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Cuatro hombres con una escalera: todo lo que hace falta para desmontar las mentiras del Brexit

Uno de los carteles de Led By Donkeys reproduce una frase del exlíder de UKIP Nigel Farage de 2016: "En un referéndum 52-48 en votación, este asunto quedaría pendiente por mucho tiempo".

Sam Wollaston

Son las 5.55 de la mañana, hora punta, en Talgarth Road, una de las principales arterias hacia el oeste de Londres y ya empiezan los primeros atascos. Un hombre llamado Dave ha estacionado su furgoneta blanca en un muelle de carga y está pegando un cartel a un lado de la calzada, en el mismo sitio donde hasta ahora lucía un anuncio de Calvin Klein con la modelo Lara Stone. A Dave no le lleva más de 20 minutos cubrir a Stone. Pega con maestría los rectángulos de papel; se encarama a una escalera de pintor para pegar los que se sitúan a una mayor altura y termina su trabajo con la ayuda de un rodillo.

El primer rectángulo, situado en la esquina superior izquierda, muestra la imagen de Jacob Rees-Mogg [miembro del Parlamento] y parte de su cuenta de Twitter. A medida que Dave alinea los bordes, pega y pasa el rodillo, y Stone desaparece, aparece una cita de Rees-Mogg. Es más, no es uno de sus tuits; pronunció la frase en concreto en el Parlamento británico. “Podríamos celebrar dos referéndums. De hecho, podría tener más sentido celebrar un segundo referéndum después de la renegociación”.

Dave no está solo. Tres hombres, con sudaderas, camisas de franela y gorras, observan su trabajo. El trabajo de todos, en realidad, ya que Richard, Adam y Chris son tres de los cuatro integrantes del grupo Led By Donkeys (Dirigidos por Burros): una campaña de guerrilla urbana a favor de la permanencia en la UE que denuncia la hipocresía y las mentiras de los políticos [que han defendido los beneficios de salir de la UE]. Lo hacen colgando carteles con algunas afirmaciones falsas de estos políticos en vallas publicitarias de todo el país.

No tan guerrillera, en realidad, ya que esta estrategia tan poco convencional se ha pasado a la legalidad y ya pagan por las vallas publicitarias. Antes, simplemente pegaban los carteles sin permiso alguno. Los cuelgan a primera hora de la mañana porque es cuando a Dave más le conviene; a esa hora es más fácil encontrar aparcamiento. Un dato: Richard, Adam y Chris no son sus nombres de verdad, no quieren que se sepa su identidad.

Cuando Dave (por lo que tengo entendido es su verdadero nombre ya que simplemente trabaja para ellos) termina su trabajo y se va, nos alejamos del cartel y nos vamos a una cafetería Costa para entrar en calor con un café y algo dulce. Los tres amigos me explican la campaña que tienen entre manos. Se conocen desde hace muchos años y tienen cargos de responsabilidad en ONGs y entidades sin ánimo de lucro. Les unía un grupo de WhatsApp, unas ideas políticas parecidas, su aversión al Brexit y la sensación de que era necesario hacer algo.

Otro punto en común es el hecho de tener familia, con niños pequeños, de entre uno y siete años. De hecho, les resulta difícil compaginar su campaña con dar de comer a sus hijos, llevarlos a la guardería o a la escuela, ayudarlos con los deberes y acostarlos. Me cuentan que sus parejas los comprenden y los apoyan. Viven en Londres y en Bristol, mientras que el cuarto integrante del grupo vive fuera de Reino Unido con su pareja e hijos.

¿Podría tratarse de un grupo de amigos que se lo quieren pasar bien o del inicio de una crisis de la mediana edad? “Puede ser que estemos hablando de una crisis de mediana edad, pero no de la nuestra, sino de parte del país”, indica Richard. “El Reino Unido tiene una crisis de mediana edad, o más tardía, que tiene que ver con el hecho de haber dejado atrás el imperialismo y de no saber a ciencia cierta hacia donde va. Va sin rumbo fijo, en moto y una chupa de cuero, una crisis llamada Brexit y, al paso actual, no creo que consiga superarla”.

Richard, de 44 años, es el que más habla. Es consciente de ello y se calla para que los demás también puedan intervenir. Adam, de 43, es un tipo de pocas palabras y prudente pero expresa sus opiniones con vehemencia. También es el más valiente de todos cuando se trata de subirse a una escalera. Chris, el más filosófico, tiene 39 años; el más joven del grupo. Tiene apariencia de modelo y su rostro no desentonaría en una valla publicitaria. Fue Chris el que sugirió el nombre Led By Donkeys; una frase que, dicen, hace referencia al hecho de que durante la primera guerra mundial los generales británicos tomaron decisiones descabelladas que llevaron a la muerte a muchos soldados.

