Aparecen 90 gatos pintados a mano en distintos puntos de Recoletos y el Paseo del Prado
Quienes pasen estos días por el Paseo del Prado se encontrarán entre las zonas ajardinadas con unas particulares colonias felinas. Nada menos que 90 gatos pintados a mano que tienen detrás un código QR que enlaza a un mapa donde se explica la localización de los gatos y los lugares de interés donde han decidido vivir las familias gatunas. El lema de la acción es Los gatos de Madrid te enseñan Madrid.
Detrás de cada ejemplar felino está la mano de un alumno de La Artigua, una academia de Tetuán que habitualmente participa de acciones artísticas en el distrito y que, en esta ocasión, ha decidido salir de excursión por el Madrid más turístico con esta estupenda intervención efímera.
Cayetana, una de las fundadoras de La Artigua y cerebro detrás de la acción, nos cuenta que “la idea es sacar la pintura a la calle. Los gatos están colocados en cinco puntos en el eje Colón-Atocha”.
La comunidad artística de la academia acostumbra a darnos estas sorpresas. En Tetuán, aún se recuerda la pléyade de gallinas primorosamente pintadas sobre cartón que aparecieron en la zona ajardinada abandonada de la placita sin nombre que hay en la calle Hierbabuena, muy cerca de su sede. En aquella ocasión, el arte sirvió para llamar la atención sobre el estado de abandono de uno de los espacios peor tratado del distrito, a medio camino entre la plaza infradotada y el solar urbano. Un lugar que, por cierto, se ha barajado históricamente para albergar el centro de salud del barrio y que pronto podría ser rebautizado como Plaza de María Moliner en honor a la ilustre vecina del barrio de Cuatro Caminos.
Posteriormente, llevaron a cabo una acción similar en la Dehesa de la Villa, que que fue colonizada por un centenar de enanos de jardín. En esta acción ya aparecieron en escena los códigos QR, que enlazaban con un mapa del bosque y la distribución de las familias.
Si tegustan los gatos (o el arte) acércate antes de que llueva a a Recoletos y el Prado, que a los gatos de cartón, como a los de verdad, les espanta el agua.
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