El Gobierno británico eleva la alerta al nivel “crítico” ante el temor a un nuevo atentado
La primera ministra británica, Theresa May, anunció en la noche del martes que su Gobierno ha decidido elevar su nivel de alerta de “grave” a “crítico”, el máximo en una escala de cinco. La decisión implica que las fuerzas de seguridad temen que se pueda producir otro atentado de forma “inminente” ante la posibilidad de que Salmán Abedi, la persona identificada como autora de la matanza del Manchester Arena, no estuviera solo en la preparación del atentado.
Por la mañana, May había dicho que era necesario que la policía investigara si el ataque era obra de una sola persona. “Esas investigaciones continúan. Pero el trabajo hecho a lo largo de todo el día ha revelado que existe la posibilidad, que no podemos ignorar, de que haya un grupo de individuos relacionado con este ataque”.
La elevación de la alerta supone el despliegue inmediato del Ejército. Miles de soldados relevarán a los policías en la protección de lugares públicos –por ejemplo, el Parlamento y estaciones de metro y ferrocarril– para que “aumente de forma significativa el número de agentes armados en las patrullas en zonas clave”. May anunció que los soldados se desplegarán también en la protección de algunos actos como conciertos y encuentros deportivos. El número total de tropas utilizadas podría llegar a 5.000.
Es la primera vez en una década en que la alerta antiterrorista llega a su máximo nivel. Con anterioridad, se decretó en tres ocasiones, dos en 2006 y una en 2007.
El autor de la matanza, una figura “secundaria”
La policía identificó a Salmán Ramadán Abedi, de 22 años, como el hombre que hizo estallar la bomba que mató a 22 personas. Confirmó su identidad después de que fuentes norteamericanas informaran a los medios de comunicación en EEUU, aparentemente contra los deseos de la policía británica.
El nombre de Abedi, nacido en Manchester e hijo de un matrimonio libio, era conocido por las fuerzas de seguridad, pero no formaba parte de ninguna investigación activa ni era considerado un peligro. Se le veía como una figura secundaria en círculos yihadistas, al igual que lo fue el autor del atentado de Westminster, Khalid Masood.
Aunque el ISIS ha afirmado que Abedi era miembro de su organización, la policía no ha encontrado ninguna prueba que lo demuestre.
Incluso antes de que saliera el nombre de Abedi, varios miembros de la comunidad libia del sur de Manchester, se preguntaban si el terrorista era uno de los suyos, quizá uno de los jóvenes que habían combatido en Libia en 2011, algunos de los cuales volvieron a casa traumatizados y enfurecidos.
Pero ninguno sospechaba que Abedi, nacido en Gran Bretaña –un joven algo introvertido, devoto creyente y siempre respetuoso con los mayores– se hubiera convertido en un asesino.
“¿Salmán? Estoy perplejo”, dice un miembro de la comunidad libia de Manchester. “Era un chico tan tranquilo, siempre muy respetuoso conmigo. Su hermano Ismaíl es extrovertido, pero Salmán era muy tranquilo”.
Salmán y su hermano acudían a rezar a la mezquita de Didsbury, donde su padre, al que su comunidad conoce como Abú Ismaíl, era una figura bien conocida. “Solía hacer la llamada a la oración de las cinco. Tiene una voz maravillosa. Y sus hijos aprendieron de memoria el Corán”.
“Abú Ismáil tiene que estar destrozado. Siempre adoptó una actitud combativa contra la ideología yihadista, y todo esto de ISIS no tiene nada que ver con la yihad. Es pura criminalidad. La familia estará devastada”.
Se cree que Abú Ismaíl Habedi, que tenía trabajos ocasionales en Manchester, está ahora en Trípoli, y su mujer en Manchester.
“Abú Ismaíl suele pasar el tiempo entre Manchester y Libia”, dice un amigo de la familia. “No me puedo creer que (Salmán Abedi) se radicalizara en Trípoli. Toda esa gente ha sido expulsada de la ciudad. Ha tenido que ser aquí”.
Una mirada de odio al imán de la mezquita
Otras personas tienen recuerdos diferentes de Abedi. Mohamed Saeed, el imán de la mezquita y el Centro Islámico de Didsbury, afirma que Salmám Abedi le miró “con odio” después de que diera un sermón criticando a ISIS y al grupo yihadista libio Ansar al-Sharia.
Saeed comenta que fue un duro discurso contra el terrorismo y sobre la santidad de la vida en 2015. Los 2.000 miembros de la comunidad le apoyaron, pero un pequeño grupo no, y de estos unos pocos firmaron un documento criticándole.
“Salmán me lanzó una mirada de odio después de ese sermón. Me mostraba su odio”, dice. Saeed afirma que un amigo suyo se preocupó tanto que hizo que sus hijos se sentaran detrás de Salmán por si atacaba al imán.
Saeed nació en Libia y se fue a vivir al Reino Unido en 1980. Dice que está preocupado que lo tachen de “delator”. “Pero tengo que hablar en voz alta para proteger a nuestra comunidad y a los inocentes”.
La mezquita de Didsbury es un lugar de ideas moderadas, dice, que da la bienvenida a musulmanes de Arabia, África, Asia y Europa. También acoge a conversos y una vez por semana celebra una jornada abierta a no musulmanes para que conozcan cómo es la mezquita.
Sin embargo, la comunidad libia en Manchester sí ha tenido algunos problemas. Abdalrauf Abdalá, de 24 años, fue condenado a nueve años y medio de prisión por recoger fondos para organizaciones terroristas y preparar atentados. Ayudó a varios hombres a viajar a Siria para luchar en la guerra civil. Él no podía viajar por estar paralizado de la cintura para abajo tras recibir un tiro durante la revolución libia.
Una de las personas a las que ayudó a ir a Siria fue Stephen Gray, que se convirtió al islam después de abandonar la Fuerza Aérea en 2004. Gray fue condenado a nueve años tras confesarse culpable de delitos terroristas.
El amigo de la familia dice que Abedi y Abdalá se conocían: “Todos los chicos libios se conocen en Manchester”. Su relación será ahora investigada por la policía y el MI5.