“A menudo [los británicos] tenemos la reputación de ser aburridamente sensatos y, sin embargo, aquí estamos en este momento irreal de caos y masoquismo y nadie sabe realmente por qué lo hacemos”, afirma. “Estamos publicando las citas de estos burros, estos líderes, que nos empujan al precipicio, y queremos que se sepa cómo hemos llegado a este punto. Nos pareció que tenía sentido.”

Como la mayoría de buenas ideas, todo comenzó en un bar. Estaban comentando el ya célebre tuit de David Cameron -“El Reino Unido tiene un dilema simple e ineludible: estabilidad y un gobierno fuerte conmigo o caos con Ed Miliband”- que volvió a comentarse cuando Theresa May decidió posponer la votación en torno al acuerdo alcanzado con la UE. Fue entonces cuando uno de ellos preguntó: ¿Por qué no colgar este tuit en una valla publicitaria y que todos lo vean?

Al día siguiente uno de ellos les anunció por WhatsApp que había encontrado a alguien que podía imprimir los carteles. Todos estuvieron de acuerdo: “!Hagámoslo, joder!”.

Era más barato hacer cinco carteles así que improvisaron cuatro tuits más con afirmaciones de Michael Gove, David Davies, John Redwood y Liam Fox. En ese momento todavía no sabían que los iban a colgar. Se gastaron 200 libras esterlinas en los carteles y unas 90 libras más en una escalera de pintor de B&Q [una multinacional británica que vende productos de bricolaje].

En YouTube no hay tutoriales de cómo pegar los rótulos. Lo más parecido que encontraron en la plataforma fue un vídeo de un hombre que promocionaba su negocio de carteles. La primera noche que quedaron para pegar los avisos en la calle hubo un retraso ya que Richard no conseguía que su hija se durmiera. Finalmente, una noche de enero consiguieron encontrarse en la A10 en el Norte de Londres. Adam se encaramó a la escalera cargado con cola de pegar, los carteles revoloteando por todas partes y la cara de Cameron por encima de la suya. Tras una hora y media de lucha, consiguieron que el rótulo quedara en su lugar.

Pegaron este primer cartel encima de un anuncio de Halifax. ¿Robaron ese espacio? “Tomamos prestado temporalmente el espacio publicitario de una inmobiliaria que se podía permitir prestárnosla”, puntualiza Richard. “Sería inexacto afirmar que les pedimos permiso pero estábamos haciendo un servicio público y por lo tanto nuestras acciones estaban totalmente justificadas.” Más tarde pidieron espacios “prestados” a Ford y McDonald's.

Les gustó la experiencia. “Por una parte, está el hecho de sacar estas declaraciones del mundo virtual [y llevarlas al real]”, indica Adam: “La verdadera naturaleza visceral tangible de pegar estas afirmaciones en la calle y que estos tipos se vean obligados a dar explicaciones. Creo que funciona. Los cuatro tuvimos esa sensación de: ”espera, esto podría dar resultado“.

Fueron a un bar a celebrarlo y se saltaron las buenas intenciones de “enero seco” [una campaña promovida en el Reino Unido para que los ciudadanos no consuman alcohol durante todo el mes]. Al día siguiente anunciaron en Twitter que habían iniciado una campaña con vallas publicitarias y alguien lo retuiteó. En un inicio solo tenían 1.000 seguidores pero Marina Hyde de The Guardian lo retuiteó. Duplicaron esa cifra, luego la triplicaron, y ahora tienen 43.600 seguidores.

Sin embargo, predicar a los conversos no sirve de nada. Eran conscientes de que la campaña tenía que salir de Londres e ir a lugares donde habían votado a favor de salir de la UE. Cuando tienes hijos que se levantan a las 4.30 de la mañana, y ya no hablemos de un trabajo diario, es complicado ir a Sunderland. No obstante, consiguieron colgar el cartel de Michael Gove en Romford.

También colgaron carteles en Dover. Les pareció un lugar idóneo porque fue uno de los epicentros del Brexit, con Dominic Raab y sus jugosas declaraciones. “Decidimos que íbamos a colgar las citas de ese cabrón en Dover aunque nos arrestaran por ello”, indica Richard, que detesta a Raab con todas sus fuerzas. Hablan de Dover de la misma forma en que unos músicos podrían hablar de la ciudad que les dio la fama.

