la primera ministra. 

Esa empresa, denominada Nofumomas SL y cuya existencia anticipa el periodista Andrea Palladino en su reciente libro 'El secreto de Meloni' (Ponte alle grazie), amplía el vínculo con la familia hasta, al menos, 2004. Ese año, Giorgia Meloni conquistó la presidencia de Azione Giovani, la federación juvenil de la Alianza Nacional, formación liderada por Gianfranco Fini, entonces en el Gobierno con Silvio Berlusconi. 

El administrador único de Nofumomas SL era Francesco Meloni Incrocci, según el Registro Mercantil español. Se trata del padre de la primera ministra. Su segundo apellido se incluye en la documentación oficial, al contrario que en Italia, donde solo se usa el primero. La abuela materna de la primera ministra era Zoe Incrocci, una de las actrices romanas más conocidas de los 50. Ganó un David di Donatello en 1991.

El mayor accionista de Nofumomas SL, según sus últimas cuentas presentadas, aprobadas en junio de 2004, era el italiano Raffaele Matano, con el 53,03% del capital por un importe nominal de 42.070,7 euros. A Matano, que administró esa sociedad desde julio de 2002 hasta junio de 2004, le acompañaban como accionistas las italianas Barbara Meloni (30,3%), Maria Grazia Marchello (7,5%) y Simona Meloni (1,515%), pero no el padre de la actual primera ministra italiana, que entonces figuraba como administrador único. En el accionariado había también un español, Francisco José González de Ara Jerez (7,5%).

En Italia, Raffaele Matano aparece vinculado junto a Barbara Meloni y Maria Grazia Marchello en empresas a menudo conectadas entre sí. Este experto en el sector inmobiliario también ha figurado desde hace muchos años en diversos negocios en su país junto a la madre de Meloni, Anna Paratore. 

En 2000, por ejemplo, ambos aparecían como administradores en Lazio Consulting Srl, con sede en Roma. Y antes, en Compagnia del Gelato, junto al promotor Giuseppe Statuto, que hace años, con sus inversiones en bancos y periódicos en compañía de los empresarios Stefano Ricucci y Danilo Coppola, pasó a la historia judicial italiana con el sobrenombre de “furbetti del quartierino”, algo así como “los listillos del barrio”. Statuto ha estado involucrado en una investigación del fiscal de Roma. A finales de 2018, fue arrestado por la presunta quiebra fraudulenta de la inmobiliaria Brera SRL. 

Otra de esas empresas es Mr Partners, con Paratore entre los socios y Matano de administrador único hasta 2001. Mr Partners era accionista de Lazio Consulting, vendida en 2002 a una empresa con sede en Londres, D Construction Ltd, de la que no queda rastro en el registro mercantil británico. Esta firma estaba vinculada a otra sociedad británica de socios desconocidos y administrada por expertos en fideicomisos y arquitecturas societarias complejas. Lazio Consulting apareció en su momento como propietaria de un pequeño tesoro entre inmuebles y terrenos en Roma, como uno de 40.000 metros en la zona de Lunghezza.

Anna Paratore siguió apareciendo en el registro italiano vinculada a Mr Partners hasta diciembre, cuando esta empresa fue extinguida, solo dos meses después de que su hija Giorgia asumiera el cargo de primera ministra. La última administradora única de esa firma es Maria Grazia Marchello. La misma que figuraba en España como accionista de la empresa administrada por el padre de la líder de Fratelli d'Italia. 

La triangulación es llamativa, a la luz del claro distanciamiento del padre declarado públicamente en repetidas ocasiones en entrevistas y en el libro “Yo soy Giorgia”. ¿Es posible que mientras Matano tenía negocios con Francesco Meloni en España, ni Paratore, en negocios con Matano en Roma, ni la joven Giorgia supieran nada? ¿Nunca recibieron noticias del padre? 

Para intentar resolver estas dudas, en el curso de esta investigación intentamos comunicarnos con Matano, que no respondió a nuestras peticiones. Barbara Meloni explicó hace unos días que la empresa española es una iniciativa de hace muchos años. Luego se despidió y prometió atendernos horas después. Nunca más contestó. 

