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Los otros 'Argumosa 11': bloques de Lavapiés en lucha contra la especulación en el centro de Madrid

Fachada del edificio del edificio de Argumosa 11, donde desde hace dos meses cuelgan carteles de protesta. / Olmo Calvo

Patricia Rafael

Cuando Teresa Sarmiento, de 68 años, empezó a contar a los medios de comunicación lo que le estaba ocurriendo se sintió sola. Era marzo. Había empezado a hacer cajas para ir guardando las pertenencias de los 20 años que llevaba viviendo en un piso de Argumosa 11. Mantenía reuniones con los servicios municipales del Ayuntamiento, donde le decían que la lista de espera para una vivienda social era larga. Y sobre todo trataba de que sus vecinos hicieran frente común ante la decisión de la propiedad de no renovarles los contratos de alquiler tras más de dos décadas, en muchos de los casos, residiendo en el edificio.

Cinco meses después, Teresa ya no se siente sola. Lo que vivió el jueves a la puerta de su portal, cuando la movilización ciudadana logró aplazar el desahucio de una de sus vecinas, Josefa Santiago, le ha hecho tener muchas esperanzas. Y sabe que todo ello ha sido posible gracias al apoyo de colectivos sociales y vecinales, como el Sindicato de Inquilinas de Madrid, a Plataforma de Afectados por la Hipoteca de Centro Madrid y Lavapiés ¿dónde vas?. “Ellos son los que están tirando de nosotros y nos están dando toda la fuerza y el apoyo”, explica Teresa.

Al poco tiempo de empezar a salir en los medios, el Sindicato de Inquilinas de Madrid mantuvo una reunión con alguno de los vecinos de Argumosa 11. Les explicaron cómo podían resistir y rebelarse a que les expulsaran de su barrio. Un integrante del colectivo de Barcelona les contó cómo un bloque había logrado con la unión y la movilización permanecer en sus casas y negociar nuevos contratos con la propiedad.

Visibilizar la lucha

Apenas unos días después, el 21 de abril, varios vecinos de Argumosa 11, apoyados por los colectivos, colgaron los enormes carteles de su fachada que han convertido el bloque, junto al de Olmo 35, ambos en el madrileño barrio de Lavapiés, en símbolos de la lucha vecinal contra la especulación en el centro de la ciudad. A Teresa comenzaron a unirse vecinas como Pepi, Rosi, Gloria o Jorge, que decidieron plantar cara a lo que les estaba ocurriendo.

Los colectivos comenzaron a celebrar asambleas semanales en las que ir contando lo que iba ocurriendo afectados y que vecinos que pudieran estar en la misma situación empezaran a dar a conocer sus casos. En la segunda de ellas estaba Francisco Rodríguez, de 83 años, a quien tras 11 residiendo en la misma casa y cuatro décadas regentando un bar en el mismo inmueble, la nueva propiedad del edificio le había comunicado que no renovaría su contrato. Junto a su vecino, José Arteaga – los dos únicos inquilinos del inmueble– y el apoyo de las plataformas decidió que su bloque también se uniera a la resistencia vecinal contra la especulación. Y como en Argumosa 11, grandes carteles apelando a toda persona que pasa bajo ellos cuelgan en la fachada desde ese día para contar qué ocurre: “Vecina, despierta, especulan en tu puerta” o “El barrio para quien lo habita”.

“En las asambleas de los miércoles, que siempre celebramos en el centro de La Canica, vemos cada día caras nuevas y de manera intermitente van llegando otros casos”, explica Fernando Bardera, integrante de Lavapiés ¿dónde vas? El apoyo de las asociaciones ha hecho que muchos afectados se hayan quedado en sus casas a pesar de que sus contratos hayan terminado. Ninguno encuentra alquileres asequibles a sus rentas en el barrio y mantienen la esperanza de poder negociar nuevas rentas.

Desde hace tres semanas, los colectivos y vecinos mantienen reuniones periódicas con el Ayuntamiento, quien se ha implicado en el asunto y también ha celebrado encuentros con las propietarias de ambos inmuebles para tratar de mediar y que los vecinos puedan permanecer en sus casas. Por el momento, las celebradas con Rosales 2009 SL, una de las dos empresas propietarias de Olmo 35, han sido positivas y los vecinos están a la espera de sentarse a negociar las condiciones de los nuevos contratos, que esperan que permitan que tanto José como Francisco puedan permanecer en sus casas.

Las encuentros celebrados con los representantes de la propiedad de Argumosa 11 no se han concretado más allá de que se estudiará caso por caso y la oferta de una rebaja del 15% del precio de mercado de los alquileres, lo que en la práctica supondría para la gran mayoría de los afectados que sus rentas se vieran duplicadas.

“Es un proceso especulativo que no solo afecta a Argumosa 11 y Olmo 35, sino que estamos convencidos de que hay muchos más casos que poco a poco irán apareciendo y la única manera de tratar de parar lo que está ocurriendo es que los casos se hagan visibles y que los vecinos de unan”, subraya Bardera.

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