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Análisis Pandora First Contact, un clon descafeinado

Pandora First Contact

Jaime Pérez

No es la primera, ni será la última vez que tras un juego o serie de éxito, aparece algún tipo de sucedáneo intentando aprovechar la inercia de una fórmula bien calibrada. Cuando se dan estos casos, al menos se suelen aportar nuevas ideas o características propias que ayuden a dar un soplo de aire fresco para diferenciar la experiencia del título en el que se basa. Lamentablemente, Pandora First Contact no es uno de esos casos.

Nos encontramos ante lo que podría calificarse sin tapujos de un clon de la serie Civilization, o para ser más exactos dada su ambientación futurista, de la franquicia paralela Sid Meier’s Alpha Centari, de donde se toman casi todas las ideas, estética y mecánicas jugables sin apenas disimular sus intenciones clonadoras.

El juego se ambienta en un futuro no tan lejano, en el que la humanidad se encuentra en una lucha desesperada por sobrevivir al cambio climático, a la polución y a la escasez de recursos provocada por la explotación desmedida. La Tierra está comenzando a convertirse en un hábitat hostil, por lo que el futuro de la raza humana pasa por encontrar un nuevo planeta donde poder establecerse.

Tras años y décadas de infructuosa búsqueda, por fin se descubre un nuevo mundo apto para albergar a nuestra civilización, pero no será fácil, porque las luchas por el control del planeta por parte de las distintas facciones, y la vida extraterreste que puebla su superficie, harán todo lo posible por complicarnos nuestra labor.

Una vez da comienzo la contienda, todo lo que veremos en pantalla le resultará muy familiar a cualquier fan de Alpha Centauri o Civilization (especialmente su última entrega Beyond Earth), y salvo por algunos pequeños matices visuales, y interfaz estéticamente diferente, bien podríamos confundir un juego con otro.

Estableceremos nuestra primera colonia, y a partir de ahí, exploraremos los alrededores, nos haremos con el control de recursos estratégicos, investigaremos nuevas tecnologías, y conoceremos y nos enfrentaremos a otras facciones cuando choques nuestros intereses de expansión.

Lo único que aporta Pandora First Contact en un primer momento es su propio árbol tecnológico, sus propias unidades y sus propios recursos, pero en esencia es un calco a la franquicia de Sid Meier.

Aunque los primeros compases de juego nos hace preguntarnos qué habrá llevado a sus creadores a clonar de una forma tan descarada uno de los juegos de estrategia más populares, no tardaremos en descubrir las primeras diferencias y matices respecto a la obra en la que se basa. Es una señal esperanzadora que invita a pensar que podemos estar ante una variante que aporte algo nuevo a la fórmula, pero lamentablemente, esa esperanza pronto se transforma en confusión gracias a algunas decisiones que, aunque efectivamente cambian el planteamiento original, le hacen un flaco favor a la experiencia.

Por ejemplo, una de las virtudes y los aspectos más divertidos de un juego tan complejo como Civilization, se basan en las tensiones territoriales para controlar tal casilla, o tal recurso. En Pandora, estas tensiones están muy limitadas debido a que tendremos la posibilidad de alterar y modificar cada casilla para adaptarla a nuestros intereses, lo que provoca que todo el mundo pueda tener buena parte de sus necesidades cubiertas gracias a la transformación indiscriminada de las casillas que rodean nuestras ciudades.

Las interacciones con nuestros vecinos humanos y alienígenas, también tienen sus matices, aunque nuestras decisiones parecen afectar al desarrollo de las relaciones de forma mucho más superficial. Da igual si intentamos evitar los enfrentamientos a base de mantener una actitud pacífica, aquí lo que prima es la fuerza bruta, y tanto las condiciones para las distintas condiciones de victoria, como una diplomacia casi intrascendente, nos llevará a entrar en continuos conflictos, y lo que es peor, ni siquiera sabremos muy bien por qué.

La situación empeora al contemplar las reacciones de la IA. En Civilization ya era bastante caótica e impredecible, pero Pandora First Contact, lejos de intentar mejorar su comportamiento, lo empeora con situaciones y agresiones aún más incomprensibles.

La tercera gran diferencia la encontramos en el sistema de progresión y evolución de nuestras unidades. Contamos con un más que atractivo sistema de mejoras tecnológicas para dotar a nuestra infantería y vehículos con distintas opciones de armamento, lo cual sería una de sus principales virtudes siempre y cuando estuviera bien calibrado, si aportara diferencias significativas entre facciones o si tuviéramos un sistema fiable para mantener nuestras tropas al día. Los costes de actualización de unidades existentes provocan que en ocasiones sea más práctico y rentable deshacerse de ellas y crear nuevas unidades más modernas y mejor equipadas.

En líneas generales, Pandora First Contact es un juego más directo y cuenta con un menor número de posibilidades que el juego en el que se inspira, algo que no tendría que ser algo necesariamente malo si se hubiera enfocado desde esa perspectiva, pero el empeño por calcar muchas de las opciones disponibles, provoca la continua sensación de encontrarse ante una versión descafeinada y peor diseñada en términos estratégicos. Un sensación que ni el contenido la expansión Eclipse de Nashira que incluye la versión del juego que hemos tenido oportunidad de analizar, consiguen aliviar.

A pesar de todo, no se trata de un mal título, al fin y al cabo todas las características que hereda están más que contrastadas para ofrecer una experiencia divertida, pero cuando tras varias horas de juego no se encuentra ni un solo motivo que nos haga ver a Pandora como una alternativa a Civilization, parece evidente que algo está fallando.

El ser humano tiende a ofrecer resistencia al cambio, de ahí el dicho “mejor lo malo conocido que lo bueno por conocer”, pero cuando tenemos la certeza de que lo bueno es lo conocido, y descubrimos que lo malo es precisamente lo está por conocer, el mero hecho de plantearse el cambio, carece de sentido.

Lo mejor:

Lo mejor:

  • Utiliza mecánicas de juego de éxito ya contrastadas que resultan muy atractivas para los amantes de la estrategia por turnos.
  • El repertorio de armamento y mejoras tecnológicas probablemente sea su mayor virtud.

Lo peor:

Lo peor:

  • No hemos sido capaces de encontrar una sola característica que supere a Civilization, la obra en la que se basa.
  • El planteamiento de base en más sencillo y directo, algo que podría haber sido una fortaleza si no hubiera un empeño por imitar hasta la última de las opciones disponibles.
  • La IA es caótica e impredecible, y tanto las esfuerzos diplomáticos como nuestras decisiones de interacción, suelen ser intrascendentes.
  • El sistema de evolución y mejora de unidades está mal planteado.
  • Las tensiones territoriales pierden fuerza al poder transformar libremente los distintos tipos de casillas.
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