Las preguntas planteadas al Gobierno italiano tuvieron respuesta en un cuestionario firmado este viernes por la propia Giorgia Meloni [puedes consultar aquí las respuestas que Meloni ha remitido a Domani y elDiario.es] En él asegura que sacar a la luz estos hechos es querer “echar barro” sobre ella y su entorno. Afirma que si su madre y Raffaele Matano compartieron sociedades es porque fueron pareja hace años. Y revela que las otras dos Meloni que figuraban como accionistas de la española Nofumomas SL son sus hermanastras, con las que dice no tener relación desde hace años.

“El señor Matano, hace unos veinte años, fue durante un tiempo pareja de mi madre, que había trabajado para él durante un par de años como colaboradora en su despacho de Roma”, escribe la primera ministra.

Giorgia Meloni asegura que no tenía conocimiento de las empresas de las que era socia en Italia su madre. Y que esta última “también tenía un recuerdo muy vago al respecto. Después de una comprobación, encontramos que, durante breves periodos, fue propietaria de participaciones muy mínimas en sociedades, en las que figuraba como accionista absolutamente minoritaria, dada su relación con Matano, y de las que salió poco después, al finalizar la relación”.

A continuación, la explicación de Meloni del vínculo entre Matano y su padre biológico: “Al mismo tiempo que mi madre tenía una relación con el señor Matano, hubo un intento de acercamiento entre mi hermana Arianna y yo y una de nuestras dos medias hermanas por parte de padre, Barbara. Arianna le presentó a Barbara al señor Matano, quien la contrató en su despacho. Dado que mis dos medias hermanas, a diferencia de nosotras, siempre mantuvieron la relación con su padre, es plausible que Barbara creara el contacto entre el señor Matano y mi padre”. 

“Cuando la relación de mi madre con el señor Matano ya había terminado, la relación con nuestras hermanastras se rompió y no he vuelto a tener ningún contacto con ellas”, añade Giorgia Meloni en su respuesta.

Problemas con la justicia

Raffaele Matano y Barbara Meloni, la hermanastra de la primera ministra, han tenido problemas con la justicia en Italia. En febrero de 2012, el aparejador fue absuelto en un juicio por apropiación indebida y falseamiento contable, pero solo porque los delitos habían prescrito: según los jueces, no había pruebas para considerar esos hechos inexistentes. En otras palabras, las anomalías contables estaban ahí.

Y en mayo de 2022, Matano fue condenado a cuatro años y seis meses en primera instancia por un tribunal de Roma por quiebra fraudulenta, con inhabilitación para ocupar cargos públicos durante cinco años, “en competencia con Barbara Meloni”. Esta última optó por negociar un acuerdo para confesar su culpabilidad. La sentencia habla de “transacciones fraudulentas sustanciales y múltiples”, de “grado significativo de fraude” y de una gestión empresarial “esencialmente fraudulenta”. Según una de esas resoluciones judiciales, Maria Grazia Marchello, accionista de Nofumomas SL y socia en Italia de Mattano, es la madre de Barbara, la hermanastra de Meloni.

La empresa española que administró Francesco Meloni se constituyó en Madrid el 11 de julio de 2001, cuatro años después de su condena por tráfico de hachís en Baleares. Tenía como actividad principal “otros servicios paramédicos”. “La prestación de servicios de tratamiento anti-tabaco”, decía en sus primeras cuentas presentadas, de 2001. En ellas declaraba exactamente la misma cifra de ingresos y gastos: 48.434 euros. En los tres ejercicios en los que presentó cuentas, declaró unos 750.000 euros de facturación. 

Nofumomas SL nunca tuvo beneficios y en sus dos primeros años de andadura, su resultado fue igual a cero: ni ganancias ni números rojos. En 2003 perdió 75.000 euros. “Para compensar deudas”, sus socios tuvieron que aportar otros 65.398,33 euros, según sus últimas cuentas presentadas. En ese balance declaraba activos de 125.454 euros e ingresos de 366.842 euros.

La empresa estaba domiciliada en el número 127 de la calle Fuencarral de Madrid. Llegó a solicitar en noviembre de 2001 ante la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM) el registro de la marca comercial NoFumoMas, relacionada con productos como los “servicios de atención a personas adictas al tabaco por métodos técnicos paramédicos”.