Fueron hasta allí en el coche de Adam, al salir de sus respectivos trabajos. Durante el trayecto seguían el debate a través de la emisora de radio BBC Radio 5 Live, con todo el material en el maletero y la escalera de pintor encima del automóvil. A través de Google Street View localizaron cinco vallas publicitarias idóneas para su misión pero cuando llegaron allí, una de ellas, situada frente a un taller de reparación de automóviles, era muy alta. Sin embargo, no lo suficientemente alta para Adam. Se encaramó a la escalera con una cita de Liam Fox [secretario de Estado de comercio internacional]: “El acuerdo comercial más fácil de la historia…”.

Mientras colgaban el cartel algunos perros les ladraron. También tuvieron que soportar la presencia de algunos borrachines y esquivar algunos focos. “Asumamos que esto es lo que hay”, indicó Richard, para que todos se concentraran en lo que se habían propuesto. Y lo hicieron.

Esa noche Richard, Adam y Chris colgaron cuatro carteles en Dover. Además del de Fox, colgaron uno de Theresa May, “la emperatriz de los burros”, con la cita “si permanecemos en la Unión Europea estamos más expuestos a crímenes y terrorismo”, la cita de Ree-Mogg sobre un segundo referéndum y, evidentemente, la de Raab: “No terminé de comprender las implicaciones exactas pero…es importante destacar la dependencia que tenemos del estrecho de Calais [con un ferry que lo conecta con Dover]”.

A las dos de la madrugada terminaron su trabajo y regresaron a casa. Se lo habían pasado en grande pero llegados a ese punto no podían seguir con su plan y al mismo tiempo ser buenos esposos y padres. Además, se habían gastado 500 libras esterlinas. Así que al día siguiente anunciaron su iniciativa en la plataforma Crowdfunder. Tan solo tres horas más tarde ya habían conseguido la cantidad de 10.000 libras esterlinas que inicialmente se habían marcado. Poco después ya tenían 50.000 libras esterlinas. “Fue entonces cuando pensamos… Joder, este dinero también implica responsabilidad”.

No todo el mundo estuvo dispuesto a ayudarlos. Los propietarios de las principales agencias de publicidad no quisieron apoyarlos por considerar que su campaña era demasiado política (si bien muchos de ellos no habían tenido ningún reparo en ayudar a Ukip). Sin embargo, algunas agencias de publicidad más pequeñas con espacios de vallas publicitarias fueron más receptivas. En estos momentos tienen colgados 30 carteles en vallas publicitarias y tienen otras 60 reservadas. Estos carteles están distribuidos a lo largo y ancho del país. Les gustaría poder estar en más sitios; y tienen el dinero para hacerlo. 

“No somos tan pretenciosos como para pensar que cuatro padres con una escalera pueden cambiar la situación actual”, indica Richard: “pero en 2016 nos atracaron y nos quedamos delante del banco mirando como los atracadores se alejaban, gritando sin que nadie los pudiera perseguir Y, de acuerdo, nuestra iniciativa llega dos años y medio tarde pero hemos decidido perseguirlos”.

“Si [con estos carteles] conseguimos que no puedan volver a repetir las mismas mentiras porque los van a pillar, ya es todo un logro”, señala Chris: “si esto pasa estaré orgulloso de haber participado en una iniciativa que ha obligado a nuestros políticos a dar alguna explicación, por mínima que sea”.

Adam, cuyo trabajo tiene una vertiente internacional, afirma que tiene conocidos en otros países que ahora quieren impulsar campañas parecidas con carteles. Es una táctica que puede ser utilizada en cualquier sitio y para denunciar cualquier tipo de situación. Eso les recuerda que deben atender sus trabajos de verdad.

Antes de que se vayan les pregunto cuál va a ser el próximo paso. Tienen otras ideas en mente. Una de ellas es intentar acercarse a algunos de los políticos que han hecho este tipo de afirmaciones; no me pueden dar más detalles. Lo que es seguro es que seguirán contratando vallas publicitarias ya que han conseguido un gran impacto, tienen dinero en el banco para contratarlas y les llueven las citas que podrían utilizar.

No te lleves la escalera Dave… Dave se ha ido. Por cierto, durante nuestro encuentro reconoció que él es partidario de que el Reino Unido salga de la UE. Lo cierto es que no votó pero si hubiera votado habría apoyado el Brexit. Sin embargo, está encantado con la tarea que le han asignado. Al fin y al cabo, solo es un trabajo.

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