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El espejo de Londres para la Policía comunitaria de Madrid

El comandante Julian Bennet y el inspector Nicholas Fallowfield, de la Metropolitan Police de Londres.

Rodrigo Ponce de León

“La policía Local de Madrid está en el camino de conocer mejor a su comunidad y conectar con los ciudadanos. Es un reto cultural para ambas partes, policías y ciudadanos. Hay que cambiar la visión para hacer un trabajo policial con la comunidad y no sobre la comunidad. Si se hace de la segunda manera, con un alto grado de arrogancia, será un fracaso”. Así explica el comandante de la Policía Metropolitana de Londres, Julian Bennet, una de las ideas que ha compartido, junto al inspector Nicholas Fallowfield, en un seminario sobre policía comunitaria con los agentes de la Policía Local de Madrid.

Los oficiales de la policía inglesa han venido a Madrid para el curso internacional sobre policía comunitaria, organizado por el Centro Integral de Formación de Seguridad y Emergencias.

Este seminario de dos meses está integrado en el marco regulado por el Plan Director, que busca la implantación de un cuerpo de agentes que “proporcionen servicios policiales descentralizados y personalizados” y “ desarrolle sus funciones sobre todo en el ámbito preventivo”. Además de los oficiales de la policía londinense participan agentes de Badalona, Ámsterdam y del Cuerpo Nacional de Policía.

La Policía Metropolitana de Londres tiene una larga experiencia en el desarrollo de agentes comunitarios en ámbitos multiculturales. “Londres es una ciudad muy diversa, tenemos 200 lenguas diferentes. Hay 629 barrios en una ciudad con 9 millones de habitantes. Una de nuestras primeras tareas es entender cómo es cada área a través de su demografía. Cuáles son sus problemas, porque son diferentes de un barrio a otro”, explica el comandante Bennet.

En el mismo sentido, el inspector Fallowfield añade que lo primero que hay que hacer para poner en marcha una policía comunitaria es “conocer quién y cómo es tu comunidad, que está continuamente cambiando. La gente no deja de entrar y salir en los barrios. Tienes que saber cuántas nacionalidades diferentes hay, entender cuáles son sus preocupaciones y sus problemas en materia de seguridad mediante un diálogo continuo. Después, se priorizan conjuntamente con los ciudadanos los problemas a los que se va a dar solución. Finalmente, explicar a los vecinos lo que se va a hacer y los resultados”.

Prioridades vecinales

El oficial británico admite que puede haber conflictos entre las prioridades de la policía y la de los de los vecinos. La solución es “centrarse en las áreas en las que se coincide. Si es importante para la comunidad tiene que ser importante para la Policía. No podemos pensar solo en terrorismo o en asesinatos. Una buena parte del trabajo de los agentes es solucionar los problemas de un barrio”, explica el comandante.

“Es comprensible que haya algunos agentes de policía que se resistan a esta nueva forma de trabajar pero nuestra obligación como servicio público es atender a las necesidades de los habitantes de Londres. Es lo que hacemos”, añade.

De todas maneras, el inspector Fallowfield insiste en la importancia del papel de los agentes de la Policía comunitaria, que puede tener impacto en ámbitos como la lucha contra el terrorismo: “Si escuchamos a la gente, entendemos sus problemas y nos preocupamos por solucionarlos, confiaran más en nosotros y nos darán mucha más información en asuntos tan importantes como el terrorismo. Por ejemplo, cómo y dónde los jóvenes se radicalizan en determinadas zonas o quiénes se han marchado a otros países y han vuelto”.

5.000 jóvenes voluntarios

Las preguntas que más hicieron los agentes españoles a sus homólogos ingleses durante la clase fueron alrededor del voluntariado. “En Londres, contamos con 30.000 agentes y tenemos 10.000 voluntarios, de los que 5.000 son jóvenes, de 13 a 19 años. Los llamamos cadetes de policía, que hacen un servicio voluntario con uniforme. No pueden arrestar a la gente. Dedican varias horas a la semana al servicio, a relacionarse y conectar con la gente de su comunidad, lo que los convierte en fantásticos embajadores, y, en cierta manera, también son representantes de sus comunidades”, comenta el oficial Bennet.

La diversidad es un elemento esencial para conseguir la confianza de las comunidades vecinales de una sociedad multicultural como Londres. El comandante comenta que “entre nuestros jóvenes voluntarios, la mitad son chicos y la otra mitad, chicas. El 45% son de raza negra u otras minorías raciales. Vienen de familias y comunidades que han mostrado históricamente cierta desconfianza con la Policía. Trabajar con estos jóvenes nos permite llegar a otra gente y crear un área de confianza mutua”.

¿Cómo conseguir que los jóvenes se involucren en este tipo de voluntariado? Según el comandante Bennet “funciona el boca a boca. Los jóvenes hablan con sus amigos en la escuela o en las calles de sus barrios”. Además, aclara el inspector Fallowfield, “los jóvenes se divierten en los cursos de formación. Aprenden cómo trabaja la Policía, cómo son las operaciones policiales, tienen experiencias que difícilmente podrían tener en su vida normal. Se ha convertido en algo muy popular lo que explica que hayamos crecido de 2.000 a 5.000 cadetes en solo unos años”.

Tener una actitud para el diálogo y la escucha en ámbitos multiculturales no significa flexibilidad con la Ley, insisten ambos oficiales de Policía: “Un delito es un delito y la Ley británica es igual para todos”.

Presupuestos restringidos

Como la mayoría de las instituciones públicas en Europa, la Policía Metropolitana de Londres también sufre recortes y las exigencia de un presupuesto cada vez más restringido. Por este motivo, los voluntarios se han convertido en un elemento doblemente necesario: conectan mejor con la sociedad donde trabajan y permiten ahorrar mucho dinero.

“Tenemos varias figuras voluntarias pero nuestro objetivo es llegar a los 3.200 oficiales especiales en Londres en 2020. Los oficiales especiales son profesores, oficinistas o electricistas entre semana que se convierten en agentes voluntarios durante unas horas el fin de semana. Tienen la misma autoridad que un agente normal pero trabajan sin cobrar. Suelen ser ciudadanos conocidos por la comunidad, por lo que se convierten en una vía muy buena para lograr la confianza de los vecinos. Nos podemos ahorrar 750.000 horas anuales en patrullas gracias a estos voluntarios”, argumenta el comandante Bennet.

Otro de los proyectos de éxito que han puesto en marcha en Londres es Police Now: cada año un grupo de estudiantes recién graduados de la Universidad trabaja en los barrios más complicados centrados en la resolución de un proyecto concreto durante tres meses. Al cabo de dos dos años, pueden elegir si siguen en el cuerpo de Policía o entran en alguna de las organizaciones privadas que trabajan con los agentes en la prevención del crimen. El programa ha tenido tanto éxito que se va a expandir con carácter nacional.

La ciudades van cambiando. La inmigración y las nuevas estructuras sociales van definiendo con nuevas fórmulas de convivencia los barrios de Madrid. El nuevo reto de la Policía Local de Madrid es adaptarse a una nueva mentalidad para trabajar con una pluralidad social, cultural, lingüística y política cambiante de la ciudadanía madrileña, aunque la Ley seguirá siendo igual para todos.

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