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The Guardian en español

¿Se puede responder a las amenazas de Corea del Norte sin llegar a la guerra?

Pekín insiste en que no está en su interés político el colapso del régimen en Pyongyang.

Patrick Wintour

En la confusión de las 14 pruebas con misiles que ya ha realizado Corea del Norte este año, el misil norcoreano que este lunes sobrevoló territorio japonés destaca como la manifestación de una escalada sin precedentes. Pero no queda claro cómo puede responder el resto del mundo de manera significativa y al menos igual de contundente sin provocar un conflicto bélico.

El Consejo de Seguridad de la ONU se reunió este martes con sus miembros unidos en el rechazo a Pyongyang. Sin embargo, China ya ha votado para reforzar las sanciones económicas al máximo nivel que la ONU, y especialmente China, encuentren políticamente tolerable.

En respuesta a las pruebas de misiles balísticos intercontinentales de Corea del Norte, China ya permitió en agosto que la ONU bloqueara las exportaciones de carbón, hierro, mineral de hierro, plomo, mineral de plomo y mariscos norcoreanos. También se prohibió a otros países que aumentaran el número de trabajadores coreanos empleados en el extranjero y se vetó el comienzo de nuevos proyectos empresariales conjuntos con Corea del Norte. Nueve personas y cuatro entidades fueron agregadas a la lista negra de la ONU, entre ellos, el principal banco de Corea del Norte dedicado a obtener divisas

Como escribió en Twitter Donald Trump, estas medidas aún pueden tener un “gran impacto financiero”. Pero congelar la economía de un país lleva más tiempo que escribir un tuit. Por no hablar del tiempo que lleva cambiar los planes políticos de un líder dictatorial.

Corea del Norte sufre sanciones de un tipo o de otro desde 2006 y conoce la forma de esquivar muchas de las medidas contra el país. Pero el paquete de medidas de agosto, ya implementado por China, está programado para reducir en un tercio los 3.000 millones de dólares que el país recibe cada año por sus exportaciones.

La única medida económica colectiva contundente y aún por aplicar sería la prohibición de exportar energía hacia Corea del Norte. China siempre se ha opuesto argumentando que una decisión de ese calibre desestabilizaría al régimen norcoreano de una forma impredecible y peligrosa. También alertan de la catástrofe humanitaria que provocaría cuando cientos de miles de refugiados norcoreanos se lanzaran a la frontera para entrar en China.

Pekín lleva tiempo diciendo que no le interesa el colapso del régimen de Pyongyang, que probablemente desembocaría en la reunificación forzada de la península coreana. Pero eso no impedirá que se siga presionando a China para que haga más.

Líderes regionales como Malcolm Turnbull, el primer ministro de Australia, exigen a China que “incremente la presión” en respuesta al reciente lanzamiento del misil. “Han condenado estas pruebas de misiles como todo el mundo, pero tener una posición privilegiada única también implica una responsabilidad única”, dijo Turnbull. China no está de acuerdo y sostiene que, además de las sanciones, ha de haber diplomacia.

Debido a la ausencia de sanciones comunes más estrictas, Estados Unidos y otras naciones pueden seguir imponiendo sanciones individuales y específicas. Por ejemplo, el Departamento del Tesoro de EEUU anunció en agosto que impondría sanciones sobre diez entidades y seis personas, en su mayoría rusas y chinas, por ayudar a organizaciones norcoreanas sobre las que ya pesaban sanciones. Las medidas fueron recibidas en China con furia: las sintió como una invasión a su soberanía.

Las buenas opciones se acaban

Entrevistado en Corea del Sur, el presidente republicano de la Comisión de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes de EEUU, Ed Royce, dijo que su país tendría que tomar más medidas unilaterales. También, que el objetivo era dar a los bancos internacionales que trabajan con Corea del Norte una clara elección: arruinarse o congelar las cuentas norcoreanas.

Pero el lanzamiento del misil que ha sobrevolado Japón hace aún más cercana la opción militar. Una posibilidad sería lanzar un misil de crucero Tomahawk sobre Corea del Norte para que pase sobre Pyongyang y demuestre que no solo ellos pueden amenazar con sus actos.

En Corea del Sur, el partido de la oposición ahora respalda la opción de tener armas nucleares dentro del país. En Londres, el vicedirector general del Royal United Service Institute (RUSI), Malcolm Chalmers, ha pedido a Theresa May que tome en serio la amenaza de un ataque preventivo por parte de Trump contra Corea del Norte y decida la respuesta de Reino Unido en ese caso. “La urgencia que está generando el actual avance tecnológico de Corea del Norte combinado con la inestable e impulsiva personalidad de Trump provocan una mezcla peligrosa”, advirtió Chalmers en un documento publicado en agosto.

Por encima de todo, socios de EEUU como Reino Unido buscarán una comunicación más fluida con la Administración de Trump. El presidente estadounidense hizo de Corea del Norte uno de los temas decisivos en su agenda presidencial, pero no tiene un plan a la vista para llevarlo a buen puerto. El reciente nombramiento del embajador estadounidense en Seúl, un experto en Corea del Norte, es un comienzo.

Las amenazas de Trump de llevar “fuego y furia” a los norcoreanos, seguidas un día después por la oferta de su ministro de Exteriores, Rex Tillerson, de iniciar conversaciones, dejan tanto a China como a Corea del Norte desconcertados y propensos a cometer un error de cálculo.

Hace solo una semana Tillerson decía que la reciente ausencia de pruebas militares norcoreanas podía ser la señal que estaba esperando. Ahora mismo, una oferta de entablar negociaciones se vería como un premio por amedrentar a Japón.

Según un exdiplomático estadounidense especialista en Corea del Norte, Joseph DeThomas, lo que se necesita de la Administración Trump es una “muy clara política de disuasión y no esto de perder los estribos y un día decir una cosa y, luego, al otro, decir lo contrario”.

De acuerdo con DeThomas, en última instancia lo que más valora Corea del Norte es su propio poder y supervivencia. En algún punto, llegó a la conclusión de que la única manera en la que podía garantizar eso era con armas nucleares capaces de alcanzar objetivos en Estados Unidos.

La otra lectura (en gran parte respaldada por Rusia y China) es que Corea del Norte se sabe perdedora en una carrera nuclear. Según está intepretación, las constantes pruebas de lanzamientos de misiles tienen como objetivo reanudar las negociaciones de paz. Corea del Norte no tiene ninguna intención de disparar primero sus armas nucleares. Pero tras cinco pruebas nucleares y dos lanzamientos exitosos de misiles balísticos intercontinentales, la mayoría de los expertos cree que la oportunidad de evitar que Corea del Norte desarrolle un arma nuclear capaz de llegar a EEUU tal vez ya haya pasado.

En resumen, la era de las buenas opciones se está terminando rápidamente.

Traducido por Francisco de Zárate

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