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Por qué la primera ministra sueca duró unas horas y otras claves para entender esta extraña crisis política

Magdalena Anderrson (derecha) tras ser elegida primera ministra este miércoles en el Parlamento sueco.

Javier Biosca Azcoiti

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El miércoles por la mañana, el Parlamento sueco eligió una nueva primera ministra. Por la tarde, la elegida presentó su dimisión. En el camino, el presupuesto del Gobierno fue rechazado en la Cámara y el socio de coalición se salió del Ejecutivo. Finalmente, todo acabó con la promesa de que la primera ministra sería elegida de nuevo este lunes en una repetición de la votación parlamentaria. ¿Qué está pasando en Suecia?

Capítulo I: la elección

La política sueca llegaba a los titulares de medio mundo tras la elección de la socialdemócrata Magdalena Andersson como primera ministra. Andersson rompía un hito al convertirse en la primera mujer de la historia en liderar el país nórdico.

El Parlamentó eligió a la nueva líder del país para sustituir a su compañero de partido, Stefan Löfven, que llevaba en el cargo desde 2014 y que presentó su dimisión el pasado mes de agosto. La elección del primer ministro en el Parlamento sueco no requiere una mayoría a favor, sino que es necesario que no haya una mayoría en contra. Andersson fue elegida por la mínima. Un solo voto marcó la diferencia: 117 votaron a favor, 57 se abstuvieron y 174 rechazaron su nombramiento. La suma de los votos a favor y las abstenciones quedó igual al número de votos en contra, por lo que si una sola persona más hubiera votado en contra no se habría aprobado su nombramiento.

Andersson se aseguró el voto con un acuerdo de última hora alcanzado con el Partido de la Izquierda (20 diputados) a cambio de alguna concesión en los presupuestos en materia de Sanidad y pensiones. El Partido del Centro (31) ya había dicho anteriormente que tampoco bloquearía su elección y el Partido Verde (16), socio de coalición, votó a favor de la socialdemócrata.

Capítulo II: la dimisión

El acuerdo de socialdemócratas con el Partido de Izquierda no gustó al Partido del Centro y este anunció que rechazaría la propuesta de presupuestos del Ejecutivo, que se sometió a votación ese mismo miércoles. Como resultado, la oposición conservadora consiguió aprobar su propio presupuesto, el primero en la historia del país con la participación de Demócratas de Suecia, la formación de extrema derecha. Esta aprobación fue posible gracias a la abstención de última hora del Partido del Centro.

Con la aprobación del presupuesto conservador, los verdes, partido socio de coalición de los socialdemócratas, anunciaron su salida del Ejecutivo porque se negaban a gobernar un país con unos presupuestos firmados por la extrema derecha. “Queríamos tener poder para llevar a cabo políticas verdes”, afirmó Marta Stenevi, colíder del partido. “No es trabajo del Partido de los Verdes el implementar un presupuesto negociado con Demócratas de Suecia”. La consecuencia de este movimiento fue la dimisión de Andersson tan solo siete horas después de su nombramiento.

Thomas Persson, profesor de Ciencia Política en la Universidad de Uppsala, dice a elDiario.es que “se pueden detectar elementos de Demócratas de Suecia en el nuevo presupuesto, como por ejemplo el recorte al impuesto a la gasolina”, sin embargo, dice que “los tres partidos coinciden en la mayoría”.

“Esta crisis es resultado de una situación parlamentaria en la que ninguno de los bloques tradicionales puede obtener mayorías. Esto ocurre desde 2010, cuando el partido de extrema derecha Demócratas de Suecia entró en la Cámara. Desde entonces no han parado de crecer y hoy son la tercera fuerza”, dice Persson. “Demócratas de Suecia ha transformado la política de partidos. Ahora vemos dos bloques poco definidos formados, por un lado, por socialdemócratas, verdes y el Partido de la Izquierda y, por otro, a los moderados, democristianos y demócratas suecos. El Partido del Centro está en el medio y los liberales se han unido recientemente al bloque de la derecha. Demócratas de Suecia ha pasado de ser un partido paria a tener una influencia creciente en la política sueca”, añade.