“Unos caraduras”

En las cuentas de 2003 se recoge el alquiler, en febrero de ese año, de un piso en la calle Ríos Rosas de Madrid. Su propietaria, la procuradora de los tribunales María Luisa Noya, explica por teléfono que el contrato estaba a nombre de la empresa, pero el inmueble no se usaba como oficina, sino como vivienda para una pareja. “El contrato tenía una duración de cinco años y venció el 1 de marzo de 2008”, cinco años después de que Nofumomas SL (que nunca fue liquidada) presentase sus últimas cuentas en el Registro.

“Con el que hablaba más era con Francesco Meloni”, recuerda Noya. “La señora que vivía con él era española” y “tenía acento canario”, rememora. Su primera reacción al preguntarle por ellos es definirles como “unos caraduras”. Dice que alquilaban a terceros la plaza de garaje anexa con la que contaba el inmueble. “Tuve algún encontronazo con ellos” aunque “pagaban la renta puntualmente”. 

¿Detectó algo turbio en aquellos años? Noya recuerda que le transmitieron cierta “precaución” hacia ella en cuanto se enteraron de cuál era su profesión: “Escuché a la mujer decir: ¡Es procuradora, es procuradora!”.

El socio español de Matano y las hermanas Meloni en Nofumomas, Francisco José González de Ara Jerez, estaba en 2004 afincado en Mallorca. Integrante del cuerpo de pilotos del Ejército del Aire desde los años 60, tuvo luego un negocio de restauración en Baleares con la denominación social de Colonia Food SL. 

El primer administrador de esta empresa fue Jaime Birlanga, que luego estuvo implicado en el denominado caso Calanova, por posibles irregularidades en la privatización, en 2017, de una concesión en ese puerto en Baleares durante la etapa del popular José Ramón Bauzá. El caso está pendiente de juicio desde hace más de dos años en el Juzgado de Instrucción 2 de Palma.

Al fondo de este álbum familiar queda todavía un último personaje que une la vida de Matano y Paratore. El aparejador condenado, junto a Barbara Meloni, colaboran en el bufete Reboa, un despacho con oficinas en Roma y Miami (Estados Unidos) que encabeza Romolo Reboa, histórico militante de la derecha social romana, orgulloso de su padre, que en los años 20 del siglo pasado fue camisa negra, grupo paramilitar clave en el ascenso del fascista Mussolini.

Reboa es considerado cercano al posfascista Gianni Alemanno, exalcalde de Roma, y a otro ultraderechista, Francesco Storace, expresidente de la región Lacio (Roma) y exministro con Berlusconi. Una foto de un sonriente Reboa junto a la actual primera ministra en el décimo aniversario de la fundación de Fratelli d'Italia, celebrado el pasado diciembre, destaca en el sitio web y en las redes sociales de su estudio. El abogado fue candidato a las últimas regionales de Lacio, el pasado febrero, en apoyo de Francesco Rocca, elegido presidente con los Hermanos de Italia. Giorgia Meloni dice que le conoce “de vista”. “Nunca he tenido una relación digna de mención con él”.

Reboa explica por su parte que “tanto Barbara como Matano son dos asesores del despacho en temas relacionados con inversiones en centros comerciales”. También es abogado de Matano y responde por él: “El proyecto empresarial en España con el señor Francesco Meloni duró un tiempo muy limitado y no produjo ganancias para Matano. En cuanto a las microparticipaciones de la entonces empleada de su grupo, Anna Paratore, eran formas de incentivos para la empleada y, como tales, se liquidaban en el momento de la extinción de la relación laboral”, fue su respuesta antes de que la propia Giorgia Meloni revelara la relación que ambos mantenían.

“Mi madre se ha encontrado con muchas dificultades en la vida, crio sola a dos hijas. Le debo todo a ella. Su opinión es una de las pocas cosas que temo”, ha repetido a menudo la primera ministra. Sin embargo, y pese a los muchos obstáculos, Anna Paratore pudo participar en negocios inmobiliarios en la capital romana de la mano de un experto del sector, Matano, mientras este era socio en Madrid una empresa junto a su ex, borrado del álbum familiar y con una grave condena por narcotráfico.

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