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El gráfico sobre la evolución de la contaminación durante Madrid Central que desmiente a Martínez-Almeida

Raúl Rejón / Ana Ordaz

“No voy a aceptar ni una sola lección de la izquierda en la lucha por la calidad del aire (...). Aquí están los datos”. Así ha presentado el alcalde de Madrid José Luis Martínez-Almeida un gráfico sobre “evolución de la contaminación por NO2. La idea que mantiene el Ayuntamiento sostenido por el PP, Ciudadanos y Vox es que la zona de bajas emisiones, Madrid Central, ha hecho crecer la polución. Un gráfico sin unidades ni referencia temporal. Con nula referencia a los valores de concentración de ese gas y sin especificar a qué escala se remite: ¿media mensual? ¿Valores diarios? ¿Valor máximo medido? Además, no es una cronología ni una evolución, sino una foto fija.

Menos tóxico en el aire 

Madrid Central arrancó el 1 de diciembre de 2018 con una media en toda la red de medición por encima de los 55 microgramos de dióxido de nitrógeno y ha terminado el 30 de junio de 2019 –en plena ola de calor– con el promedio de la ciudad por debajo de 30 microgramos, según los datos del Ayuntamiento. Esa ha sido la evolución cronológica general de los siete meses de la zona de tráfico restringido por motivos de calidad del aire. 



El gráfico utilizado por el alcalde no muestra una evolución del comportamiento de las estaciones medidoras mientras ha funcionado esta medida. Refleja un porcentaje de incremento o descenso, pero no explica si es respecto a la concentración media mensual o los valores diarios del gas ni da los valores absolutos. De hecho, lo que sí aparece es qué puntos de gran concentración como la estación dentro de Madrid Central (plaza del Carmen) o cercanas como Castellana o Retiro tienen porcentajes negativos. Las peores, según su presentación, son en puntos de la ciudad eminentemente verdes como la Casa de Campo o El Pardo, donde los niveles de contaminación son siempre muy bajos. En el gráfico da la impresión de que en esos medidores hubiera mucha contaminación, pero lo que hay es un aumento de la misma desde valores ya de por sí bajos.  

El anuncio del fin de las multas

Un aspecto que se ha revelado esencial en la aplicación de esta zona de bajas emisiones ha sido el sistema de sanciones para los infractores. Tanto, que el recién estrenado Ayuntamiento ha considerado que suspendiendo las multas se paralizaba Madrid Central. Tanto, que el gráfico exhibido por Martínez-Almeida hace referencia a una fecha: 18 de junio. ¿Por qué? Ese día el alcalde avanzó que aplicaría dos meses de moratoria en las sanciones desde el 1 de julio a finales de septiembre. La curva de concentración media de NO2 repunta a partir de ese día, según la base de datos municipal. 



De igual manera, Madrid Central estuvo en fase de pruebas, sin sanciones, desde el 1 de diciembre al 15 de marzo. Tres meses y medio. La evolución del dióxido de nitrógeno en el aire madrileño experimentó un fuerte descenso en su valor promedio desde que las multas se hicieron reales a mediados de marzo: en abril llegó a 31 microgramos y en mayo a los 24. El 26 de ese mes se celebraron las elecciones municipales. El 15 de junio, Martínez-Almedia asumió como alcalde con los votos del PP, Ciudadanos y Vox.

Además, el político del PP ha aludido a fallos en los sistemas de multa para apuntalar su decisión de eliminarlas durante, al menos, dos meses. En realidad, un informe municipal –de 24 de junio– ha establecido después que los errores solo afectaron a los vehículos sin etiqueta ambiental y señala que la empresa concesionaria había “corregido” los errores “que no han vuelto a ser detectados en los controles sistemáticos”.

Año seco, año lluvioso

Lo que tampoco ha tenido en cuenta el alcalde en su gráfico ha sido el contexto atmosférico de probada influencia en la acumulación de dióxido de nitrógeno en la atmósfera. Los datos de precipitaciones en Madrid evidencian que, mientras en el curso 2017-2018 se vivieron meses especialmente húmedos, en el mismo periodo un año después (2018-2019) se han encadenado largas temporadas extremadamente secas, lo que convierte el descenso de contaminación tras el impulso de Madrid Central en aún más notable.

Entre diciembre de 2017 y junio de 2018, sobre la ciudad se registraron 457 litros por metros cuadrado de lluvia acumulada. Un curso después, en ese tiempo se han registrado 124 litros, según los datos de la Agencia Estatal de Meteorología. Los picos de NO2 en la atmósfera que han activado el protocolo anticontaminación de Madrid han terminado por conocerse como nitrogenazos. Estos episodios, que han hecho que se limitara la velocidad, se prohibiera estacionar en el centro y, finalmente, circular a determinados vehículos, están asociados a épocas de casi nulas precipitaciones, escaso viento e inversión térmica experimentados, sobre todo, en invierno. Y a pesar de las circunstancias desfavorables, la contaminación descendió con la aplicación de Madrid Central.

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