El presidente del Parlamento, Andreas Norlén, ha criticado este jueves lo sucedido, señalando que “parece incomprensible para el pueblo sueco” y que mina la confianza en el proceso democrático. “Se podría haber evitado si hubiese recibido información por anticipado que era una condición para el Partido Verde que se aprobase su presupuesto para permanecer en el gobierno. Por supuesto no hubiese nominado a Magdalena Andersson el lunes”, dijo Norlén en una dura crítica a los verdes, que han declarado que creían que el presupuesto iba a ser aprobado y que el presidente no les preguntó al respecto.

La crisis también ha enfrentado al Partido del Centro y al Partido Verde, que se echan la culpa el uno al otro de lo sucedido. “Ayer fue un día histórico cuando Suecia eligió a una primera ministra. Pero el mismo día, la ministra de Igualdad de Género [Marta Stenevi, colíder de los verdes] forzó a la primera ministra recién elegida a dimitir. El Partido Verde puede haber decidido que salir del Gobierno es lo políticamente correcto, pero también debería ser lo suficientemente adulto como para asumir la responsabilidad de sus propios actos”, escribió la líder del Partido del Centro, Annie Lööf, en sus redes sociales.

Capítulo III: ¿la reelección?

Tras la derrota en el Parlamento, Andersson dijo que podría gobernar con el presupuesto aprobado por los partidos de derecha y, tras anunciar su dimisión, dijo: “Estoy preparada para ser primera ministra de un gobierno de un solo partido, el Socialdemócrata”.

A pesar de salir de la coalición de Gobierno, el Partido Verde aseguró que volvería a apoyar a Andersson como primera ministra si se repitiese una nueva votación parlamentaria. El Partido de la Izquierda también hizo público su apoyo y el Partido del Centro prometió abstenerse –por el sistema de voto, en la práctica es un apoyo–. Aunque estas formaciones no han logrado aprobar un presupuesto, están unidos en su oposición a los Demócratas de Suecia, el partido ultra. Como resultado, Norlén, el presidente de la cámara, ha vuelto a nombrar a Andersson para el puesto de primera ministra y la votación en el Parlamento se repetirá el lunes. Lo más probable es que la socialdemócrata se vuelva a convertir en la primera ministra del país.

“El nuevo Gobierno, que probablemente sea un gobierno en minoría de un solo partido, estará forzado a gobernar con unos presupuestos preparados por las formaciones de derechas. Esto ha pasado en otras ocasiones; la última fue en 2018, cuando el Gobierno de verdes y socialdemócratas se vio obligado a gobernar con un presupuesto de los conservadores y democristianos”, recuerda Persson.

Hace unos meses se dio una situación parecida a la actual, cuando el Partido de la Izquierda votó a favor de una moción de censura contra Löfven junto al bloque conservador por una propuesta para introducir alquileres no regulados en pisos de nueva construcción. El primer ministro se convirtió el primero en la historia del país en ser expulsado con una moción de censura. Mientras continuaba en posición interina, Löfven volvió a ser elegido en julio en una votación parlamentaria celebrada unas semanas después. Solo dos votos marcaron la diferencia a favor del primer ministro, que finalmente anunció su dimisión un mes después.

Capítulo IV: El futuro de Andersson

De ser elegida de nuevo primera ministra, Andersson tendrá un camino difícil hasta llegar a las próximas elecciones generales, convocadas para septiembre de 2022. “Su dimisión refleja el comienzo de la campaña electoral. Será un camino lleno de obstáculos para el nuevo Gobierno, pero hay poco tiempo para las siguientes elecciones y ninguno quiere unos comicios anticipados”, dice Persson.

“Los partidos quieren un papel más libre y no estar tan ligados unos de otros. Muchos, además, tienen la presión de unas encuestas que les dan una situación mala. Los Verdes tienen cifras débiles en las encuestas, pero ahora tendrán un papel más libre. Los socialdemócratas ahora tampoco están tan ligados a la cooperación con los verdes. [Andersson] Liderará un Gobierno con menos del 30% de los escaños, pero tendrá la habilidad de negociar con muchos otros partidos y más margen de maniobra. El Partido Socialdemócrata puede aparecer entonces como el responsable y, el resto, como los problemáticos”.

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