Los 'Kamikaze', condenados a pagar 120.000 euros por el alquiler del Pavón durante el cierre de la pandemia

El juzgado de Primera Instancia número 99 de Madrid ha condenado a Producciones Por Hacer S.L. —productora de la compañía Kamikaze Teatro— a pagar 117.433 euros más IVA a José Maya, dueño del Teatro Pavón, por el impago del alquiler durante once meses y medio. El juicio se celebró el pasado febrero y hace unos días la sentencia ha determinado que la compañía de teatro dejó de pagar el alquiler del reconocido espacio escénico desde marzo de 2020, momento en el que se declaró el estado de alarma en España para resistir a la pandemia del coronavirus. Siguió sin abonar las rentas hasta el 25 de marzo de 2021, cuando la compañía reconocida con el Premio Nacional de Teatro 2017 entregó las llaves al propietario del teatro, aunque el contrato terminaba cuatro meses después, en julio. Kamikaze ya había anunciado el cierre a finales de 2020.
El juez de Primera Instancia ha determinado que la productora de Kamikaze debe 77.786,4 euros por las rentas de abril a agosto de 2020 (15.575,28 euros por cada uno de los cinco meses). Y 140.177, 52 euros por el impago del alquiler entre septiembre de 2020 a febrero de 2021 (23.362,92 euros por cada uno de los seis meses). También deben 19.469,1 euros por 25 días de marzo de 2021 (a razón de 778,764 euros por día). A estas cantidades debe añadirse el IVA proporcional. El dueño del Teatro Pavón, José Maya, decidió rebajar al 50% la renta durante la declaración del estado de alarma, entre los meses de abril y agosto de 2020. También redujo al 75% las rentas entre septiembre de 2020 y abril de 2021.
La conclusión que toma el juez es que sus inquilinos de entonces deben al dueño del Teatro Pavón 237.433 euros más IVA. A esta cantidad se le resta la fianza y el depósito aportado por Kamikaze, un importe de 120.000 euros. La sentencia no es firme y desde la productora dudan si recurrirla o no.
Pandemia contra el teatro
El proyecto de Miguel del Arco, Israel Elejalde, Aitor Tejada y Jordi Buxó en el Pavón tocaba a su fin con un comunicado de despedida, el
21 de diciembre de 2020, después de cinco años de trabajo. La compañía se quedó sin casa propia y la quiebra de uno de los proyectos más respaldados por el sector, la crítica y el público demostró que la crisis financiera causada por la pandemia iba a cebarse con el teatro independiente y las salas de cine.
Aquel día los componentes de la compañía no explicaron cuáles eran los motivos del cierre, aunque reconocían una “gigantesca tristeza” por la decisión. Las funciones continuaron hasta el 30 de enero de 2021, con la obra Yo soy el que soy. Ahora se sabe que no había margen económico para superar el cierre de la sala, perder la taquilla y sufragar el alquiler del ilustre Teatro Pavón. Los miembros consultados han declinado hacer declaraciones a elDiario.es sobre la sentencia que los condena a pagar estas rentas.
Los Kamikaze se defendieron en el juicio alegando que en el contrato de arrendamiento se preveía la suspensión de la obligación de pago de la renta en todos aquellos supuestos en los que la finca no hubiera podido utilizarse. La cláusula IX del contrato hacía efectiva la suspensión del contrato en caso de que la finca fuera “inhabilitable”. Sin embargo, el juez ha determinado que la cláusula hace referencia a los casos en los que la finca resulte inhabitable, es decir, aquellos en los que el deterioro físico del edificio no pueda usarse. “No incluyéndose en dicho supuesto la circunstancia externa ocurrida de que se declarase un estado de alarma que impidiese que pudiesen acudir espectadores a las salas de teatro y cine”, indica el magistrado.
Además, los dueños de la compañía alegaban que dejaron de abonar las mensualidades durante los meses de estado de alarma porque “el Teatro Pavón estuvo totalmente cerrado al público sin poder utilizarse”. “No se puede justificar el impago alegando una perturbación de hecho de derecho imputable al arrendador, como pueda ser la falta de reparación de desperfectos que afecten a la habitabilidad”, añade la sentencia.
La crisis se llevó por delante uno de los proyectos más valientes y reconocidos con ayudas de Ayuntamiento de Madrid y Comunidad de Madrid, pero no fue el único. Nunca antes el sector cultural perdió tantos puestos de trabajo como en 2020: 42.100 trabajadores menos que en 2019, según los datos de la Encuesta de Población Activa del Instituto Nacional de Estadística (INE). Se destruyó más empleo en un año que cualquiera de los cuatro años de la anterior crisis financiera.
La desaparición del proyecto de Kamikaze del Teatro Pavón ha dejado al propio espacio en serias dificultades. Amaya Curieses, propietaria junto con Pepe Maya del teatro, vendió por 2,1 millones de euros su mitad a Oliver García Leo, empresario cárnico leonés y conocido inversor inmobiliario en Madrid. Era el punto final a una sociedad que funcionaba desde 1999, cuando juntos compraron aquel edificio en ruinas y abandonado. Una vez lo acondicionaron y levantaron, la Compañía Nacional de Teatro Clásico lo tomó como sede durante 13 años, antes de que llegara la compañía Kamikaze, en 2016. Ahora el Grupo Teatros Luchana es el nuevo arrendatario del emblemático teatro.
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